El síndrome de Pinocchio

04 de Setiembre de 2020

[Por: Eduardo de la Serna]




En tiempos del Imperio Romano, las relaciones interpersonales podían explicarse fácilmente. Las había de dos tipos: cuando era entre iguales, se la llamaba “amistad” (con lo que es evidente que el término se utilizaba de un modo muy diferente al utilizado entre nosotros) y cuando era entre desiguales, era de “patrón-cliente”. El cliente siempre estaba subordinado y en deuda con el patrón (de aquí deriva la categoría “clientelismo”). Ahora bien, salvo en las dos puntas, cualquiera siempre era patrón de alguien y cliente de alguien. En la base de todo estaban los esclavos (los mendigos eran más despreciados aun, pero la situación era diversa) que eran siempre y solo “clientes”, solo debían y nadie les debía. En la cima, en cambio, el Emperador, que no debía nada a nadie y todos le estaban sometidos

 

 

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