Reflexión de Navidad desde Chile

24 de Diciembre de 2019

[Por: Rogelio A. Correa S. | Amerindia Chile]




Jesús nace en Palestina en el año primero de nuestra era. Palestina será su país, el territorio de Galilea su provincia, Nazaret su pueblo y su casa paterna. La gente que lo conoció lo identificará siempre como un provinciano galileo, un nazareno y el hijo de José y María. Probablemente aprendió el mismo oficio de José y, también, tareas campesinas como temporero, lo que le permitió tener un ingreso para vivir y apoyar su familia. Sus costumbres, su cultura, su idioma, su estilo de vida, sus problemas, fueron los propios de una persona del pueblo, del pueblo pobre palestino.  

 

Jesús se identificó y vivió la dura y difícil realidad de ese pueblo pobre palestino que formaba parte de una sociedad de profundas desigualdades y discriminaciones sociales, de odiosos abusos de poder y pesadas cargas de impuestos para la religión, el Estado y para el imperio de Roma, invasor, dominador. Pueblo humillado, reprimido, atemorizado, dividido y sin líderes, abandonado a su suerte “como ovejas sin pastor”.  

 

A los treinta años de edad decide que tiene que hacer algo por su pueblo y durante tres años no descansará recorriendo caminos y lugares con una propuesta de cambios profundos y radicales, llamando a la gente más humilde y a quien quisiera oírlo y creerle a unirse a su causa: convertir el corazón y desde ahí construir o re-construir “el reinado de su Padre”. Eso quería decir establecer relaciones interpersonales de hermandad, pero desde lo más íntimo de cada persona, desde la propia dignidad ninguneada o reconocida, desde el corazón liberado y sanado de egoísmos, rencores, miedos, sentimientos culposos, soledades y desamores. Su propuesta es que cada uno y cada una despierte la natural disposición de su corazón para la generosidad, la compasión, el espíritu de servicio, la solidaridad, el respeto mutuo. 

 

Jesús fue un optimista, creyó en su causa y creyó en la enorme fortaleza y capacidad de las personas, especialmente del pueblo humilde, para entender esta causa humanizadora y liberadora, asumirla, empoderarse y comprometerse con sinceridad, fe, coherencia, hasta dar la vida, si fuere necesario, como fue su propia suerte. 

 

En esta Navidad de 2019, en la cercanía de un nuevo año, en las circunstancias críticas de nuestro Chile que “despierta”, “estalla”, “protesta y demanda”, exigiendo dignidad, justicia, no más desigualdades y abusos, me nace saludarte, saludarlos o saludarlas haciendo memoria de Jesús. Su mensaje: ser y vivir como hermanos y hermanas es la clave y el principio de las transformaciones profundas y radicales que queremos para nuestro país. Si estamos realmente convencidos o convencidas de ello, y dispuestos o dispuestas de corazón a sumarnos a su causa, generosamente, sinceramente, confiadamente, entonces podemos celebrar con alegría y en paz la fiesta de su navidad. 

 

Un abrazo y el regalo de mi cariño, confianza y agradecimiento por la amistad que nos une.  

 

ROGELIO A. CORREA S. 

 

 

Imagen: https://www.elsoldemexico.com.mx/mundo/ultimas-noticias-piden-salud-y-educacion-no-balas-el-mundo-se-solidariza-con-chile-artistas-mensajes-apoyo-protestas-pinera-redes-sociales-mon-laferte-4369537.html 

 

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