31 de Mayo de 2019
[Por: Juan Masiá | Religión Digital]
Ante el “caso Lambert”, se agudizó el debate sobre el rechazo de recursos de prolongación vital fútiles. Ante casos semejantes se escuchan dos afirmaciones extremas. El extremo izquierda dice: lo están torturando, cese el ensañamiento y déjenlo morir, estar conectado es estar siendo torturado; el extremo derecha dice: lo van a matar, si cesan la alimentación e hidratación; desconectar, equivaldría a matar. Ambas exageraciones me parecen desproporcionadas…
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