La civilización de los bárbaros

24 de Octubre de 2019

[Por: Francisco José Bosch]




Nuevos caminos desde la Amazonia para todo el kosmos

 

Un lema: “civilización y barbarie” sirvió para dividir, para aniquilar y llegó al culmen, hacia fines de los años 80, a aniquilar la mayoría de los pueblos originarios, porque eran “barbarie” y la “civilización” venía de otro lado (Francisco a la 1ª Congregación General de la Asamblea del Sínodo Panamazónico).

 

El sistema mundo necesita dar un giro drástico, necesita una conversión en su modo de vida: una vuelta radical, un volver a la raíz, a los ritmos de la vida y la sabiduría de los pueblos. La Iglesia, conducida por el Papa Francisco, quiere ser una enorme caja de resonancia para que estos ‘nuevos caminos’ que se deben andar, sean desde la voz de ‘los condenados de la tierra’. 

 

Para hacer este cambio de paradigma, que no sea un remiendo pragmático (ni dentro de la Iglesia, ni fuera de ella), me parece intuir que estamos frente a un nuevo movimiento de época: unir grito de las mujeres, los pobres y la tierra desde una conversión a la cultura popular, al cultus que cría cada comunidad en su territorio para cuidar las religaciones fundamentales que sostienen la vida. 

 

Partir de la risa a los emplumados

 

‘Se acordó de los emplumados y aquí estamos como pueblos indígenas’, desde el Sinodo, Gregorio Díaz Mirabal, coordinador de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA).

 

Los emplumados encaminan las carabelas en sentido opuesto. Cargan allí sus redes, sus colores, sus sabores, sus relatos, sus fiestas. Llevan en su piel los gritos de sus hermanxs y de su tierra bendita. Al otro lado del charco los espera uno de los responsables de orquestar la invasión hace cinco siglos. 

 

Son recibidos entre sonrisas, como hermanos, como protagonistas de un camino compartido. Pero, como era de esperarse, algunos miran escondidos detrás de las grandes columnas del templo y murmuran. Osan reírse de los emplumados, burlarse de su vuelta al viejo mundo. 

 

El agua se parte en dos, de un lado quedan los reglamentos, los ritos, la disciplina de los que no dudan hace siglos. Ellos también tienen sus risas socarronas, ese humor que genera víctimas. Al otro lado del agua, una canoa cargada en hombros que viaja por la plaza San Pedro, un Obispo de Roma compañero, unas cuantas mujeres que no bajan la mirada nunca más, unos cuantos indios que no se callan nunca más. 

 

La conversión desde los des-almados

 

Los países desarrollados se han enriquecido en gran medida gracias al colonialismo. Ignoran esto, y esperan continuar con su vida cómoda. La pregunta es: ¿cómo llevar la conversión a los antiguos colonizadores? (Circulo menor Ingles-frances, 18 de octubre de 201, Sínodo Panamazónico)

 

El Siglo XVI tuvo un sínodo parecido al actual, pero en Valladolid. Allí juristas y teólogos discutieron sobre ‘La nueva España’ y ‘los naturales’. Los indios de América eran objeto de debate, de mentes ilustradas y europeas, que querían definir con mayor o menor humanismo, su destino. 

 

La controversia central entre las posturas de Gines de Sepulveda y Bartolome de las Casas enfrentaba una superioridad natural de los almados, sobre la inferioridad de los desalmados. Paradójicamente los racionales almados eran lo que estaban en un proceso de exterminio de los desalmados. 

 

Quinientos años después, los desalmados son sujetos de la nueva controversia de época: ¿Cuáles son los vínculos fundamentales para sostener la vida en el planeta? Los maestros de esta nueva disputa son los pueblos indios de Nuestra América, que nombran ‘Buen vivir’ al Proyecto de Reino de Dios de nuestro hermano de Jesús. 

 

El dios del mercado, del extractivismo y las fronteras tiene un rostro concreto en el norte del mundo. Los civilizados le han puesto nombre a su liderazgo, quieren salvar su modo de vida, sus privilegios, y un tal Donal es su conducción. El Dios de la vida, de los pueblos originarios y del encuentro también tiene un liderazgo en este tiempo de crisis sistémica: el papa Francisco. 

 

Nuevos caminos son nuevos methodos 

 

‘La escucha no es nada fácil’ (Instumentum Laboris 3).

 

América Latina tiene una intuición fundamental para compartir al mundo. El Papa Francisco parece decidido a gastar las fuerzas de su vejez en ese despertar: la voz de lxs de abajo va a salvar el mundo. Hay que volver a escuchar por vocación creyente, por necesidad de supervivencia, por exigencia histórica. 

 

Una enorme escuela de escuchadores nos precede: un carpintero frente a una mujer Cananea desesperada, un loco del espíritu que desde Asís dijo que "Debemos evangelizar en todo momento, y si es necesario, con palabras", un brasilero que redescubrió la dinámica reciproca del universo en los procesos educativos, un salvadoreño que escucho para ser abogado de los pobres, y tantos escuchadores de comunidad que hoy viven en NuestrAmérica. 

Una estampa del sínodo en Roma, quizás nos ayude a pensar este método dialógico: una canoa y una red, en medio de un pueblo, diverso en pieles y saberes. 

 

- Contemplar la poesía de los pueblos: admirar la voz soberana y creadora de cada comunidad, ser escuchadores de la fe que se experimenta abajo (mandato del Dt 6,4 y confirmación del apóstol Rom 10,17).

 

- Pesca hermenéutica en la fuente: encontrar dentro de las dinámicas logomíticas de los pueblos las herramientas de interpretación que ellos mismos tienen. La red es esa herramienta compleja y artesanal que nos recuerda que todo está vinculado. Allí tensionar esa mirada con las palabras que dan vida desde la fuente, de la Tradición (mayúscula). 

 

- Cultivar pescadores: realizar un compromiso comunitario desde los gritos, buscar caminos colectivos para religarse con la vida. Cuidar la tierra, cultivar el tejido social, en cada territorio.

 

Se trata, en definitiva, de la conversión del centro a la periferia, de los de arriba a los de abajo desde una nueva síntesis de las narraciones profético-sapienciales de nuestros pueblos, en dialogo con la Tradición. 

Quizás, de esta forma, la iglesia sea compañera del Espíritu para cambiar el mundo desde abajo.

 

Quizás así, las asambleas eclesiales en cada territorio, ayuden a que ‘el consuelo liberador del evangelio’ sea una realidad en medio nuestro: rostro asambleario de un Dios-comunidad.

 

Quizás ya no tengamos un Arca de Noé para salvar a algunos, pero sí nos quede una canoa donde caben todos los saberes y vínculos primordiales. 

 

Quizás el papa del fin del mundo, sea también el papa del fin de este mundo. 

 

Francisco Bosch 

 

Sistematizador de teologías narrativas en NuestrAmérica (Amerindia y Cebs)

Foto: Gilherme Carvalli

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