Marcha del silencio: celebración ecuménica

21 de Mayo de 2020

[Por: Elena Bicera | Amerindia Uruguay]




Desde hace 25 años, todos los 20 de mayo, a las 19 horas,  se realiza la Marcha del Silencio, en Montevideo. Hace unos años, se “unió” a ella, gente: del campo, de pueblos y de ciudades del Uruguay. En absoluto silencio, camina un montón de personas que recorre la avenida principal de Montevideo. 

 

En un lugar del camino, se detiene y se lee el nombre de cada desaparecido, todos respondemos PRESENTE. Llega a la Plaza Libertad y allí se canta el Himno Nacional. Luego, gran parte de la avenida se llena de personas, se transforma en un lugar de encuentro de gente que caminó junta, recién se conocen  o que se conocn  desde siempre.

 

¿Qué es la Marcha del Silencio?

 

Es la respuesta de los uruguayos y las uruguayas que están en contra de la impunidad. Todos los años, a la misma hora, marchamos, reclamando MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA. 

 

No aceptamos la impunidad ante los crímenes de lesa humanidad que se perpetraron en el país durante la Dictadura Cívico – Militar. 

 

Ésta comenzó oficialmente en el país, el 27 de junio de 1973, pero comenzó a gestarse desde el 13 de  junio de 1968, cuando se hizo costumbre gobernar bajo Medidas Prontas de Seguridad, y culminó en 1985 cuando asumió un gobierno democráticamente electo. 

 

Durante esos años de gobierno ilegal, la Dictadura, se transformó en Terrorismo de Estado, la represión, el maltrato, la destrucción de la dignidad de cada persona llegó a límites impensables y miles de uruguayos y uruguayas, en su mayoría, jóvenes, se vieron obligados a elegir el exilio, otros,  fueron detenidos, torturados, violados, desaparecidos y asesinados.

 

De todo ese horror, perdimos a los desaparecidos y a los asesinados, ellos no vuelven más, les usurparon el derecho a la vida. Duelen mucho. Para ellos, sus familiares, sus amigos y sus compatriotas, no hay VERDAD, porque quienes cometieron los crímenes no hablan; ni JUSTICIA porque la justicia uruguaya funciona lentamente, porque muchos jueces no reconocen los delitos de lesa humanidad, porque los abogados defensores de los represores, inventan mil trabas, excusas, subterfugios, para demorar los expedientes, hay causas que tienen más de 40 años de haber sido presentadas.

 

Pero hay MEMORIA, mucha MEMORIA, la de quienes los recuerdan porfiadamente, la que se  trasmite de generación en generación. A lo largo y ancho del Uruguay, se recuerda dónde ocurrió cada violación de los DDHH o manifestaciones de resistencia contra esas violaciones, en cada uno de  los Memoriales, los Sitios de Memoria y las Marcas de la Memoria.  Desde 2018, una ley los protege y un montón de compañeros, militantes por los DDHH, de diferentes redes, grupos políticos y asociaciones de la Sociedad Civil, los sostienen con su dedicación permanente.

 

Este 20 de mayo, la experiencia de la “Marcha del Silencio Virtual”, fue impresionante, por todo el país se despertó una creatividad inusitada, surgieron canciones, pinturas, dibujos, poemas, fotos, videos, mensajes. Por todos lados, balcones, calles, jardines, parques, plazas y puentes,  florecieron, como si se adelantara la primavera,  margaritas sin uno de sus pétalos, que es el símbolo de los desaparecidos. 

 

Y todos los que participaron, en esa Marcha, se apropiaron de las fotos de los desaparecidos y de los asesinados y ellas aparecieron hasta en pueblitos pequeñísimos. Un río de publicaciones maravillosas, de instituciones, clubes, grupos, familias y personas  de todas las edades, inundó las redes. 

 

Vivimos una maravilla. Hay quienes quisieron ocultar, a los desaparecidos y a los asesinados. Diciendo  que a nadie le importa en Uruguay lo que sucedió hace casi 50 años, la Marcha Virtual, los transformó en “conocidos cercanos” de cada participante, a todos los desaparecidos y a todos los asesinados.

 

Desde hace unos años, un grupo de cristianos nos encontramos, antes de la Marcha, en una celebración ecuménica, para acompañar esa expresión inmensa del pueblo uruguayo, todos los 20 de mayo celebramos desde nuestra fe y luego, nos unimos a la Marcha en la calle.

