La Amazonia: ni salvaje, ni pulmón, ni granero del mundo

11 de Julio de 2019

[Por: Leonardo Boff | Texto en español y portugués]




El Sínodo pan-amazónico que se celebrará en octubre de este año en Roma demanda un mejor saber sobre el ecosistema amazónico. Hay que deshacer mitos.

 

Primer mito: el indígena como salvaje y genuinamente natural, y por eso en sintonía perfecta con la naturaleza. Se regularía por criterios no-culturales sino naturales. Estaría en una especie de siesta biológica ante la naturaleza, en una perfecta adaptación pasiva a los ritmos y a la lógica de la naturaleza.

 

Esta ecologización de los indígenas es fruto del imaginario urbano, fatigado por el exceso de tecnificación y de artificialización de la vida.

 

Lo que podemos decir es que los indígenas amazónicos son humanos como cualquier otro ser humano y, como tales, están siempre en interacción con el medio. La investigación comprueba cada vez más el juego de interacción entre los indígenas y la naturaleza. Ellos se condicionan mutuamente. Las relaciones no son “naturales” sino culturales, como las nuestras, en un intrincado tejido de reciprocidades. Tal vez los indígenas tienen algo de singular que los distingue del hombre moderno: sienten y ven a la naturaleza como parte de su sociedad y cultura, como prolongación de su cuerpo personal y social. No es, como para los modernos, un objeto mudo y neutro. La naturaleza habla y el indígena entiende su voz y su mensaje. La naturaleza pertenece a la sociedad y la sociedad pertenece a la naturaleza. Están siempre adecuándose mutuamente y en proceso de adaptación recíproca. Por eso están mucho más integrados que nosotros. Tenemos mucho que aprender de la relación que ellos mantienen con la naturaleza.

 

Segundo mito: la Amazonia es el pulmón del mundo. Los especialistas afirman que la selva amazónica se encuentra en un estado clímax. Es decir, se encuentra en un estado óptimo de vida, en un equilibrio dinámico en el cual todo es aprovechado y por eso todo se equilibra. Así la energía fijada por las plantas mediante las interacciones de la cadena alimentaria conoce un aprovechamiento total. El oxígeno liberado de día por la fotosíntesis de las hojas es consumido de noche por las propias plantas y por los demás organismos vivos. Por eso la Amazonia no es el pulmón del mundo.

 

Pero funciona como un gran filtro del dióxido de carbono. En el proceso de fotosíntesis se absorbe gran cantidad de carbono. Y el dióxido de carbono es el principal causante del efecto invernadero que calienta la tierra (en los últimos 100 años aumentó un 25%). Si un día la Amazonia fuese totalmente deforestada, serían lanzadas a la atmósfera cerca de 50 mil millones de toneladas de dióxido de carbono al año. Habría una mortandad en masa de organismos vivos.

 

Tercero mito: la Amazonia como el granero del mundo. Así pensaban los primeros exploradores como von Humboldt y Bonpland y los planificadores brasileros en tiempos de los militares en el poder (1964-1983). No lo es. La investigación ha demostrado que “la selva vive de sí misma” y en gran parte “para sí misma” (cf. Baum, V., Das Ökosystem der tropischen Regeswälder, Giessen 1986, 39). Es lujuriante pero con un suelo pobre en humus. Parece una paradoja. Lo dejó bien claro el gran especialista en Amazonas Harald Sioli: “la selva crece realmente sobre el suelo y no del suelo” (A Amazônia, Vozes 1985, 60). Y lo explica: el suelo es solamente el soporte físico de una trama intrincada de raíces. Las plantas se entrelazan por las raíces y se sostienen mutuamente por la base. Se forma un inmenso balance equilibrado y ritmado. Toda la selva se mueve y danza. Por esto, cuando una es derribada arrastra con ella a otras varias.

