25 de Junio de 2020
[Por: Francisco José Bosch]
Todas las generaciones han jugado sin pausa al juego de la repetición. El ‘otra vez’ de los pequeños, el ‘una historia más’ de los primates acurrucados en torno al fogón mientras una anciana cuenta sus historias, la siempre nueva experiencia antigua de la vida que vence a la muerte. Desde esa piedra angular, se fundó el cristianismo y se sostiene la esperanza en cada tempestad. De ese juego nace la idea de la Tradición con T mayúscula, el corazón de nuestra fe que nos exige ser creativamente fieles en cada tiempo.
La tradición de ser radicales: ir a la raíz
‘Me permito una intuición. A ustedes les tocará ajustar y corregir o no, pero es una intuición que la dejo a la mano de ustedes, sino quieren equivocarse en el camino para América Latina, la palabra es “mestizaje”. América Latina nació mestiza, se conservará mestiza, crecerá solamente mestiza y ese será su destino’.
Francisco a la pontificia academia para América Latina, Vaticano, 4 de marzo de 2019.
En el siglo XX en NuestrAmérica desplegó un aporte singular al mundo. Desde las voces de lxs de abajo y su manera de ver el mundo, irrumpieron la educación popular que cambio la lógica colonial del aprendizaje, el realismo mágico de vagabundos y locas que narró con otras miradas el mundo, y la teología de la liberación que recuperó la potencia transformadora de la fe cuando no se la separa de la vida.
El año 1982 un teólogo del fin del mundo escribía sus ideas sobre la Iglesia, reivindicando el dinamismo del espíritu desde este lado del mundo, manifestado en la mezcla, en la complejidad de los encuentros y desencuentros de Dios en nuestra historia. Este teólogo, que ahora pinta canas y más de 80 años, sería silenciado unos años después. El vaticano, en voz de Ratzinguer, afirmaba en 1985: ‘El depositum fidei, para continuar siendo sal de la tierra que nunca pierde su sabor, debe ser fielmente conservado en su pureza, sin que su comprensión caiga en un proceso dialéctico de la historia y en la orientación del primado de la praxis’.
La historia posterior es del todo conocida. Europa silencia la voz de Leonardo Boff, un latinoamericano. Pero Dios y sus vientos, mueven la historia. Hoy un papa del fin del mundo incomoda al centro con las voces de la periferia, borronea las fronteras, confunde las definiciones claras y distintas. Y justo en este tiempo, un equipo de jóvenes que no habíamos nacido cuando Boff fue silenciado, nos apasionamos en sistematizar las voces de lxs de abajo, su polifonía creyente, en un libro y audiovisual que terminó por llamarse ‘Bendita Mezcla’. Y por los regalos del buen Dios, ese hombre conmovido por las venas de América Latina, llamado al silencio por el poder y enamorado de la ‘ternura cósmica’, se encuentra con el proceso que habíamos hecho, lee el libro y realiza un prólogo a inicios de este año:
Al terminar de leer este impresionante libro de Francisco J. Bosch - Bendita Mezcla - naturalmente me vinieron a la memoria dos figuras fundamentales de nuestra fe.
La primera fue la de un joven de la jeneusse dorée de la ciudad de Asís que, de repente, abandonó todo, se integró al mundo de los leprosos y salió por el mundo cantando, danzando, llamando a todos los seres con el dulce nombre de hermanos y hermanas, y gritando: ‘El Amor no es amado, el Amor no es amado’. Se refería, obviamente, a Jesús. Fue considerado loco. Y el mismo, cuando las autoridades del Vaticano quisieron imponerle una regla a todo su grupo, dijo: No quiero que me hablen de San Benito, ni de San Agustín, porque Dios quiso que hubiera ‘un nuevo loco en este mundo’ (Deus voluit quod ego essem novellus pazzus in huius mundi).
Su locura consistía en ser lo más pobre de los pobres para poder estar libre y cercano a los pobres. Anunciaba el evangelio en lenguaje popular y no en latín. Era San Francisco de Asís, como dicen, el ‘ultimo cristiano’ o ‘el primero después del Único’.
La otra figura que me vino a la mente, y esta es la principal, fue Jesús de Nazaret. Igual que su padre José, era un artesano de la construcción. De repente salió de su casa y por los caminos anunciaba una gran alegría para todo el pueblo: ‘El tiempo de la espera expiró. El Reino de Dios fue aproximado. Convertíos y crean en esta buena noticia’ (Mc 1,15).
Todos se ponen perplejos. El Evangelio de San Marcos nos recuerda que ‘los suyos salieron para agarrarlo. Porque decían: él está loco’ (Mc 3,21).
Esta locura es la verdadera sabiduría divina que supera las conveniencias de este viejo mundo y proyecta lo nuevo: dar centralidad al amor incondicional y a la presencia amorosa y liberadora de Dios en medio de los pequeños, y a partir de los pequeños.
En este espíritu, se inscribe la práctica de Francisco, el latinoamericano, escuchador de las comunidades cristianas de base. Bien lo expresó Víctor Codina en su presentación: él es “una mezcla de músico, poeta y loco”. Yo añadiría, todo esto y principalmente, es un místico. Es propio de los místicos ver y sentir a Dios en lo oculto de lo cotidiano, en la pasión de los pobres y en sus largos silencios. Eso lo muestra Francisco en este libro.
