[Por: Diego Irarrazaval]

En cualquier región latinoamericana, lo religioso y lo sapiencial son hoy procesos polifacéticos, controversiales, interpelantes. En territorios andinos sobresalen melodías y danzas con peso histórico (por ejemplo, tinkuy) y festejos exhuberantes (por ejemplo, pukllay). Escojo tinkuy como una puerta de entrada a fenómenos de juego e intercambio cultural; y luego el fascinante pukllay/anata como una peculiar articulación socio-espiritual. Tinkuy indica un entrelazado entre diferentes, y los juegos de Carnaval tienen raigambre cósmica y señales cristianas. Me parece que dichas actividades ofrecen pistas para desentrañar el complejo comportamiento andino. Son realidades polivalentes, que motivan un acercamiento teológico y práctico. Ellas también incentivan la apertura crítica hacia diversos modos andinos de cultivar la fe.

Ante el pedido de la Escuela en Comunidad ´Somos una bendita mezcla´, les presento una lectura (breve, limitada, y entusiasta) de hitos de fe y cultura andina. Evoco una bella y combativa danza de poblaciones quechuas y aymaras, y comento elementos del multivocal carnaval de Oruro. Brevemente anoto aspectos artísticos, vínculos comunitarios, disputas históricas, rasgos afectivos, formas de celebración. Ojalá este ensayo sea una aproximación a procesos culturales, y a la vez anime lecturas entre espiritualidades. Lo sagrado autóctono, la creatividad mestiza, la contribución cristiana, están presentes y se interpelan mutuamente. Ello alimenta la actual elaboración teológica por y desde los pueblos latinoamericanos…

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