El legado de Chico Mendes para el Sínodo Panamazónico

30 de Agosto de 2019

[Por: Leonardo Boff | Texto en español y portugués]




[Por: Leonardo Boff | Texto en español y portugués]

 

Chico Mendes es un hijo genuino de la selva, identificado con ella. Pronto se dio cuenta de que el desarrollo actual prescinde de la naturaleza y que se hace contra ella, pues la ve más como un estorbo que como un aliado. Fue uno de los pocos que entendió la sostenibilidad como equilibrio dinámico y autorregulador de la Tierra, gracias a la cadena de interdependencias entre todos los seres, especialmente, los seres os vivos que viven de recursos reciclados permanentemente y, por eso, sostenibles indefinidamente. La Amazonia es el mayor ejemplo de esta sostenibilidad natural.

 

Los que lo conocimos y gozamos de su amistad sabemos de su profunda identificación con la selva amazónica, con su inmensa biodiversidad, con los seringales (plantaciones de árboles de caucho), con los animales, con la menor señal de vida del bosque. Tenía el espíritu de un san Francisco moderno.

 

Dividía su tiempo entre la ciudad y la selva. Cuando estaba en la ciudad oía fuertemente la llamada de la selva, en su cuerpo y en su alma. Se sentía parte de ella y no sobre ella. Por eso cada cierto tiempo regresaba a su seringal y a la comunión con la naturaleza. Ahí se sentía en su hábitat, en su verdadera casa.

 

Pero su conciencia socioecológica lo hacía dejar por algún tiempo la selva para organizar a los seringueros (trabajadores del caucho), fundar células sindicales y participar en las luchas de resistencia: los famosos “empates”, estrategia por la cual los seringueros junto con sus niños, sus ancianos y otros aliados se apostaban pacíficamente delante de las máquinas taladoras, impidiéndoles derribar los árboles.

 

Frente a la quemas, como las que hay actualmente en la Amazonia, que en 2019 han tenido 74,155 focos alcanzando 18.627 km2, Chico Mendes sugirió, en nombre del movimiento de los pueblos de la selva, la creación de reservas extractivas, aceptadas por el Gobierno Federal en 1987. Bien decía: “nosotros los seringueros entendemos que la Amazonia no puede transformarse en un santuario intocable. Por otro lado, entendemos también que hay una necesidad urgente de desarrollo, pero sin talar y con esto amenazar la vida de los pueblos del planeta”.

 

Afirmó: “al principio defendía a los seringueros, después comprendí que debía defender la naturaleza y finalmente me di cuenta de que debía defender a la humanidad. Por eso proponemos una alternativa de preservación de la selva que sea al mismo tiempo económica. Pensamos entonces en crear la reserva extractiva” (cf. Grzybowski, C., (org.) El testamento del Hombre de la Selva: Chico Mendes por él mismo, FASE, Rio de Janeiro 1989 p.24).

 

Él mismo explicaba cómo iba a funcionar: “En las reservas extractivas vamos a comercializar e industrializar los productos que la selva nos concede generosamente. La universidad debe acompañar la reserva extractiva. Ella es la única salida para que la Amazonia no desaparezca. Esa reserva no tendrá propietarios. Va a ser un bien común de la comunidad. Tendremos el usufructo, no la propiedad” (cf. Jornal do Brasil 24/12/1988). “De este modo se encontraría una alternativa al extractivismo salvaje que solamente trae beneficios a los especuladores. Un árbol de caoba cortado en Acre cuesta de 1 a 5 dólares; vendido en el mercado europeo cuesta de 3 a 5 mil dólares”.

 

En vísperas de la Navidad de 1988 fue víctima de la saña de los enemigos de la naturaleza y de la humanidad. Fue asesinado con 5 balazos. Dejó la vida amazónica para entrar en la historia universal y en el inconsciente colectivo de las personas que aman nuestro planeta y su biodiversidad.

 

Chico Mendes se ha convertido en un arquetipo que anima la lucha por la preservación de la selva amazónica y de los pueblos de la selva, asumida ahora por millones de personas. Entendemos la indignación de muchos miembros del G7, liderados por E. Macron, presidente de Francia, contra la devastación irracional promovida por el presidente Bolsonaro. Comete un crimen contra la humanidad, un ecocídio ya definido como crímen por la ONU en 2006, y solo por eso mereceria ser juzgado por ecocidio. La Amazonia es un Bien Común de la Humanidad.Brasil tiene solo la administración, por sinal, muy mala y irresposable.

 

Los megaproyectos amazónicos (brasileños y extranjeros) ponen de manifiesto el tipo de desarrollo depredador del capitalismo. Produce solo crecimiento, del que se han apropiado algunos a expensas de la selva y de la miseria de sus pueblos. Es contrario a la vida y enemigo de la Tierra. Es el resultado de una racionalidad demente.

