[Por: Tere y Luis Van de Velde]

…) Es un tanto curioso que el pueblo declaró “santo” a Monseñor Romero a partir de su asesinato y que el Papa Francisco ha beatificado y luego canonizado a Monseñor, tratándose de un obispo que “no le tiene miedo al conflicto” como consecuencia de la aplicación fiel del Concilio, de Medellín y de Puebla.  Ahora, después de la canonización, parece aun más extraño.  Monseñor estaba muy consciente que en la arquidiócesis se vivía “una evangelización muy comprometida, sin miedo.  Evangelización exigente que señala peligros y que renuncia a privilegios, y que no le tiene miedo al conflicto cuando ese conflicto lo provoca nada más la fidelidad al Señor.”  ¿Cómo ha sido posible que se proclame santo a un arzobispo que ha sido la máxima expresión de una dinámica eclesial conflictiva?  El conflicto no era con el gobierno, decía Monseñor, sino que la Iglesia estaba al lado del pueblo, que estaba en conflicto con el gobierno…

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