24 de Julio de 2020
[Por: Consuelo Vélez | Religión Digital]
El año pasado comentando en clase que el Papa Francisco en 2016 había elevado la memoria de María Magdalena a la solemnidad de “Fiesta” porque ella fue Apóstola (así la llamó Santo Tomás) igual que los demás apóstoles; una estudiante, muy emocionada por conocer la verdadera historia de María Magdalena, dijo que lo iba a contar en su comunidad para que al otro día celebraran esa fiesta con la solemnidad que merecía. A la siguiente clase le pregunté cómo le había ido con la celebración y me dijo, con gran pesar, que en su comunidad no habían estado de acuerdo porque, a fin de cuentas, ella había sido una pecadora arrepentida y no podía estar a la altura de los apóstoles. De nada sirvió que la religiosa les explicará la comprensión actual sobre su figura; fue más fuerte la tradición recibida y sus hermanas religiosas no estaban dispuestas a cambiarla…
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