16 de Agosto de 2019
[Por: Luis Van de Velde]
“Se recrudecía la represión”, escribe Padre Pedro en su libro “La fe de un pueblo”. “Así, tan cerca de la muerte, fuimos descubriendo una nueva forma de acolitado: acompañar. Acompañar a todos en este viacrucis de dolor, ayudando a superar el miedo”. Surgieron cursos de enfermería y primeros auxilios. Se aprendió a inyectar. En las casas de las CEBs había “hospitales ambulantes”. Se alistaron mochilas-botiquines para atender heridos. “Otra forma de acolitado fue la atención a los refugiados que huían de los operativos criminales. Mujeres y niños buscaban la ayuda de la Iglesia. Esta abrió sus puertas y comenzó a organizar la ayuda de emergencia”. Recuerdo otra forma de acolitado que he vivido: acompañar a familias en la búsqueda de parientes “desaparecidos”…
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