Mártires riojanos: un verdadero punto final

28 de Abril de 2019

[Por: Fr. Ramiro De La Serna, OFM]




La beatificación de los cuatro mártires riojanos, proclama un punto final, al menos para la Iglesia Católica, en la interpretación de la historia de los tiempos de la dictadura cívico militar de los años 70.

 

Con la proclamación de “beatos” de los mártires Enrique Angelelli, Carlos de Dios, Gabriel y Wenseslao se nos anuncia, al mismo tiempo, que en aquellos años nefastos muchos dieron su vida por fidelidad al Evangelio, por no silenciar, en contextos históricos muy difíciles, la presencia y la opción de Jesús de Nazaret.

 

Todos los martirios, incluido por supuesto el de Jesús de Nazaret, se producen en contextos sociales y políticos particulares que los posibilitan. 

 

“Si lo dejas libre no eres amigo del César”. Todos los martirios tienen la fuerza de la fidelidad al Evangelio, a la Verdad del Padre y su Reino y todos los martirios se han producido porque las fuerzas políticas y sociales del momento intentan silenciar una Voz que los molesta o que pone Luz en la oscuridad de sus acciones.

 

Desde el primer martirio, le tocó la responsabilidad a Pedro y los suyos, como hoy a Francisco y los suyos proclamar la vida entregada del Señor y también denunciar: “Ustedes lo mataron”.

 

Al beatificar a los mártires, el papa Francisco no está negando ni alentando la guerrilla que mató y asesinó, el Papa no se pone de un lado de la grieta de los 70. Asume el camino más difícil, pero el único evangélico, de denunciar que toda grieta olvida o invisibiliza los actores sufrientes de la historia

 

En la grieta de ayer, represores y guerrilleros, invisibilizan los cientos de jóvenes laicos, matrimonios, religiosos, sacerdotes y algunos obispos que vivieron para construir una país distinto, acercando “aquella justicia largamente esperada” a la vida de los más pobres. 

 

El papado de ayer y el de hoy ponen en el centro de la escena al ofrendado, al que entrega la vida hasta la última gota de su sangre por vivir en fidelidad y coherencia con el primer Mártir de la historia cristiana. 

 

La fidelidad y la coherencia no se dan en la estratosfera espiritualizada de la vida, sino en el día a día que acompaña a un pueblo que sufre, que quiere transformar las injustas estructuras sociales en las cuales nos acomodamos para hacerlas nuevas y posibles para aquellos que el sistema excluye. 

 

En aquel tiempo fue trabajo en los barrios, villas, predicación desde el interior de las fábricas, inserción en los barros de las ciudades, ligas agrarias, organización y acompañamiento de los pobres en cada una de sus realidades.

 

El odio engendrado por la violencia guerrillera, fue sobredimensionado por el odio represor que quiso silenciar todas las voces, todas las vidas, todos los caminos. Y como siempre en estas peleas de grietas los pobres y los inocentes ponen sus cuerpos y sus vidas. Ayer y hoy.

 

Hoy el Papa Francisco dice: “fue martirio”

 

Una Iglesia mártirtirizada por aquellos que en sus labios defendían a Dios, y la Patria; martirizada por aquellos que creían servirlo. 

 

Una iglesia silenciosa, constante y tantas veces desapercibida por propios y extraños, que en lo cotidiano seca el rostro y enjuga las lágrimas de los sufrientes del momento. Criticada por los que le exigen la ruptura violenta y por aquellos que defienden sus privilegios y sus economías indiferentes a los pobres que causan y generan. Ayer y hoy.

 

Siempre en el medio de la historia y de las grietas (imperio romano, judíos cómplices y rebeldes zelotas) el pueblo pobre construye su historia, resistiendo la grieta, construyendo vida, siempre creyente en la Presencia… acompañado por algunos, olvidado o utilizado por muchos. Ayer y hoy.

 

Siempre de esta vida surgen los mártires, los que día a día dan sus vidas…y hace años en nuestra patria fueron muchos, mucho más que 30.000…fueron miles de jóvenes en todos los rincones del país que creían y sudaban un mundo diferente. Algunos de ellos vivimos aún, otros fueron silenciados, torturados, desaparecidos, martirizados. Ayer y hoy

 

Quiero estar de ese lado de la historia, Ayer y hoy. Quiero seguir creyendo y construyendo la posibilidad de un mundo de hermanos, donde nadie quede fuera “de la mesa y del encuentro”…por favor no quieran tirarme a un lado de la grieta, allí no están los pobres, allí no está la vida, allí no se celebra el martirio ni se sufre y baila la Vida. Ayer y hoy.

 

Gracias Francisco.

 

Foto: Religión Digital.

 

Procesar Pago
Compartir

debugger
0
0

CONTACTO

©2017 Amerindia - Todos los derechos reservados.