El pesebre es la belleza de lxs que sudan

24 de Diciembre de 2019

[Por: Francisco José Bosch]




La navidad es esa posibilidad, siempre nueva, de ponernos frente a la belleza que nace en medio del mal. Se trata de contemplar la flor que irrumpe en medio del chiquero, el abrazo que abarca el silencio de la tragedia, los murmullos que siguen al grito desde las entrañas. 

 

La navidad es contar lo inenarrable: un Dios que se hace hombre, un desposeído todopoderoso, un trabajador de la economía popular que será Rey, un ser humano que es todo un pueblo. 

 

Preguntar por el mal y contarlo. Buscar la belleza, dejarse guiar en comunidad y narrar el milagro en medio de la noche. Quizás de eso vaya la navidad, también en el siglo XXI, con Francisco y Trump.

 

Contar el mal

 

Esta acumulación originaria viene a desempeñar en la Economía política más o menos el mismo papel que desempeña en la teología el pecado original. Adán mordió la manzana y con ello el pecado se extendió a toda la humanidad. Los orígenes de la primitiva acumulación pretenden explicarse relatándolos como una anécdota del pasado. En tiempos muy remotos —se nos dice—, había, de una parte, una élite trabajadora, inteligente y sobre todo ahorrativa, y de la otra, un tropel de descamisados, haraganes, que derrochaban cuanto tenían y aún más. Es cierto que la leyenda del pecado original teológico nos dice cómo el hombre fue condenado a ganar el pan con el sudor de su rostro; pero la historia del pecado original económico nos revela por qué hay gente que no necesita sudar para comer. No importa. Así se explica que mientras los primeros acumulaban riqueza, los segundos acabaron por no tener ya nada que vender más que su pelleja. De este pecado original arranca la pobreza de la gran masa que todavía hoy, a pesar de lo mucho que trabaja, no tiene nada que vender más que a sí misma y la riqueza de los pocos, riqueza que no cesa de crecer, aunque ya haga muchísimo tiempo que sus propietarios han dejado de trabajar.

 

Karl Marx, Capitulo XXIV de El Capital, año 1867. 

 

Un niño jalando pegamento en el mercado de cualquier ciudad, un abuelo con llagas en su cuerpo muriendo en la calle, miles de pibes comiendo una vez por día en un mundo que tira comida. No hace falta ser un visionario para comprender que algo está mal. Muy mal. 

 

Este mal puede reconstruirse desde nuestras cruces hasta las más antiguas: En el siglo XIX, el gran judío Carlos Marx, utiliza una metáfora teológica (en términos de E. Dussel) para explicar la acumulación originaria: el mito adámico (P. Ricouer). El origen del mal tiende un puente entre lo relacional y lo económico. Pecado original y pecado económico. El origen de nuestros males, y el origen de ‘el mal’: morder el fruto y ser unos vagos, irían de la mano, para poder sellar esa alianza: además de pobres, malditos. 

 

No dejar a Dios ser Dios, absolutizar mediaciones, tomar en nuestras manos destinos y sueños. Un pecado original que se completa con el fratricidio, el asesinato del hermano, el exterminio del otrx. Adan, Eva, Cain y Abel. Contar el mal, hasta llegar al origen maldito del orden injusto actual: una acumulación que permite no sudar. 

 

La belleza de lxs que sudan 

 

Comprendimos que esas changas que nos inventamos para sobrevivir, esos mercados barriales, esos puestos ambulantes, esas fábricas recuperadas, esos talleres familiares, esos polos productivos, esas carretas cartoneras, esas cooperativas de trabajo, esas obras barriales, esas cuadrillas villeras, esos espacios comunitarios de amor y cuidado, se habían convertido en el centro de nuestra vida económica.

 

Al mismo tiempo, comenzó un proceso de encuentro con las organizaciones de agricultores, campesinos e indígenas, que comparten los padecimientos y la piel morena de los trabajadores de la economía popular urbana.

 

Nuestra lucha, entonces, pasó a centrarse en la dignificación de estas actividades: el acceso a los medios de producción, mejores condiciones de trabajo, reconocimiento del salario social complementario y la ampliación de nuestros derechos laborales.