 

La selva conserva su carácter exuberante porque existe una cadena cerrada de nutrientes. Están los materiales en descomposición en el suelo, la capa vegetal de hojas, frutos, pequeñas raíces, excrementos de animales silvestres, enriquecidos por el agua que gotea de las hojas y el agua que escurre de los troncos. No es el suelo lo que nutre los árboles. Son los árboles los que nutren el suelo. Estos dos tipos de agua lavan y arrastran los excrementos de los animales arborícolas y animales de especies mayores como aves, macacos, coatis, perezosos y otros, así como la miríada de insectos que tienen su hábitat en la copa de los árboles. Existe también una enorme cantidad de hongos y un sinnúmero de micro-organismos que juntamente con los nutrientes reabastecen las raíces. Por las raíces, la sustancia alimenticia va a las plantas garantizando la exuberancia extasiante de la Hiléia amazónica. Pero se trata de un sistema cerrado con un equilibrio complejo y frágil. Cualquier pequeño desvío puede acarrear consecuencias desastrosas. El humus no alcanza comúnmente más que 30-40 centímetros de espesor. Con las lluvias torrenciales es arrastrado fuera. En poco tiempo aflora la arena. La Amazonia sin la selva puede transformarse en una inmensa sabana o hasta en un desierto. Por esto la Amazonia jamás podrá ser el granero del mundo, pero seguirá siendo el templo de la mayor biodiversidad.

 

Constataba el especialista de la Amazonia, Shelton H. Davis, en 1978 y sirve igualmente para 2019: “En este momento se está librando una guerra silenciosa contra pueblos aborígenes, contra campesinos inocentes y contra el ecosistema de selva en la cuenca amazónica” (Víctimas del milagro, Saar 1978, 202). Hasta 1968 la selva estaba prácticamente intacta. Desde entonces, con la introducción de los grandes proyectos de las hidroeléctricas y del agronegocio, y hoy con el anti-ecologismo del gobierno Bolsonaro, continúa la brutalización y la devastación de la Amazonia.            

 

Página de Boff en Koinonía

Página de Leonardo Boff

 

*     *     *

 

A Amazônia: nem selvagem nem pulmão nem celeiro do mundo

 

O Sínodo pan-amazônico a se celebrar em Roma em outubro deste ano demanda sabermos melhor sobre o ecossistema amazônico. Há que se desfazer mitos.

 

O primeiro mito: o indígena como selvagem e genuinamente natural e por isso em sintonia perfeita com a natureza. Regular-se-ia por critérios não-culturais, mas naturais. Ele estaria numa espécie de sesta biológica face à natureza, numa perfeita adaptação passiva aos ritmos e à lógica da natureza.

 

Esta ecologização dos indígenas é fruto do imaginário urbano, fatigado pelo excesso da tecnificação e da artificialização da vida.

 

O que podemos dizer é que os indígenas amazônicos são humanos como quaisquer outros humanos. E como tais, estão sempre em interação com o meio. Mais e mais a pesquisa comprova o jogo de interação entre os indígenas e a natureza. Eles se condicionaram mutuamente. As relações não são "naturais" mas culturais, como nós, numa teia intrincada de reciprocidades. Talvez nisso os indígenas têm de singular, distintivo do homem moderno: sentem e veem a natureza como parte de sua sociedade e cultura, como prolongamento de seu corpo pessoal e social. Não é como para os modernos, como um objeto mudo e neutro. A natureza fala e o indígena entende a sua voz e mensagem. A natureza pertence à sociedade e a sociedade pertence à natureza. Estão sempre se adequando mutuamente e em processo de adaptação recíproca. Por isso são muito mais integrados que nós.Temos muito a aprender da relação que eles entretém com a natureza.

 

O segundo mito: a Amazônia é o pulmão do mundo. Os especialistas afirmam que a floresta amazônica se encontra num estado climax. Quer dizer, ela se encontra num estado ótimo de vida, num equilíbrio dinâmico no qual tudo é aproveitado e por isso tudo se equilibra. Assim a energia fixada pelas plantas mediante as interações da cadeia alimentar conhece um aproveitamento total. O oxigênio liberado de dia pela fotossíntese das folhas é consumido pelas próprias plantas de noite e pelos demais organismos vivos. Por isso a Amazônia não é o pulmão do mundo.

