Meditación de la luz: el camino de la sencillez

12 de Junio de 2020

[Por: Leonardo Boff | Texto en español y portugués]




La gran mayoría está cumpliendo las recomendaciones oficiales acerca de las reuniones sociales, evitando así la difusión de la Covid-19.

 

Se pueden hacer muchas cosas en este recogimiento forzado: una revisión de vida; qué lecciones sacar para el futuro; cómo cambiar para mejor; ver una película, etc.

 

Nos ofrece también la oportunidad de hacer algún ejercicio de meditación. No solamente a las personas religiosas sino también a aquellas que, sin estar ligadas a una religión, cultivan valores como el amor, la cooperación, la empatía y la compasión.

 

Ofrezco aquí un método que yo llamo “Meditación de la Luz: el camino de la sencillez”, que tiene gran antigüedad en Oriente y en Occidente. Tiene que ver con el espíritu y con todo el cuerpo humano, pero en particular con el cerebro, la sede de nuestra conciencia e inteligencia.

 

No es este el lugar para discutir las tres superposiciones del cerebro: el reptil que se refiere a nuestros movimientos instintivos; el límbico, a los sentimientos, y el neocortical, al raciocinio, la lógica y el lenguaje.

 

El cerebro humano y sus dos hemisferios

 

Tratemos sucintamente del cerebro, que tiene forma de concha con dos hemisferios:

 

El hemisferio izquierdo que responde del análisis, el discurso lógico, los conceptos, los números y las conexiones causales.

 

El hemisferio derecho responde de la síntesis, la creatividad, la intuición, el lado simbólico de las cosas y de los hechos y la percepción de una totalidad.

En el centro está el cuerpo calloso que separa y al mismo tiempo une los dos hemisferios.

 

Otro punto importante del cerebro es el lóbulo frontal, sede de la mente humana. Hay muchas teorías sobre la relación entre cerebro y mente. Varios neurocientíficos sostienen que la mente es el nombre que damos a realidades intangibles, elaboradas en el cerebro, tales como la vida afectiva, el amor, la honestidad, el arte, la fe, la religión, la reverencia y la experiencia de lo numinoso y de lo sagrado.

 

La mente espiritual y el Punto Dios en el cerebro

 

Otro punto a ser mencionado es la mente espiritual. La antropología cultural se ha dado cuenta de que en todas las culturas surgen siempre dos constantes: la ley moral en la conciencia y la percepción de una Realidad que transciende el mundo espaciotemporal y que concierne al universo y al sentido de la vida. Descansan en alguna estructura neuronal, pero no son neuronas. Son de otra naturaleza hasta ahora inexplicable. Varios neurocientíficos la llaman la mente mística (mystical mind). Prefiero una expresión más modesta: mente espiritual.

 

Profundizando en la mente espiritual otros neurocientíficos y neurolingüistas llegaron a identificar lo que llamaron el punto Dios en el cerebro. Constataron que siempre que el ser humano se interroga existencialmente sobre el sentido del Todo, del universo, de su vida y piensa seriamente sobre una Última Realidad, se produce una aceleración descomunal de las neuronas del lóbulo frontal. Apunta hacia un órgano interior de cualidad especial. Dijeron que así como tenemos órganos externos, los ojos, los oídos, el tacto, tenemos también un órgano interno, un logro de nuestra evolución humana. Lo llamaron el punto Dios en el cerebro. Mediante ese órgano-punto captamos Aquella Realidad que unifica y sustenta todo, desde el universo estrellado, a nuestra Tierra y a nosotros mismos: la Fuente que hace ser todo lo que es. Cada cultura le ha dado un nombre; el Gran Espíritu de los indígenas, Alá, Shiva, Tao, Javé, Olorum de los nagô y nosotros simplemente lo llamamos Dios (que en sánscrito significa el Generador de la luz, de donde viene también la palabra día).