 

Este año, todo se volvió diferente por la Pandemia y la Cuarentena que vivimos en el mundo. La celebración, la realizamos a través de las redes y los cristianos “presentes” este 20 de mayo,  éramos 4 o 5 veces más de los que nos encontramos en años anteriores, como siempre, 1 hora y 15 minutos antes de la Marcha.

 

Nuestra ceremonia fue entrañable, comenzamos “…sintiéndonos muy cerca, como pocas veces. … cerca. Queremos volver a decirnos que la vida es más fuerte que la muerte. Que las sombras no pueden apagar las pequeñas o grandes luces que a lo largo de nuestra historia se consumieron en la búsqueda de humanizar nuestro mundo desde dentro y desde abajo.” Pablo.

 

Nacho, Sacerdote católico, y Carola, Pastora Valdense, nos acercaron reflexiones que nos enriquecieron y nos permitieron vivir como hermanos cristianos que ni nos dábamos cuenta que veníamos de diferentes iglesias. Carlos nos acompañó con su bella música. Rosario y Nicolás guiaron la celebración y Mauricio se encargó que todos pudiéramos participar.

 

Fue algo muy profundo. Sentimos renacer nuestra esperanza, la que nos legó Jesús. Eso ocurre siempre, cuando logramos unir la fe con la vida, ese hecho que fue una enseñanza central del Concilio Vaticano II. 

 

Recordamos a nuestros hermanos que fueron desaparecidos y asesinados, a todos y a todas. Tuvimos tiempo de reflexionar, de orar y, a pesar de estar en una red virtual, de sentirnos muy unidos. 

 

Con relación al significado profundo de La Marcha del Silencio. Hace un tiempo, que, en Uruguay, se comenzó a hablar de perdón y reconciliación.  Esto provocó malestar, bronca y tristeza. Después de más de 40 años de impunidad, esa propuesta dicha así, casi como una especie de resolución que hay que aceptar, trae mucho dolor. 

 

Porque,  en Uruguay, como en cualquier sociedad donde impera la impunidad, ella no se circunscribe a los crímenes que la originaron solamente, sino que, invade todos los vínculos, familiares y sociales. Entonces, comienza aquello de “a cualquiera se le puede hacer cualquier cosa, si igual, no pasa nada”

 

Los cristianos debemos profundizar, reflexionar en torno al perdón. Los cristianos y todos aquellos a quienes les interese en el tema. Mientras tanto,  van algunas ideas, para comenzar a pensar: 

 

El perdón exige:

 

Por parte del victimario:

 

VERDAD

RECONOCIMIENTO DE LA OFENSA

ARREPENTIMIENTO

PROPÓSITO DE ENMIENDA

PEDIDO DE PERDÓN

REPARACIÓN DE LA OFENSA

 

Por parte de la víctima, la familia o la sociedad:

OTORGAMIENTO DEL PERDÓN 

 

“Promover relaciones justas, reconciliar a los que están alejados, supone arrepentimiento, conversión y reparación por parte de quienes han causado el daño; y sanación de memorias de violencia y opresión para las víctimas. Un elemento esencial en la reconciliación viene de la mano del perdón. Perdón que no significa olvido o impunidad. El perdón tiene que ver con recordar, pero de otra manera, de una forma diferente. Un recuerdo que puede hacernos salir del círculo vicioso del resentimiento y que nos puede ayudar a ser verdaderos agentes de cambio. Así mismo, no podemos dejar de lado la justicia cuando hablamos de perdón. Justicia y perdón tienen una relación complementaria siempre que el perdón no sea confundido con olvido y la justicia no sea reducida a mera pena a través del sistema legal3. Es el esclarecimiento de la verdad el auténtico enlace entre justicia y verdadero perdón. No sólo porque el sacar a la luz la verdad sea una importante expresión de justicia, sino porque éste contribuye al propio proceso de sanación de las víctimas4. Un verdadero proceso de reconciliación se alcanza cuando los ofensores reciben el perdón y las víctimas lo ofrecen. Si este doble movimiento se rompe se perpetúa el dolor, la mentira y la injusticia. Pero si el arrepentimiento nos abre a la conversión, a esclarecer la verdad y a reparar el daño causado, recorreremos el camino que ayudará a sanar el daño originado en las víctimas y a sellar un auténtico perdón.”  Alberto Ares SJ.

 

Elena Bicera

 

Montevideo, 21 de mayo de 2020

 

Imagen: https://www.nodal.am/2020/05/uruguay-se-realizo-de-forma-virtual-la-marcha-del-silencio-bajo-el-lema-son-memoria-son-presente-donde-estan/marcha-del-silencio-uruguay-2/ 

 

 

 

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