 

Sobre tales proyectos faraónicos se toman decisiones sin las debidas informaciones en oficinas gélidas, lejos del paisaje encantador, ciegos a las caras suplicantes de los sertanejos e indiferentes a los ojos ingenuos de los indios, sin ningún vínculo de empatía ni sentido de respeto hacia la selva, ni de solidaridad humana.Ahora que todos hablan de las quemas de la selva, olvidan totalmente los pueblos originários amenazados, como si la selva seria solamente importante para la ecología. Ellos son los dueños originários y no son cosultados para nada.

 

Diferente es el instrumento de trabajo para el Sínodo Panamazónico, donde la voz más presente y escuchada proviene de los pueblos de la selva. Ellos saben cómo protegerla. Ofrecen las mejores sugerencias, uniendo la protección del bosque y la extracción y producción de sus bienes naturales.

 

Este “desarrollo”, hecho con el pueblo y para el pueblo, deslegitima la idea dominante, especialmente la del agronegocio, de que los bosques y selvas deben ser erradicados porque de lo contrario no se entraría en la modernidad.

Los estudios han demostrado que no es necesario destruir la selva amazónica para obtener riquezas. La extracción de frutas de las palmeras (açaí, burití o moriche, bacába o milpesillo, chontaduro, etc.), nuez de Brasil, caucho, aceites vegetales y colorantes, sustancias alcaloides para farmacología, sustancias de valor herbicida y fungicida rinden más que toda la deforestación, que bajo el gobierno de Bolsonaro ha crecido en más del 230%.

 

Solo el 10% de las tierras roxas (tierras de los indios), ya identificadas como de excelente fertilidad, pueden convertirse en áreas de la mayor producción agrícola mundial. La explotación de minerales y madera puede ir de la mano con la reforestación permanente que asegura la mancha verde de las áreas afectadas (cf. Moran, E., La economía humana de las poblaciones amazónicas, Vozes, Petrópolis 1990, 293 y 404-405; Schubart, H., Ecología y utilización de las selvas , en Salati, E., Amazonia, desarrollo, integración, ecología, op.cit. 101-143).

 

La Amazonia es el lugar de ensayo de una alternativa posible, en consonancia con el ritmo de su naturaleza exuberante, respetando y valorando la sabiduría de los pueblos originarios.

 

Chico Mendes será para el Sínodo Panamazónico, que tendrá lugar en octubre de 2019 en Roma, un ejemplo paradigmático y una fuente de inspiración.

 

*Leonardo Boff es ecoteólogo y filósofo y ha escrito Cómo cuidar de la Casa Común: una ética de la Tierra, Vozes 2018.

Traducción de Mª José Gavito Milano

 

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O legado de Chico Mendes para o Sínodo Panamazônico

 

Chico Mendes é um lídimo filho da floresta, identificado com ela. Cedo se deu conta de que o atual desenvovlvimento prescinde da natureza e que se faz contra ela, pois, a vê antes como um estorvo que como um aliado. Foi um dos poucos que entendeu a sustentabilidade como equilíbrio dinâmico e autoregulador da Terra, graças a cadeia de interdependências entre todos os seres, especialmente, dos vivos que vivem de recursos permanentemente reciclados e, por isso, indefinidamente sustentáveis. A Amazônia é o exemplo maior desta sustentabilidade natural.

 

Nós que o conhecemos e com quem privamos de amizade, sabemos de sua profunda identificação com a floresta amazônica, com sua imensa biodiversidade, com os seringais, com os animais, com o mais leve sinal de vida da mata. Tinha o espírito de um São Francisco moderno.

 

Dividia seu tempo entre a cidade e a selva. Mas quando estava na cidade ouvia fortemente o chamado da selva, em seu corpo e em sua alma. Percebia-se parte dela e não sobre ela. Por isso, regressava de tempos em tempos ao seu seringal e à comunhão com a natureza. Aí sentia-se em seu habitat, em sua verdadeira casa.

 

Mas sua consciência socioecológica o fazia deixar, por algum tempo, a floresta para organizar os seringueiros, fundar células sindicais e participar das lutas de resistência: os famosos "empates", estratégia pela qual os seringueiros junto com suas crianças, velhos e outros aliados se postavam pacificamente diante das máquinas dos desmatadores, impedindo-lhes de derrubar as árvores.

 

Face às queimadas como as atuais da Amazônia que em 2019, foram de 64,155, focos atingindo 18.627 km2, Chico Mendes sugeriu em nome do movimento dos povos da floresta a criação de reservas extrativistas, aceitas pelo Governo Federal em 1987. Bem dizia: “nós seringueiros, entendemos que a Amazônia não pode se transformar num santuário intocável. Por outro lado, entendemos também que há uma necessidade urgente de desenvolvimento, mas sem desmatar e com isto ameaçar a vida dos povos do planeta”.