 

La naturaleza misteriosa de la luz

 

Antes de centrarnos en la Meditación de la Luz, conviene una palabra sobre la naturaleza de la luz. Esta es considerada hasta hoy día como un fenómeno tan singular para la ciencia, en particular la física cuántica y la astrofísica, que se ha preferido decir: la entendemos mejor si la consideramos una partícula material (que puede ser bloqueada por una placa de plomo) y simultáneamente una onda energética que recorre el universo a una velocidad de 300 mil km por segundo. Biólogos llegaron a discernir que todos los organismos vivos emiten luz, los biofotones, invisibles a nuestros ojos pero detectables mediante aparatos sofisticados. La sede de esta bioluz estaría en las células de nuestro ADN. Por lo tanto, somos seres de luz. Además la luz es uno de los mayores símbolos humanos y el nombre que se da a la Divinidad o a Dios como Luz infinita y eterna.

 

Meditación de la luz: camino oriental y occidental

 

Vamos finalmente al tema: ¿Cómo es esa meditación de la luz? Fundamentalmente tanto Oriente como Occidente coinciden en la misma intuición: del Infinito nos viene un rayo sagrado de Luz que incide en nuestra cabeza (cuerpo calloso), penetra todo nuestro ser (los chacras), activa los biofotones, sana nuestras heridas, nos eleva y nos transforma también en seres de luz.

 

Es conocido el método budista en tres pasos: delante de una vela encendida se concentra y dice yo estoy en la luz, la luz está en mi; yo soy luz. Esa luz se extiende desde el cuerpo a todo lo que está alrededor, a la Tierra, a las galaxias más distantes. Permite una experiencia de no dualidad: todo es uno y yo estoy en el Todo.

 

El camino occidental se parece al oriental. Era practicado por los primeros cristianos en Alejandría, en Egipto, que profesaban que Dios era luz, Jesús, luz del mundo y el Espíritu Santo, la “Lux Beatissima”.

 

Sigan conmigo los siguientes pasos: colóquese en un sitio cómodo, como al pie de la cama al levantarse o al acostarse, o en un rincón más recogido. Concéntrese en abrir el cuerpo calloso e invocar el rayo de la Luz Beatísima que proviene del infinito del cielo.

 

Ese rayo de Luz sagrada, al incidir, permite la unión de los dos hemisferios del cerebro, produciendo un gran equilibrio entre razón y sentimiento. Luego, deje que esa Luz divina comience lentamente a penetrar por todo su cuerpo: el cerebro, las vías respiratorias, los pulmones, el corazón, el aparato digestivo, los órganos genitales, las piernas y los pies. Deténgala especialmente en la partes que están mal y producen dolor. Ya que la Luz descendió, hágala volver, penetrando desde abajo nuevamente todo su ser y sus órganos.

 

Beneficios de la meditación de la luz

 

En primer lugar, comienza a sentir que esa Luz divina potencia sus energías, trae ligereza a todo su ser corporal y espiritual. Dese un poco de tiempo para disfrutar esa Energía divina que lo energiza totalmente. Por fin, agradezca al Espíritu de Luz que es el Espíritu Santo. Lentamente su cuerpo calloso se cierra y la persona queda más espiritualizada, más humanizada y con más valor para enfrentar el peso de la vida.

 

Este ejercicio puede hacerse mentalmente en el autobús, al parar en el semáforo, en la fábrica, en la oficina o en cualquier tiempo libre que se tenga en el día.

 

Todas las personas que se acostumbran a hacer este tipo de meditación –vía de la sencillez– afirman que su salud se vuelve más resistente, consiguen más claridad en las cuestiones complicadas y las ideas fijas y los prejuicios se hacen más superables. En fin, te vuelves un ser mejor y tu luz se irradia sobre otros. Intenta hacer esta meditación sencilla y verás su valor corporal y espiritual.

