Crónicas de Tierra adentro (4)

28 de Abril de 2019

[Por: Francisco Bosch]




Toma 4: Del espiral a la ronda ritual

 

Unas 40 personas en ronda cortan la ruta 38 a la altura de punta de los llanos. Dicen cortarla en el lugar exacto donde hace 43 años un hombre quedó tendido. Es más, un hombre de la ronda habla ‘como quien tiene  autoridad’. Se llama Arturo, estuvo en el mismo auto que fue emboscado para matar al obispo. Es un sobreviviente, lo dice. 

 

En este piquete de la memoria se recompone la masacre, los instantes previos, las versiones posteriores. Arturo habla, su esposa aporta la radicalidad de esas opciones que marcaron su vida. La ronda comienza a moverse, a circular, de la mano, hasta volverse una corta procesión hasta el santuario para agradecer al nuevo beato. 

 

Caminar para contarlo

 

Peregrinar por los lugares santos, tomar gracia y agradecemos fue el telón de fondo para encuentros de una generación desbastada. Ellos fueron los protagonistas de una reparación histórica, de una caricia para el alma, que se vuelve desafío para los que ya bebemos esta lucha como tradición de nuestra tierra.

 

Los textos bíblicos que alumbraron las celebraciones fueron una hoja de ruta para las generaciones nuevas que nos toca recoger el fruto y animarnos a sembrar en cada territorio: fe comprometida y palabra nuestra. 

 

Dar razón de lo que podemos esperar en medio de la noche y escribir lo que vemos y cargamos, se vuelve un oficio para todos los educadores y para los que hemos descubierto en la teología una herramienta de transformación en las manos del pueblo. 

 

Este oficio de la teología popular, escucharnos como hermanos para ser comunidades palabreras de Dios, tuvo una parábola en la celebración en Punta de los Llanos: hicimos una caja de resonancia con nuestro tórax para cantar el Aleluya en este tiempo de resurrección, en medio de la primavera de la Iglesia NuestrAméricana.

 

Estamos en la cancha, juguemos

 

En plena primavera los árboles dan su salto adelante. No gastan ese tiempo en reclamarle al invierno lo duro que ha sido, guardan memoria del frío pero poniendo a producir el calor. Y para nosotros, que habitamos la Iglesia de abajo de NuestrAmérica, es tiempo de reconocer cuál es el partido fundamental de nuestro tiempo y salir a jugar, persignación mediante, con los mártires de nuestro lado. 

 

En eso también fue histórico este tiempo de Pascua riojana. Momento para ver cuál es el partido y cómo están parados los jugadores. Es emocionante ver la fuerza y vitalidad del equipo que está construyendo la unidad y la liberación, después de parecer diezmado, está nuevamente de pie. Es que no podría ser de otra manera, con Bienaventurados entre nosotros, es decir, con gente alegre, estamos encaminados a dar un gran partido, a disfrutar cada toque, a jugarnos juntos el camino que nos quede. 

 

Que la fe y la política hermanadas, en los mártires del bien común la justicia, nos marquen la cancha para seguir jugando no más... 

 

Sobre amores del pueblo 

 

Al terminar la misa, una mujer delgada, arropada con un poncho toma la palabra. Algunos sabemos que se llama Ramona, pero la multitud se enterarán de eso cuando ella termina de hablar y agradecer a todos, y entonces una voz surge del medio del gentío y exclama: Ramoncita es nuestra. El pueblo sabe hacer suyo a los que saben amar. Ramonita seguirá, cuando nosotros volvamos, custodiando esa tierra de memoria, siempre y reivindicación. 

 

Pd: una ronda con un guiso dentro

 

Muchos nos estábamos secando los ojos, aquietando un poco el alma en medio de semejante apretón, semejante empujón de los 4 compañeros mártires. 

 

En eso, me cruzo con compañeros de los movimientos populares que estaban preparando un guiso en una enorme olla popular.  Acostumbrados a 'parar la olla', sobre todo en medio de esta Argentina del hambre. Iglesias y movimientos populares vienen cuidando las barrigas, al tiempo que construyen el 'sueño compartido' de otro mundo. 

 

El olor del guiso y las amistades hicieron que termináramos en ronda, con mi comadre y mi ahijado, con hermanos y compañeros. Y en ese momento, mientras saciábamos nuestra hambre, pudimos ver la ronda dentro de la ronda, llena de guiso, y sentimos que los muertos estaban vivos. 

 

A Dios gracias por la tensión vivificante del espiral. 

A Dios gracias por la fuerza ritual de la ronda. 

A Dios gracias por nuestros santitos del pueblo, vamos a volver a ser hermanos...

 

 

Pie de foto: la primera Cruz en el lugar del martirio del Pelado, de metal, después que se había colocado una bomba en la cruz que recordaba el lugar del martirio de Gabriel y Carlos.

 

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