 

Mas ela funciona como um grande filtro do dióxido de carbono. No processo de fotossíntese grande quantidade de carbono é absorvido. Ora o carbono é o principal causador do efeito estufa que aquece a terra (nos últimos 100 anos aumentou em 25%). Caso um dia a Amazônia fosse totalmente desmatada, seriam lançados na atmosfera cerca de 50 bilhões de toneladas de carbono por ano. Haveria uma mortandade em massa de organismos vivos.

 

O terceiro mito: a Amazônia como o celeiro do mundo. Assim pensavam os primeiros exploradores como von Humbold e Bonpland e os planejadores brasileiros no tempo dos militares no poder (1964-1983). Não é. A pesquisa mostrou que "a floresta vive de si mesma" e.   em grande parte. “para si mesma” (cf. Baum, V., Das Ökosystem der tropischen Regeswälder, Giessen 1986, 39). É luxuriante mas num solo pobre em humus. Parece um paradoxo. Bem o esclareceu o grande especialista em Amazonas Harald Sioli: “a floresta, cresce, de fato, sobro solo e não do solo” (A Amazônia, Vozes 1985, 60). E o explica: o solo é somente o suporte físico de uma trama intrincada de raízes. As plantas se entrelaçam pelas raízes e se suportam mutuamente pela base. Forma-se um imenso balanço equilibrado e ritmado. Toda floresta se move e dança. Por causa disso,quando uma é derrubada, carrega várias outras.

 

A floresta conserva seu caráter luxuriante porque existe uma cadeia fechada de nutrientes. Há os materiais em decomposição no solo - a serapilheira - que são folhas, frutos, pequenas raízes, excrementos de animais silvestres . Eles são enriquecidos pela água que goteja das folhas e da água que escorre dos troncos. Não é o solo que nutre as ávores. São as árvores que nutrem o solo. Estes dois tipos de água lavam e carregam os excrementos dos animais arborícolas e animais de espécies maiores como aves, macacos, coatis, preguiças e outros, bem como a miríade de insetos que têm seu habitat na copa das árvores. Existem ainda uma enorme quantidade de fungos e outro sem-número de micro-organismos que juntamente com os nutrientes reabastecem as raízes. E pelas raizes, a substância alimentar vai às plantas garantindo a exuberância extasiante da Hiléia amazônica. Mas se trata de um sistema fechado, com um equilíbrio complexo e frágil. Qualquer pequeno desvio pode acarretar consequências desastrosas. O humus não atinge, comumente, mais que 30-40 centímetros de espessura. Com as chuvas torrenciais é carregado embora. Em pouco tempo aflora a areia. A Amazônia sem a floresta pode se transformar numa imensa savana ou até num deserto. Por isso que a Amazônia jamais poderá ser o celeiro do mundo. Mas continuará a ser o templo da maior biodiversidade.

 

Constatava o especialista da Amazônia Shelton A. Davls ainda em 1978 e vale para 2019:"Neste momento está sendo travada uma guerra silenciosa contra povos aborígenes, contra camponeses inocentes e contra o ecossistema da floresta na bacia amazônica" (Vítimas do milagre, Zahar 1978, 202). Até 1968 a floresta estava praticamente intacta. Desde então, com a introdução dos grandes projetos de hidrelétricas e do agronegócio e hoje sob o anti-ecologismo do governo Bolsonaro, continua a brutalização e devastação da Amazônia.

 

Leonardo Boff escreveu Todos os pecados mortais-ecológicos: a Amazônia, em Ecologia: grito da Terra-grito dos pobres, Vozes 2015,173-211.

 

 

Imagem: https://www.elespacio.net.co/automoviles/item/7877-amazonas-colombiano-el-pulmon-del-mundo-el-espacio 

 

Procesar Pago
Compartir

debugger
0
0

CONTACTO

©2017 Amerindia - Todos los derechos reservados.