 

Afirmou: “no início defendia os seringueiros, depois compreendi que devia defender a natureza e por fim, percebi que devia defender a Humanidade. Por isso propomos uma alternativa de preservação da floresta que fosse ao mesmo tempo econômica. Então pensamos na criação da reserva extrativista" (cf. Grzybowski, C.,(org.) O testamento do Homem da Floresta: Chico Mendes por ele mesmo, FASE, Rio de Janeiro 1989 p.24).

 

Ele mesmo explica como funciona: "Nas reservas extrativistas nós vamos comercializar e industrializar os produtos que a floresta generosamente nos concede. A universidade precisa acompanhar a reserva extrativista. Ela é a única saída para a Amazônia não desaparecer. E mais : essa reserva não terá proprietários. Ela vai ser um bem comum da comunidade. Teremos o uso-fruto não a propriedade" (cf. Jornal do Brasil 24/12/1988).“Destarte se encontraria uma alternativa ao extrativismo selvagem que somente traz vantagens aos especuladores. Uma árvore de mogno, cortada no Acre, custa de 1-5 dólares; vendida no mercado europeu custa cerca de 3-5 mil dólares”.

 

Na véspera do Natal de 1988 foi vítima da sanha dos inimigos da natureza e da humanidade. Foi assassinado com 5 balas. Deixou a vida amazônica para entrar na história universal e no inconsciente coletivo dos que amam nosso planeta e sua biodiversidade.

 

Chico Mendes virou um arquétipo que anima a luta pela preservação da floresta amazônica e dos povos da floresta, hoje assumida por milhões de pessoas. Entendemos a indignação de muitos membros do G 7, liderados por E. Macron, presidente da França, contra a devastação irracional promovida pelo Presidente Bolsonaro. Comete um crime contra Humanidade e mereceria ser julgado por esse crime. A Amazônia é um Bem Comum da Humanidade.

 

Os megaprojetos amazônicos (brasileiros e estrangeiros) refutam o tipo de desenvolvimento depredador do capitalismo. Ele produz apenas crescimento, apropriado por alguns à custa da floresta e da miséria de seus povos. É contra a vida e inimigo da Terra. Ele é fruto de uma racionalidade demente.

 

Tais projetos faraônicos, sem as devidas informações tomam decisões em escritórios gélidos, longe da paisagem que encanta, cegos aos rostos suplicantes dos sertanejos e indiferentes aos olhos ingênuos dos índios, sem qualquer vínculo com a empatia e com o sentido de respeito da selva e de solidariedade humana.

 

Diferente é o Instrumento de trabalho para o Sínodo Panamazônico, onde a voz mais presente e ouvida é dos povos da floresta. Eles sabem protegê-la. Oferecem as melhores sugestões, unindo a salvaguarda da floresta e a extração e produção de seus bens naturais.

 

Esse "desenvolvimento" é feito para o povo e com o povo. Ele deslegitima a ideia dominante, especialmente do agronegócio de que as florestas deviam ser erradicadas. Caso contrário não se entraria na modernidade.

 

Os estudos mostraram que não é preciso destruir a floresta amazônica para tirar riquezas dela. A extração dos frutos das palmeiras (açai, buriti, bacaba, pupunha etc), da castanha-do-pará, da seringa, dos óleos e corantes vegetais, das substâncias alcaloides para a farmacologia, das substâncias de valor herbicida e fungicida rendem mais do que todo o desmatamento que sob o governo de Bolsonaro cresceu mais de 230%.

 

Só os 10% das terras roxas (terras dos índios) já identificadas de excelente fertilidade podem tornar-se áreas de maior produção agrícola mundial. A exploração de minério e de madeira podem caminhar juntos com um reflorestamento permanente que garanta a mancha verde das áreas afetadas (cf. Moran, E., A economia humana das populações na Amazônia, Vozes, Petrópolis 1990, 293 e 404-405 ; Schubart, H., Ecologia e utilização das Florestas, em Salati, E., Amazônia, desenvolvimento, integração, ecologia, op.cit. 101-143).

 

A Amazônia é o lugar de ensaio de uma alternativa possível, em consonância com o ritmo daquela natureza luxuriante, respeitando e valorizando a sabedoria dos povos originários.

 

Chico Mendes será para o Sínodo Panamazônico a realizar-se em outubro de 2019 em Roma, um exemplo paradigmático e uma fonte de inspiração.

 

Leonardo Boff é eco-teólogo e filósofo e escreveu Como cuidar da Casa Comum: uma ética da Terra, Vozes 2018.

 

Imagem: https://elfurgon.com.ar/2018/12/22/chico-mendes-un-dia-abrasador-de-diciembre/ 

 

 

 

 

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