 

Así, trabajadores sin patrón, excluidos de todo derecho y reconocimiento, pero conscientes de nuestra propia dignidad humana, logramos visibilizar nuestra existencia silenciada y obtener algunas conquistas. En ese camino, encontramos un amigo inesperado, el Papa Francisco, que puso ante los ojos del mundo la potencialidad de los pobres organizado afirmando que no solo padecemos la injusticia, sino que luchamos contra ella, predicando que en nuestras manos no solo está el destino de los pobres sino el futuro de la humanidad toda, golpeada por una crisis socioambiental y un sistema que sólo rinde culto al dinero. 

 

Documento fundacional de la UTEP, Bs. As., 21 de Dic 2019. 

 

El mal no tiene la última palabra. Antes de reconstruir el pesebre, los primeros cristianos levantaron al crucificado, al torturado, al masacrado. La vida irrumpe desde dentro de la muerte, la semilla revienta desde debajo de la tierra para escandalizar con un retoño.  Buscar en cada tiempo, la belleza de lxs que sudan, es buscar el pesebre: 

 

Miles de hombres y mujeres descartadas se juntan en un estadio de la ciudad de Buenos Aires. Están frente a un parto colectivo: nace en Argentina un sindicato de nuevo tipo. Un sindicato, sí, que en vez de transar con los poderosos, busca representar a los que no son miradxs como trabajadorxs. 

Los descartados no se resignan, enfrentan la cultura de la muerte, crean un trabajo con la cicatriz de la necesidad. Marcados por la violencia de ser la basura que sobra (ya no el ejercito de reservaba que será incluido), cortan rutas, se organizan en movimientos populares, entran a empujones a espacios de poder y terminan por parir una nueva gremialidad. 

 

Nietos de la derrota del trabajo frente al capital en la dictadura genocida de los años 70, hijos e hijas de los piquetes que buscaban estrangular el circuito de las mercancías, los trabajadores de la economía popular son los nuevos poetas sociales (expresión que les regalo el Papa Francisco, en su encuentro mundial con los movimientos populares en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia). Inventan un trabajo, son creadores de formas nuevas de reproducir la vida, que cuida la casa común y cultivan el tejido social: Criadores del tejido social, cuidadoras de la casa común.

 

Nace la Unión de trabajadores y trabajadoras de la Economía Popular. Cartoneros, campesinas, cuida coches, feriantes, constructoras, cooperativistas. Todo mirando sus manos de frente y reconocido la belleza y el poder creador que tenían ahí guardado. Recuperando el acto creador, con fe y lucha, para pararse de manos frente a un mundo que lxs descarta. 

 

Sobre partos: un ranchito en la periferia

 

En el vientre de María Dios se hizo hombre. 

Y en el taller de José Dios se hizo también clase

Dom Pedro Casaldaliga

 

En NuestrAmérica la mezcla es la virtud capital. No podemos hablar de nada sagrado en estas tierras sin sentipensarnos mezclado. La pureza es para nosotros lo diabólico. Quizás por eso, hermosos procesos de transformación y liberación en nuestra Patria Grande se dieron gracias a la mezcla entre fe y lucha. Dios hizo su tienda en medio nuestro en muchos momentos de la historia: luchando por la tierra en Brasil, dejando la vida por la selva, poniéndose un pasamontaña para ser visto, haciéndose ‘compa’ para caminar el monte. 

 

Y cada vez que estuvo con nosotros, el pesebre se hacía nuevo: es siempre un artesano de la construcción y una joven teniendo familia en la marginalidad. Es siempre un movimiento de marginados marcados por el dolor de la exclusión. Es siempre la periferia irrumpiendo en el centro del poder y siendo masacrada. Es siempre la victoria de Dios, que es la de los de abajo. 

Ese trabajar de la economía popular que nacía entre aromas de mierda, animales y manos gastadas, llegó para dejar nacer en cada tiempo la belleza de la organización de lxs de abajo. 

 

Un pesebre que desde Belén, hoy entre muros, llega hasta Buenos Aires, para ver nacer la comunión de lxs que trabajan por tierra, techo y trabajo para todxs. 

 

 

Francisco Bosch

Teólogo y educador en el equipo de formación de la UTEP (seccional MDP)

 

 

 

Pie de Foto: Barrios Las Heras, 14 de Junio de 2019, misa en aniversario del hermanito Mauricio Silva, barrendero, trabajador de la economía popular, y sacerdote, desaparecido hace 42 años. El único patrono que puede tener la economía popular.  

 

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