Navidad aconteciendo en los márgenes

03 de Enero de 2020

[Por: Rosa Ramos]




“…Nadie sabe del vecino
y aunque ha nacido un niño
ahí nomas, al lado, ni uno se enteró
Solo un pobre borracho quiso celebrarlo,
y usando una lata, cantó esta canción…”

Canta Grupo Vocal Universo

 

Como aquella Navidad de hace más de dos mil años que recordamos los cristianos, muchas buenas noticias acontecen en los márgenes, se enteran y la celebran unos pocos, pero desde allí, desde lo pequeño e invisible –pues no aparece en noticieros ni en las redes- alimentan la esperanza de otro mundo posible.

 

Quizá acontecen “Belenes” muy cerca, en muchos rincones de la Tierra, allí donde se acondicionan espacios  para dar cabida a la vida, para acogerla generosamente.

 

En  un barrio de Montevideo, mi ciudad, justamente el 24 de diciembre llegó un pequeño, Facundo. Fue muy bien recibido en el sencillo hogar de Mariana y Gastón donde ya había sido recibida Sofía, la hermanita. “Ahora somos cinco”, cuenta Mariana con voz feliz y emocionada, agrega “No sabés lo celosa que está Aldana, pero ya se le va a pasar”. Es que Aldana es otra niña,  hija de la pareja, en tanto Sofía y Facundo son sobrinos que acogieron en su recién armado pesebre -hace una semana se mudaron- para que no fueran al INAU (un centro estatal para niños que no tienen padres o cuya custodia se les ha quitado, como en el caso de estos pequeños)

 

Una problemática familiar, social y económica difícil… formaron su hogar hace algunos años cuando Gastón salió de la cárcel dispuesto a hacer una nueva vida, consiguió trabajo e hizo su casita. Allí nació la hija, Aldana. 

 

Como el padre de Gastón estaba solo y con problemas de salud, se hizo cargo de él, haciéndole otra pequeña vivienda en el mismo terreno. Ambas muy prolijas, pero no eran propietarios sino ocupantes del terreno, entonces les llegó el desalojo… Pero quiso la Providencia que un pariente les ofreciera un terreno y una casa a pagar en cuotas, “fue un milagro, sabemos que esto fue de Dios”, dice Romina emocionada. Otro párrafo de la canción citada dice:

 

La murguita1 va creciendo,la murguita ya se armó,
venga toda la barriada hasta ser un corazón.
La murguita va creciendo,la murguita ya creció,
la murguita es la esperanza, la murguita es el amor

 

La generosidad se contagia como la murguita que se arma y crece. Los que ya habían acogido al padre/suegro, no permitieron poco después y en medio de la amenaza de desalojo que una niña separada judicialmente de su madre vaya a ese hogar estatal, le abren las puertas de su “Belén” a Sofía. Una vez producido el milagro, instalándose apenas en su nuevo barrio y armando su casita, saben que el más pequeño, Facundo, está en peligro y deciden que no sufra otro desarraigo, es mejor que se críe con su hermanita y su prima… Así llegó el 24 de diciembre a completar la familia.

 

“La casa es chica, pero el corazón es grande”, es un dicho popular muy repetido y sobre todo muy vivido como natural entre los pobres: siempre hay lugar para uno más. Es uno más, una boca más para alimentar, un espacio más, sin embargo es también una alegría más, una apuesta más a la vida en medio de situaciones e historias difíciles.

 

Pude oír la voz de esa mujer, la sencillez con que cuenta las novedades de su familia; pude notar la emoción de su voz al decir: “¡Ahora somos cinco!” y ese extraño orgullo de los humildes por las decisiones tomadas tan generosa como sencillamente. No les será fácil, habrá que trabajar mucho más, pero están felices. 

 

En ese hogar de Gastón y Romina, hubo Noche Buena, hubo Navidad. Y seguramente visita de “ángeles” que cantaron y pastores asombrados, como en la primera Navidad o como canta la murguita:

 

Llegaban al pueblo redoble y canción,
se siente una algarabía con una alegría
tan incontenible que atrajo hasta el sol
 

 

El 25 de diciembre en este país laico se celebra el “Día de la familia” y de hecho se reúnen  el 24 las familias para estar juntas a la medianoche en un número mayor del habitual, se come más de lo habitual, se intercambian regalos, se brinda. Es una fiesta con color, música, abrazos, buenos augurios y hasta reconciliaciones.

 

Ocurre también que es una noche más difícil para los que están solos y más para los que están en situación de calle. 

 

Sin embargo en otro barrio también este 24 hubo algarabía y alegría incontenible de mesa grande compartida: muchos comensales sentados a una larga mesa con mantel, con adornos navideños, con comida sencilla pero abundante, con música. No los unía lazos de parentesco, lo que los unía era precisamente no tener hogar ni familia donde pasar la noche, brindar y abrazarse intercambiando augurios.

 

En este caso la cena de Navidad la organizó la parroquia San Ignacio, el párroco Ignacio Reynones, sj, y el consejo parroquial decidieron celebrar con los vecinos más pobres y solos que suelen acompañar y ayudar con reparto de café con leche, sopa u otros alimentos en las noches a quienes viven en situación de calle. 

 

Otra Navidad que aconteció en los márgenes, que generó risas, diálogos, encuentros, nuevo relacionamiento, en suma comunidad con sabor a Reino de Dios.

 

La murguita es la esperanza, la murguita es el amor…
Todos dejaron sus miedos mezquinos y anhelos
cantando y marchando matando el dolor

 

Que en el 2020 sigan aconteciendo Navidades, ¡que las sigamos generosamente propiciando!

 

Nota:

 

 

1 “Murguita” es el diminutivo de “murga”, un género típico del carnaval uruguayo.

 

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