02 de Agosto de 2019
[Por: Juan Carlos Greco | Reflexión y Liberación]
Mauricio Silva era un hombre alto, paciente, de gran alegría, de risa fácil y muy ocurrente, con apariencia de fuerte y sano. Muy demostrativo en sus afectos. Fiel a su compromiso evangélico y exigente consigo mismo. Primaba su vida interior. Leía mucho. Le gustaba remar, tocar la guitarra y la trompeta. También jugar al fútbol, todos lo disputaban. Atendía a los muchachos en los campos deportivos, con gran entusiasmo y sin ahorrar energías…
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