[Por: Luis Van de Velde]

El día 25 de julio de 1980 asesinaron al seminarista diocesano, diácono, Ohtmaro Cáceres, junto con 12 personas más.  Estaban en la Ermita del Cantón Platanares, Suchitoto.  A unos meses de su ordenación sacramental, “su martirio fue su ordenación sacerdotal”. Así lo dice nuestro arzobispo en su carta pastoral sobre el martirio.  Este crimen no ha sido investigado judicialmente. Todo quedó, como la gran mayoría de los crímenes de la represión y de la guerra, en impunidad.  Aunque se sabe que el terrateniente, Fabián Ventura, con un escuadrón de la muerte y en un operativo de fuerza armada, han sido los autores y responsables.  Nuestro sistema y poder judicial no han hecho la necesaria investigación.  No hay plena verdad.  No hay justicia. Las heridas están abiertas…

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