Lo que tenemos en nuestras manos es la expresión más alta de teología de la liberación. A mi juicio, la más verdadera. No es que las expresiones anteriores no tenían verdad, pero no habían llegado al punto radical de Francisco y de su grupo: meterse profundamente dentro del mundo de los condenados de la Tierra, de los invisibles, para escuchar sus historias y testimonios y, desde dentro de ellos, descubrir la presencia abscondita de Dios.
Francisco resume un trabajo de cuatro años peregrinando por las comunidades de base cristianas de ocho países. Y lo hace con el estilo de Jesús como se muestra en los evangelios: utilizando metáforas. Él recoge todo en la metáfora principal de la comida preparada en las burbujeantes ollas comunitarias. Hay que tener lo necesario para preparar la comida: saber qué queremos cocinar, con qué ingredientes lo haremos, dónde pondremos la olla, con qué hierbas y condimentos, quienes serán las cocineras/os, y el sabor típico que quieren crear. Por fin la gran comensalidad, quiere decir, el comer juntos como hermanos y hermanas gozando de la fraternidad y disfrutando de la generosidad de la Gran Madre Tierra.
Lo esencial es escuchar las voces de los pobres, sus lamentos, sus victorias, la infinita paciencia como Job ante tanto dolor y frustraciones que pasan. Y en eso, como Job, continuar creyendo en Dios y agarrarse a Él con profunda confianza.
Todo se organiza dentro de ‘las cuatro C’: canto, cuerpo, cuento y cámara. Es por el canto que los pobres mejor expresan sus vidas. Hablan por el cuerpo enmarcado por las luchas de supervivencia y, a veces, por llagas de las torturas sufridas por los represores latinoamericanos. El cuento es un punto alto, cuando la gente del pueblo pobre narra sus historias de vida, ocultas porque nadie o pocos se interesan por escucharlas. Es aquí que Francisco pone toda la importancia de este tipo de teología: escuchar y de nuevo escuchar lo que ellos nos testimonian. Y más que todo, notar en estas narrativas la revelación del Crucificado y del Dios que sostiene sus vidas y sus esperanzas.
De esta actitud de escucha y cercanía a la vida de los pobres nacen las mingas de teología popular. En rueda todos se escuchan, se confortan y aumentan su fe. Es una auténtica teología narrativa de la liberación.
Francisco, al referirse a su servicio de teólogo popular, confiesa: ‘me gusta pensar de qué se trata este oficio en pleno siglo XXI, me gusta sentirme parte de una tradición de trabajadores de la teología, que han hecho un aporte bello a los procesos de liberación de nuestro continente. Sobran nombres, son muchos y muchas, y vivimos agradecidos de su legado”.
De mi parte, que vengo ya de un largo camino, quiero enfatizar el hecho de que él, por su método y por su atenta escucha de los pobres estando junto a ellos, nos da la prueba irrefutable del carácter evangélico de esta forma de practicar la teología de la liberación, que se muestra efectivamente liberadora. Muchas veces sin ningún apoyo oficial de algunos de la jerarquía, siguen su camino, movidos por puro amor a Cristo y a los pobres de la Tierra.
Lo nuevo, en confronto con las generaciones que lo anteceden, consiste en que Francisco utiliza los medios modernos de comunicación: el canto, la poesía, los dibujos, la internet y principalmente la creación de una serie de videos con las voces de los protagonistas, dispensando las mediaciones interpretativas.
Somos agradecidos por este aporte original a la teología de la liberación, de forma contemporánea, ágil, poética, estética y, principalmente, orante y mística.
Leonardo Boff
Theologus peregrinus
Petrópolis, Rio de Janeiro, 1 de febrero de 2020.
La tradición de ser creativamente fieles
Por una de esas curiosidades del cosmos, en plena pandemia construimos una escuelita de comunidad, desde la virtualidad pero para entramar territorios y procesos organizativos. Desde las narraciones de hermanxs de las comunidades de base del continente e interrogados desde la tradición de la teología de la liberación. Desde la plataforma de Amerindia y con la parcería del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO, GT del futuro del trabajo y cuidado de la casa común). Más de setenta jóvenes de 17 países de NuestrAmérica se preguntan por fe y lucha, en este tiempo donde se nos exige ser creativos.
Y jugando a repetir las historias fundamentales, esta semana abrimos el capítulo de ‘Eclesiología’ de la Escuelita y visitamos la bibliografía insoslayable del tema: ‘Iglesia carisma y poder’, casualmente escrita por un viejo teólogo, cuando todavía no habíamos nacido.
Así de bellos nuestros espirales: bebemos de la raíz de nuestra fe Palestina, nos endulzamos con el néctar latinoamericano de nuestras mezclas y creamos para errar con sentido. Ser creativamente fieles, esa bendita repetición de nuestra tradición.
Citas
1 Cfr. Iglesia Carisma y poder. Ensayos de eclesiología militante, 1982, Sal Terrae, L. Boff.
2 Cfr. NOTIFICACIÓN SOBRE EL VOLUMEN DEL P. LEONARDO BOFF, O.F.M., «IGLESIA: CARISMA Y PODER. ENSAYO DE ECLESIOLOGÍA MILITANTE» https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_19850311_notif-boff_sp.html
3 En esta semana la escuelita juvenil ‘Somos una Bendita Mezcla’ está utilizando el capítulo 7 de ese libro, sobre el sincretismo, para pensar a la comunidad eclesial. Ver: https://amerindiaenlared.org/contenidoDinamico/38/tema-1-eclesiologia-comunidades-narrativas/
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