 

*Leonardo Boff es teólogo y ha escrito Meditación de la Luz: el camino de la sencillez, Vozes, 2009; Tiempo de Transcendencia (Vozes 2009). Para adquirir: vendas@vozes.com.br

Traducción de Mª José Gavito Milano

 

*     *     *

Meditação da luz: o caminho da simplicidade

                                 

A grande maioria está atendendo às recomendações oficiais de recolhimento social, impedindo desta forma a disseminação do covid-19.

Podem-se fazer muitas coisas nesse recolhimento forçado: uma revisão de vida; que lições tirar para o futuro; como mudar para melhor; ver um filme, etc.

 

Mas oferece-se também a oportunidade de fazer algum exercício de meditação. Não somente para as pessoas religiosas mas também para aquelas que, sem ligação à alguma religião, cultivam valores como o amor, a cooperação, a empatia e a compaixão.

 

Ofereço aqui um método que eu chamo “Meditação da Luz: o caminho da simplicidade”. Ele tem uma alta ancestralidade no Oriente e no Ocidente. Tem a ver com o espírito e todo o corpo humano mas em particular com o cérebro, a sede de nossa consciência e inteligência.

 

Não é o lugar aqui para discutirmos as três sobreposições do cérebro: o reptiliano que diz respeito ao nossos movimento instintivos; o límbico, aos sentimentos, e o neo-cortical, ao raciocínio, à lógica e à linguagem.

 

O cérebro humano e seus dois hemisférios

 

Tratemos, sucintamente, do cérebro que possui uma forma de concha com dois hemisférios:

 

O esquerdo que responde pela análise, pelo discurso lógico, pelos conceitos, pelos números e pelas conexões causais.

 

O direito responde pela síntese, pela criatividade, pela intuição, pelo lado simbólico das coisas e dos fatos e pela percepção de uma totalidade.

No meio está o corpo caloso que separa e ao mesmo tempo une os dois hemisférios.

 

Outro ponto importante do cérebro é o lobo frontal, sede da mente humana. Há muitas teorias sobre a relação entre cérebro e mente. Vários neurocientistas sustentam que a mente é o nome que damos à realidades intangíveis, elaboradas no cérebro, tais como a vida afetiva, o amor, a honestidade, a arte, a fé, a religião, a reverência e a experiência do numinoso e do sagrado.

 

A mente espiritual e o Ponto Deus no cérebro

 

Outro ponto a ser referido é a mente espiritual. A antropologia cultural se deu conta de que em todas as culturas surgem sempre duas constantes: a lei moral na consciência e a percepção de uma Realidade que transcende o mundo espaçotemporal e que concerne ao universo e ao sentido da vida. Repousam em alguma estrutura neuronal, mas não são neurônios. São de outra natureza até agora inexplicável. Vários neurocientistas a chamaram de mente mística (mystical mind). Prefiro uma expressão mais modesta: mente espiritual.

 

Aprofundando a mente espiritual outros neurocientistas e neurolinguistas chegaram a identificar o que chamaram o ponto Deus no cérebro. Constataram que sempre que o ser humano se interroga existencialmente sobre o sentido do Todo, do universo, de sua vida e pensa seriamente sobre uma Ultima Realidade, produz-se uma descomunal aceleração dos neurônios do lobo frontal. Aponta para um órgão interior de qualidade especial. Disseram que assim como temos órgãos externos, os olhos, os ouvidos, o tato temos também um órgão interno, uma vantagem de nossa evolução humana. Deram-lhe o nome de o ponto Deus no cérebro. Mediante esse órgão-ponto captamos Aquela Realidade que tudo unifica e sustenta, desde o universo estrelado, a nossa Terra e a nós mesmos: a Fonte que faz ser tudo o que é. Cada cultura dá-lhe um nome: o Grande Espírito dos indígenas, Alá, Shiva, Tao, Javé, Olorum dos nagô e nós simplesmente de Deus (que em sânscrito significa o Gerador da luz, donde vem também a palavra dia).

