La construcción de una nueva Navidad

24 de Diciembre de 2019

[Por: Marcelo Barros]




En este año, el papa Francisco comenzó la celebración del Adviento por una peregrinación a la localidad de Greccio, donde en 1223 San Francisco de Asís construyó la primera cuna de Navidad. Allí, el papa firmó la Carta Apostólica Admirabile Signum, sobre el significado y el valor de la cuna navideña. Al instalar una cuna en nuestros hogares y comunidades, queremos expresar que aceptamos ser los verdaderos personajes de una Navidad viva y actual. No se trata de representar o repetir la historia de Belén, sino de manifestar hoy en el mundo el hecho de que Dios asume nuestra humanidad y se manifiesta en personas que aceptan ser testigos de su amor.

 

En la narrativa evangélica de la navidad de Jesús, hay una enorme contradicción entre el esplendor del anuncio de los ángeles y la pobreza de lo que los pastores han encontrado: un pesebre y un niño pobre en él depositado. Allí aprendemos a redescubrir la presencia divina en lo que es más humano y, especialmente, en la realidad de las personas heridas por la pobreza, la injusticia y la marginalidad. 

 

Antiguos pastores de la Iglesia enseñaban que la cruz de Jesús es hecha de la misma madera que la cuna de Belén. Era la forma de decir que, acostado en el pesebre, Jesús ya asumía su condición de pobre, marginal y condenado por el poder del mundo. Al igual que la cruz, la cuna no puede ser solo un adorno en nuestros hogares. Es signo de la solidaridad de Dios con nosotros; Una forma de decir a cada persona injustamente marginada: Dios está de tu lado y viene a luchar contigo por tu liberación.

 

En la Navidad de hoy también tenemos quienes continúan el papel de Herodes. Enemigos de la humanidad mantienen actitudes de racismo, discriminación social, prejuicios contra migrantes y contra quienes defienden derechos humanos. Sin embargo, las comunidades y movimientos sociales siguen trabajando para transformar ese mundo. Cada uno de nosotros tiene aspectos en su vida personal que parecen menos nobles y presentables. Este lado de nuestra vida es como un pesebre en lo cual la presencia divina se manifiesta. Jesús descansa en la paja de nuestras vidas para llevarnos a un cambio de vida y à la transformación del mundo. Esta es la nueva forma de Navidad.

 

 

Imagen: Vatican News

 

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