Insumo: sinodalidad amazónica (en la red Amerindia)

05 de Junio de 2020

[Por: Diego Irarrázaval]




La realidad panamazónica, la biodiversidad, el agua, los recursos en cada región, preocupan a todo el planeta. Cabe escuchar y examinar clamores de justicia y vida en cada situación, y así contribuír a procesos sinodales. Se trata de un bello y exigente dialogo y conversión que involucra a quienes residen en este continente y otras regiones del mundo.

 

El punto de partida es sumarse a esfuerzos para que la devastada y a la vez fecunda pan-amazonía reavive su rumbo, gracias a sus 40 millones de habitantes, a sus aproximadamente 3 millones de indígenas en 390 pueblos y nacionalidades, y sobre todo, gracias al interactuar con otros sectores de la humanidad, sedienta de agua, justicia, esperanza. Lo amazónico no sólo es geográfico e histórico, también es un clamor de vida en el planeta. Reconectarse -en todo sentido- es un ingrediente de la esperanza.

 

Durante décadas se van esbozando y llevando a cabo lineamientos alternativos dentro y fuera de la Amazonia, y, dentro y fuera de otras regiones. La problemática es pluridimensional: el cambio climático, la expoliación medio-ambiental, colonialidades de ayer y de hoy, cerrojos económicos y culturales, opciones espirituales y seculares.

 

Existen necesidades similares, como es encarar enfermedades y contar con terapias de diversos mundos simbólicos; personas indígenas y mestizas tienen acceso a medicinas tradicionales de la selva (lo que uno constata en las ferias libres en ciudades y caseríos). Además, en la alimentación (con sus potentes sabores e imaginarios) y en el día a día laboral, multitudes migrantes intercambian signos identitarios y tienen instancias de encuentro. Con respecto a la transcendencia, andinos y amazónicos a veces tienen oportunidad de intercambiar ritos y creencias. Por otra parte, están emergiendo contactos y apoyo mutuo con respectos a los derechos humanos, y a reivindicaciones de cuidar el medio ambiente.

 

En lo cotidiano se desarrolla la fidelidad al Espíritu. Desde Roma, Francisco ha estado promoviendo la sinodalidad eclesial. En torno a lo pan-amazónico se cuenta con nuevos estímulos. Un factor que afecta al ser humano amerindio es la imposición colonial en lo festivo; ante lo cual se diseña “la descolonización festiva”. En Colombia, Consuelo Velez desea “un kairos de novedad, profecía y compromiso,,, para que lo que en Amazonía se pueda hacer realidad, se haga también en todos los otros rostros de iglesia que necesitan pasos audaces para mostrar efectivamente que nuestra fe no es un intimismo autoreferencial sino una fe profética y ecológica, defensora de la vida en su sentido pleno: la creación y los más pobres de la tierra”.   

 

La experiencia histórica se condensa simbólicamente: ritos ciudadanos, íconos, mitos, comportamientos. Muchas vivencias son llamadas sincréticas; de hecho son interculturales. En la reflexión afro-cristiana en Brazil hay buenas pistas. Afonso Soares anota que la revelación es la “historia de amor entre Dios y la humanidad” con una “pedagogía divina en medio de un pueblo concreto que inventa y difunde cultura”. Según Soares, lo sincrético-cristiano corresponde a lo que ocurre con cada religión de carácter universal. 

 

Por otra parte, en lo cotidiano predominan ceremonias seculares y aparentemente no-religiosas; de hecho ellas están cargadas de transcendencia. Formas creyentes y ritualidades hacen referencia a la felicidad interiorizada y puesta en práctica en varias maneras. E. Tironi explica la convivencia social y otros fenómenos cotidianos (amistad, amor, sexo, familia, empleo, creencias seculares o religiosas) que apuntan a ser felices en esta vida (y no en ´la otra vida´); se da una “sacralización de la felicidad aquí abajo”. Esto ayuda a ser cautelosos ante diversos vínculos con rasgos interculturales (que incluyen neo-sacralizaciones). Por otra parte, emerge un paradigma ecuménico e inter-religioso, que al decir de Mario França de Miranda asume “elementos de verdad y salvación presentes en otras religiones”. Vale reiterar amar y compartir Vida es lo fundamental (y también lo ´más sagrado´). En medio de hondas maldades, la comunidad eclesial ve y escucha signos de los tiempos, y discierne obras del Espíritu. 