 

A natureza misteriosa da luz

 

Antes de nos focarmos na Meditação da Luz, cabe uma palavra sobre a natureza da luz. Ela é tida até hoje como um fenômeno tão singular para a ciência, como a física quântica e a astrofísica que preferiu-se dizer: a entendemos melhor se a consideramos uma partícula material (que pode ser barrada por uma placa de chumbo) e simultaneamente uma onda energética que percorre o universo à velocidade de 300 mil km por segundo. Biólogos chegaram a discernir que todos os organismos vivos emitem luz, os  biofótons, invisíveis a nós mas captáveis por aparelhos sofisticados. A sede desta bioluz estaria nas células de nosso DNA. Portanto, somos seres de luz Ademais a luz é um dos maiores símbolos humanos e o nome que se dá à Divindade ou a Deus como Luz infinita e eterna.

 

Meditação da luz: caminho oriental e ocidental

 

Vamos finalmente ao tema: Como é essa meditação da luz? Fundamentalmente tanto o Oriente quanto o Ocidente comungam da mesma intuição: do Infinito nos vem um raio sagrado de Luz que incide em nossa cabeça (corpo caloso), penetra todo o nosso ser (os chacras), ativa os biofótons, sana nossas feridas, nos enleva e nos transforma também em seres de luz.

 

Conhecido é o método budista em três passos: diante de uma vela acesa, se concentra e diz: eu estou na luz; a luz está em mim; eu sou luz. Essa luz se expande do corpo para tudo o que está ao redor, para Terra, para as galáxias mais distantes. Permite uma experiência de não dualidade: tudo é um e eu estou no Todo.

 

O caminho ocidental se parece com o oriental. Era praticado pelos primeiros cristãos em Alexandria no Egito que professavam ser Deus luz, Jesus, luz do mundo e o Espírito Santo,  a “Lux Beatissima”

 

Sigam comigo os seguintes passos: colocar-se num lugar cômodo, como ao pé da cama, ao levantar ou ao deitar ou num canto mas recolhido. Concentrar-se para abrir o corpo caloso e invocar o raio da Luz Beatíssima que provém do infinito do céu.

 

Esse raio de Luz sagrada, incidindo, já permite a união dos dois hemisférios do cérebro, produzindo grande equilíbrio entre razão e sentimento. Em seguida, deixe que essa Luz divina comece lentamente a penetrar todo o seu corpo: o cérebro, as vias respiratórias, os pulmões, o coração, o aparelho digestivo, os órgãos genitais, as pernas e os pés. Pare-a especialmente nas partes que estão doentes e produzem dor. Já que a Luz desceu, faça-a voltar, penetrando novamente todo o seu ser e seus órgãos.

 

Benefícios da meditação da luz

 

Antes de mais nada, começa a sentir que essa Luz divina potencia suas energias, lhe traz leveza a todo o seu ser corporal e espiritual. Dê-se um pouco de tempo, para curtir essa Energia divina que o energiza totalmente. Por fim, agradeça ao Espírito de Luz que é o Espírito Santo. Lentamente seu corpo caloso se fecha e vc sai mais espiritualizado, mais humanizado e com mais coragem para enfrentar o peso da vida.

 

Você pode fazer esse exercício mentalmente no ônibus, ao parar no semáforo, na fábrica, no escritório ou em qualquer tempinho que tenha no dia.

 

Todos os que se acostumaram a fazer esse tipo de meditação – via da simplicidade – testemunham como ficam mais resistentes na saúde, ganham mais clareza nas questões complicadas e as ideias fixas e os preconceitos os tornam mais superáveis, enfim você se torna um ser melhor e sua luz irradia sobre outros. Tente fazer essa meditação simples e verá seu valor corporal e espiritual.

 

Leonardo Boff é teólogo e escreveu Meditação da Luz: o caminho da simplicidade, Vozes, 2009; Tempo de Transcendência (Vozes 2009). Para adquirir: vendas@vozes.com.br

 

 

Imagem: https://tabernaculoprensadedios.com/web/corte-de-luz/ 

 

Procesar Pago
Compartir

debugger
0
0

CONTACTO

©2017 Amerindia - Todos los derechos reservados.