Crónicas de Tierra adentro (3)

27 de Abril de 2019

[Por: Francisco Bosch]




Toma 3: Adentro del espiral

 

Carlos, el autor de la canción 'Hay que seguir andando' caminaba mezclado entre los jóvenes que peregrinábamos a la vigilia. Su poco pelo canoso lo podría haber delatado, a no ser porque este buen ser humano cuenta con una juventud que bien podemos envidiar los treintañeros.

 

Su vos pérdida entre las voces, en la marcha desordenada de las comunidades. Pero de su alma había nacido un tema, que olvidando su autor, hoy da voz a muchos rincones del continente. 

 

Un tema desde atrás

 

Un enorme predio, un escenario austero con dos bellas pinturas, un Niño alcalde presidiendo y unas cuantas sillas. Alrededor, la enormidad de los cerros, que abrazaban este parte aguas de la historia de la Iglesia en NuestrAmérica: vivos los que ustedes mataron, Dios los resucitó, el Papa lo validó, el pueblo lo custodió. 

 

La manifestación pública de esta fe comprometida en el rostro de los cuatro mártires fue sencilla y emocionante. Y cuando ya estaba por terminar la ceremonia, desde los últimos de la fila llegó un canto que no aparecía en el cancionero oficial: 'su sangre canta en nuestras cuerdas, este es el tiempo del hombre nuevo'. 

 

Entrando y saliendo del espiral

 

El Pelado utilizó el espiral para graficar el itinerario de la violencia genocida que enfrentaba en la década del 70: mataron laicos, mataron curas, el espiral se cierra sobre el pastor de tierra adentro. 

 

El espiral de adentro hacia afuera era una imagen de la violencia, casi indetenible, que terminaría quitando la vida a 30 mil hermanos. 

 

Es esa una tensión fundamental: el espiral es la forma preferida del universo para alentar la vida. Desde nuestra galaxia hasta nuestro ADN, pasando por nuestro cordón umbilical y huella digital; la vida crece en espiral. 

 

Es por esto que el caminar de descansar el espiral hacia afuera, recomponerlo desde la justicia (la sentencia del asesinato del Pelado por ejemplo), la verdad (la palabra final de Arturo en la misa, testigo del falso accidente y compañero de camino de Angelleli) y la esperanza (la denuncia profética con carteles a la vicepresidenta de Argentina, en un tiempo de miseria planificada). 

 

Esta historia que se entrelazan con rulos, en la dinámica bendita del espiral, marca un nuevo giro adelante con estas aguas que se parten, mientras levantamos la bandera de los mártires, cuando la Iglesia toda, desde Sañogasta hasta Roma, celebra la entrega hasta final de estos testigos. 

 

Hoy hemos vivido el sello del Nunca Más, desde una fe que mira de frente las noches de los pueblos. 

 

Pd: la bendición de Coquita

 

Al terminar la celebración me acerqué a Coca, esposa del mártir Wenceslao, campesino y luchador asesinado frente a sus tres hijas, hoy beato. 

 

Ella recostó el peso de su cuerpo sobre la muleta que usa para ayudarse a caminar y me miró. Yo le dije: Madre, como hijo le pido una bendición. Ella extendió sus dos manos, las posó en mi cabeza y dijo: que el Señor y la Virgencita te bendigan en tus pasos. Y moviendo sus manos a mi corazón dijo: que tengas paz y claridad en la mente con las ideas y en el corazón con lo que sientas. Amén. 

 

QUE ASI SEA, para todxs los que militamos a pie la causa de un descalzo.

 

 

Pie de foto: la cofradía cantando el Tinkunaco al niño alcalde, mientras abajo, en medio de la multitud Coca me bendecía con su 'santidad primordial'.

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