Eduardo Galeano: compasión con “los nadies” en clave de utopía (1)

11 de Setiembre de 2020

[Por: Juan José Tamayo]




Dedico este artículo a la memoria del gran poeta salvadoreño Roque Dalton, entrañable amigo de Galeano, quien le dedicó el poema “Homenaje a la poesía”, donde llama criminales a los camaradas del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) que lo asesinaron mientras dormía en 1975, y a sus hijos Roque Antonio (desaparecido durante la guerra civil), Juan José y Jorge, que llamaban tío a Galeano por la estrecha amistad que le unía con su padre

 

El 13 de abril, en plena pandemia provocada por la covid-19 y en medio del confinamiento de la mayoría de la población mundial, conmemoramos en silencio y con profundo respeto y reconocimiento el quinto aniversario del fallecimiento del escritor uruguayo Eduardo Galeano. El 3 de septiembre pasado hemos celebrado el ochenta aniversario de su nacimiento. Cultivó diferentes géneros literarios: narrativa, poesía, ensayo y crónica con gran maestría literaria, con frecuencia sin respetar las fronteras entre ellos. Tras el golpe militar de 1973 en Uruguay se exilió en Argentina y España y volvió a su país en 1985. Galeano vivió y pensó la compasión con los condenados de la tierra, que él llama “los nadies”, en clave de utopía.

 

“Las venas abiertas”, el libro que despertó mi conciencia liberadora

 

El primer libro de Galeano que leí y despertó mi conciencia liberadora fue Las venas abiertas de América Latina, publicado en 1971 por la editorial Siglo XXI, que escribió a los 31 años en “noventa noches cargadas de cafeína”, como él mismo confiesa. Ha sido traducido a veinte idiomas y cuenta con numerosas ediciones en castellano y estuvo prohibido en Argentina, Uruguay y Chile durante sus respectivas dictaduras. Él me abrió las puertas al conocimiento de América Latina, desde América Latina, no desde Europa, desde el continente colonizado, no desde la España colonizadora, desde los pueblos conquistados incluso a lazo, no desde los conquistadores, desde el Sur, no del Norte, desde el reverso y desde abajo de la historia, no desde las grandes torres y campanarios de las iglesias españolas. 

 

El escritor alemán Heinrich Böll, autor de Opìniones de un payaso y Premio Nobel de Literatura en 1982, hizo la siguiente valoración del libro de Galeano en una  conferencia en Colonia en 1976: “En los últimos años he leído pocas cosas que me hayan conmovido tanto”. Similar conmoción me produjo su lectura por esas fechas durante la redacción de mi tesis doctoral, muy marcada por la lectura del libro.

 

“Escribí Las venas –afirma Galeano- para difundir ideas ajenas y experiencias propias que quizás ayuden un poquito, en su realista medida, a despejar los interrogantes que nos persiguen desde siempre: ¿es América Latina una región del mundo condenada a la humillación y a la pobreza? ¿Condenada por quién? ¿Culpa de Dios, culpa de la naturaleza? ¿No será la desgracia un producto de la historia, hecha por los hombres y que por los hombres puede, por lo tanto, ser deshecha? Este libro fue escrito con la intención de divulgar ciertos hechos que la historia oficial, historia contada por los vencedores, esconde o miente… Creo que no hay vanidad en la alegría de comprobar, al cabo del tiempo, que Las venas no ha sido un libro mudo”

 

El libro es un estremecedor y certero retrato en blanco y negro de la historia del continente latinoamericano caracterizada por el colonialismo, le negación de la identidad cultural de los pueblos originarios, la corrupción de los dictadores, el subdesarrollo, la pobreza, las desigualdades crecientes, la explotación económica, la depredación de la naturaleza, la destrucción del tejido social ancestral, pero también por el pluriverso, étnico-cultural y religiosa y la biodiversidad. 

 

Fue escrito desde la teoría de la dependencia que entonces estaba desarrollándose en América Latina y en cuya elaboración participó Henrique Fernando Cardoso, que, como presidente de Brasil de 1994 a 2002, aplicó a Brasil la economía neoliberal contraviniendo sus aportaciones de la década de los 60 y principios de los 70 del siglo pasado. Lo que aquella teoría mostraba era que el subdesarrollo de América Latina no era una etapa previa al desarrollo, que se lograría aplicando los procesos seguidos por el Primer Mundo, sino que era la consecuencia del desarrollo de los países del Norte. Y así fue desde el comienzo de la conquista en que, como afirma Galeano: 

 

“Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: ‘Cierren los ojos y recen’. Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia”. 

 

En una memorable entrevista con El Loco de la Colina en 2003 con motivo de la invasión de Iraq por Estados Unidos con el apoyo de Tony Blair y José María Aznar, Galeano calificó nuestra época como “la más loca de la historia” porque que se estaban utilizando los mayores recursos para el exterminio del prójimo y del planeta. La guerra contra Iraq nació de una gran mentira y el resultado fue la condena a muerte de centenares de miles de muertos.

 

“Los nadies” y su utopía de salir de pobres

 

En esta efemérides celebrativa del nacimiento de Galeano he vuelto a leer su poema “Los nadies” y me ha hecho comprender parte de la situación que estamos viviendo en la pandemia: que no afecta a todas las personas, a todos los grupos sociales, a todos los pueblos, a todos los continentes por igual, que los hay más vulnerables que otros. Son “los nadies”, con quienes el escritor uruguayo Galeano practicó la compasión, esa virtud bajo sospecha, como afirma Aurelio Arteta en su libro  del mismo título y que constituye la base de la ética, como reconociera Schopenhauer, y el fundamento de los juicios morales, como afirmara Herbert Marcuse en conversación con Jürgen Habermas unos días antes de morir. Me permito citar el poema completo: 

 

“Sueñan las pulgas con comprarse un perro 

y sueñan los nadies con salir de pobres, 

que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, 

que llueva a cántaros la buena suerte; 

pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, 

ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, 

por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, 

o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.

Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la

liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:

Que no son, aunque sean.

Que no hablan idiomas, sino dialectos.

Que no hacen arte, sino artesanía.

Que no practican cultura, sino folklore.

Que no son seres humanos, sino recursos humanos.

Que no tienen cara, sino brazos.

Que no tienen nombre, sino número.

Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica

roja de la prensa local.

Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata”.

 

Juan José Tamayo es teólogo y director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones “Ignacio Ellacuría”, de la Universidad Carlos III de Madrid. Su último libro es Hermano Islam (Trotta, 2019). En noviembre aparecerá su libro La extrema derecha de Dios: La Internacional cristo-neofascista del odio (Icaria, Barcelona, 2020).

 

Imagen: https://lamenteesmaravillosa.com/eduardo-galeano-biografia-de-un-libertario/ 

 

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