La Ruah y el Carnaval 2020

25 de Febrero de 2020

[Por: Rosa Ramos]




“Si se calla el cantor calla la vida
porque la vida, la vida misma es todo un canto.
Si se calla el cantor, muere de espanto
la esperanza, la luz y la alegría…”

Horacio Guarany

 

EL Carnaval es una fiesta que tiene siglos y más allá de los rasgos comunes en cada pueblo tiene su impronta propia, por eso es más apropiado hablar de “Carnavales” en plural. Muy conocidos y muy distintos entre sí son los de Venecia o los de Oruro, pero también los de Río de Janeiro y los de Montevideo.

 

Procuraremos luego de dar unos datos, leer el paso del Dios, por el Carnaval, porque nos toca justamente, como personas de fe, aprender a leer en lo secular y cotidiano la presencia del Espíritu, de la Ruah, que sopla, inspira, anima. Esa que habla por boca de los profetas.

 

En Uruguay era tradicional “la semana de Carnaval” por la licencia de muchos y el “irse para afuera”. Cabe decir que en un país laico el miércoles de Ceniza queda totalmente inmerso y oculto en la semana festiva. Pero para los montevideanos resulta hasta extraño decir “feliz carnaval”, pues aquí estamos de fiestas carnavaleras desde el 20 de enero y seguiremos hasta entrado marzo. El “tibio febrero de fiestas musiqueras” que un autor señaló como “simple remedo de la felicidad”, nos quedó chico y lo extendimos.

 

Tenemos un “teatro de verano” que se colma de miles de personas cada noche durante un mes y medio, allí donde se desarrolla el concurso de agrupaciones de Carnaval que incluyen varios géneros bien distintos: murgas (el género más aclamado), parodistas, revistas, comparsas de negros y lubolos. Hay además por toda la ciudad escenarios de carnaval, algunos gratuitos, donde a diario hay espectáculos. En los últimos años en otras ciudades del país se hacen desfiles -más al estilo brasileño- cada vez con mayor número de participantes y público.

 

En Brasil y en particular en Río de Janeiro se trabaja todo el año para el desfile en el Sambódromo que dura tres noches. El género típico es la “escola do samba con  un ritmo muy característico (diferente a los tamboriles uruguayos: “chico, piano y repique”) y contagioso. Cada escuela de samba tiene entre cuatro y seis mil integrantes, varias alas de bailarines y entre cinco y siete carros alegóricos, y disponen de 60 o 70 minutos como máximo para recorrer el  sambódromo. A lo largo de ese tramo repiten el “samba enredo”, la letra creada para el tema que desarrollan con increíble creatividad y despliegue de vestuario. Es una fiesta muy popular y con proyección global, pues asisten personas de todo el mundo al desfile.

 

- ¿Y dónde se percibe el Espíritu de Dios, la ruah divina?

Ya está presente en la fiesta misma, en la alegría, en la creatividad, en el derroche de música y color. En esos rostros pintados con un arte cada vez más especializado en Uruguay, o en esos cuerpos esculturales desnudos, o con en trajes, plumas y brillos espectaculares en Brasil. 

 

Todo ese brillo, glamour y espectacularidad ya es resistencia y grito profético de un pueblo animado por una fe -antropológica o religiosa- a hacer fiesta en medio de sus desventuras o en el gris de su rutina. A cantar y danzar a cielo abierto cuando su vida cotidiana supone enfrentar discriminación, amenaza y persecución, trabajo o peor aún desempleo, peligro de morir víctima de asesinato a sueldo en las calles, o por femicidio en la propia casa.

 

- ¿Y qué dice ese Espíritu que no es mudo?

En una región como la nuestra donde soplan vientos tan inclementes (ver mi última entrega “Volver a empezar, siempre”), el Espíritu habla por medio de los artistas y profetas callejeros, de los “letristas” de las murgas y de los samba enredos. Si se calla en cantor, calla la vida…”

 

Este año me cautivó una escola do samba en particular, Mangueira, su propuesta: La verdad los hará libres, sólo podría darse en un país religioso como Brasil. El país de la educación popular de Paulo Freire, de las CEBs, de la CNBB, de tantos teólogos y teólogas de la liberación, y que, sin embargo, hoy está liderado por concepciones religiosas fundamentalistas y ultraconservadoras. 

 

La comisión de frente (análoga a la obertura de una ópera) presenta a Jesús, caracterizado a la usanza del siglo I, pero en medio de una favela, allí es perseguido y apresando junto a sus amigos. La alegoría de Mangueira abarca todo el Evangelio, desde la anunciación en Nazaret hasta la resurrección. Culmina con el corazón de Jesús levantado para reunirnos en su Amor.

 

A lo largo del Sambódromo desfilaron carros con el Nacimiento donde José y María son negros  y el propio “menino” Jesús lo es, otro, con los Reyes de oriente. Luego se representa la vida pública de Jesús, le escuchan y le siguen mujeres, enfermos y marginados. Se destaca la parábola del buen pastor y la multiplicación de panes y peces. Luego el carro de la entrada de Jesús a Jerusalén, otro con el templo de Jerusalén profanado por los mercaderes y un Jesús echándolos; un carro de Herodes y su corte… Otro con el Sagrado Corazón atravesado por lanzas… Todos los carros son barrocos, con muchas figuras, tanto tradicionales como actuales. 

 

Desfilan cientos de crucificados de hoy… En lo alto de la cruz muere un Jesús negro y joven aludiendo a la persecución y asesinato de que son objeto los jóvenes pobres. La alegría de la resurrección se expresa en cintas multicolores que invaden el sambódromo. La muerte ha sido vencida, por tanto no debemos perder la esperanza, la verdad nos hará libres.

 

Los versos del samba enredo son audaces, inspirados en esa ruah divina. El mismo Espíritu a lo largo de los siglos ha llevado al pueblo a lecturas y relecturas del paso de Dios por la historia. Aquí por boca de Mangueira dice:

 

Yo soy de la primera estación de Nazaret

Rostro negro, sangre india, cuerpo de mujer

Niño “pelindra” (insignificante o peor) en el agujero caliente

Mi nombre es Jesús de la gente.

 

Nací de pecho abierto y puño cerrado

Mi padre un carpintero, desempleado.

Mi madre María de los Dolores de Brasil.

 

Traspiro el sudor de quien sube y baja las laderas (de los morros, de las favelas)

Soy en el amor que no conoce fronteras

Búsquenme en las filas de los oprimidos

 

Pendo de cadenas y de montañas,

pero ¿será que todos han entendido mi mensaje?...

Favela, mira (atiende, escucha) 

no tienes futuro sin compartir, ni existe un mesías con arma en mano

Favela, mira: yo pongo la fe en mi gente

que es semilla de esta tierra…

 

Procesar Pago
Compartir

debugger
0
0

CONTACTO

©2017 Amerindia - Todos los derechos reservados.