 

Ahora bien, sectores mestizos, andinos, amazónicos, guaranies, mapuches, mayas, y otros, tienen constantes intercambios con espíritus (que en cada contexto tienen sus propios nombres). Se trata de fuerzas e identidades sagradas en el medio ambiente, en las personas, en el acontecer histórico. No se trata de desvíos supersticiosos. 

 

Brevemente, anoto deseables acciones. Al cuidar (y ser cuidado) en la Casa Común, y al compartir el Evangelio para el bienestar humano, están renaciendo espiritualidades en la Amazonía y en diversos pueblos del mundo.

 

La colonialidad es deshumanizante (en espacios de poder, de pensamiento, de religión). En cada rincón del mundo nos vamos emancipando, al cultivar plurales sabidurías y caminos de fe. 

 

Como la responsabilidad eclesial apunta al Reino del amor, el hoy y el mañana son vividos con la cordial perspectiva de la historia de salvación. Así son encaradas señales de los tiempos (relevantes para la humanidad), y, son reconocidas rutas del Espíritu.

 

Las comunidades de fe -conducidas por el Espíritu de Jesús- confrontan neo-idolatrías y colonialidades, el exitismo individual, la sacralización económica. Al hacer eso, las comunidades son como semillas del Reino, que incentivan proféticamente a la humanidad.

 

Hay prioridades de carácter amazónico, de rasgos afro, andino, mestizo (y otros más). En cada ámbito cabe sobrepasar la maldad, discernir sincretismos y creencias en espíritus, generar fuerza local y mundial. Atender lo amazónico implica un universo sustentable.

 

Nos hace daño el comportamiento sectario y anti-ecuménico; también nos perjudica la arrogancia eclesiástica y el pietismo cristiano. Formamos parte de multitudes creyentes y festivas. A las nuevas generaciones les indigna tantísima crueldad humana e irresponsabilidad ecológica. Tomando en cuenta estos factores, el conjunto del pueblo de Dios busca y forja nuevos caminos.

 

La sinodalidad es un caminar juntos. Con procedimientos sinodales, participativos, creativos, se renuevan comunidades de fe, organismos apostólicos, movimientos de espiritualidad, acciones socio-culturales. Se renuevan porque responden al Espíritu de Jesús, que es profecía de libertad, y que es sacramento del abrazo de Dios a la humanidad y a cada ser viviente.

 

(Breve insumo elaborado por Diego Irarrazaval, y presentado en Amerindia-chile, mayo, 2020; la versión original: “Lo amazónico-andino en creencias y acciones”, 2019).

 

Citas

 

1 Javier Romero, “A propósito de la colonialidad festiva”, DialogosA, 3/7, 2014, 16 (Cochabamba, Bolivia). 

2 Consuelo Velez en su blog Fe y Vida (22/07/2019) (véase https://youtu.be/dIS2JG23_HA?t=17)

3 En contextos centro y sud americanos, Manuel Marzal (El sincretismo iberoamericano, Lima: PUC, 1985)   y Xavier Albó (Raices de Ameerica: Mundo Aymara, Madrid: Alianza Editorial, 1988) han sido precursores de lecturas teológico-prácticas del sincretismo en la inculturación. 

4 Afonso Soares, No espírito do Abbá. Fé, revelaçâo e vivências plurais  (obra póstuma del joven teólogo que ha innovado lo interreligioso), Sao Paulo: Paulinas, 2008, 107..

5 Eugenio Tironi, La felicidad no es cosa de otro mundo, La construcción del bienestar y la paradoja latinoamericana, Santiago: Ariel, 2016, pgs. 90-98, 238.

 

6 Mario França de Miranda, O cristianismo em face das religiôes, Sao Paulo: Loyola, 1998, 125.

 

Procesar Pago
Compartir

debugger
0
0

CONTACTO

©2017 Amerindia - Todos los derechos reservados.