18 de Abril de 2019
[Por: Jesús Bastante | Religión Digital]
Jueves Santo, Día del Amor Fraterno. El día en que Jesús ofrece su cuerpo y su sangre a sus discípulos. Haced esto en memoria mía. Un día que Francisco eligió para, como todos los años, dirigirse a una cárcel para compartir la Santa Cena con los reclusos. En esta ocasión, Bergoglio lavó los pies de doce internos del Centro Penitenciario de Velletri, a 60 kilómetros de Roma.
En el salón-teatro de la cárcel, Francisco se arrodilló, lavó, secó y besó los pies de nueve italianos, un marroquí, un brasileño y un ciudadano de Costa de Marfil. Antes, y después de un largo intercambio de saludos con los internos, el Papa dirigió unas breves e improvisadas palabras, en las que explicó el significado del gesto que después haría.
“Jesús tenía todo el poder, y comienza a hacer este gesto, lavar los pies. Un gesto que hacían los esclavos”, recordó Francisco. “Jesús hace un gesto de esclavo”.
"Esto es la hermandad"
“Él, que era el Señor, hace este gesto de esclavo. Y después, aconseja a todos: hagan esto entre ustedes, sírvanse unos a los otros. Sean hermanos en el servicio. No en la ambición de quién domina al otro quién patea al otro, sino siempre el servicio”, recordó el Papa. “Esto es la hermandad”.
“Yo haré este gesto ahora”, explicó a los internos, subrayando que “el obispo no es importante, el obispo debe ser el que más sirve. Cada uno debe servir a los otros, esta es la regla de Jesús. La regla del servicio, no dominar, no hacer el mal. No humillar a los otros. Servir a los otros es la regla de Jesús”.
“Siempre el servicio”, reiteró Francisco, quien recordó a los presos el momento en que los apóstoles se peleaban entre ellos para ver quién era el más importante. “Y Jesús tomó a un chico, y les dijo que si el corazón no era como el de un niño, no serían sus discípulos”.
El más grande debe servir al más pequeño
“Hay que tener corazón de niños, siempre”, recalcó el Papa, subrayando cómo “los jefes de las naciones dominan, pero esto no debe ser así entre nosotros: el más grande debe servir al más pequeño”.
“También nosotros tenemos que servir, todos. Es verdad que en la vida hay problemas, pero esto son cosas que pasan, los problemas tienen que ser pasajeros”, añadió el Papa. “Tiene que existir el amor de servir al otro, estar al servicio del otro”.
“Este gesto que hoy haré, que sea para todos nosotros, un gesto que nos ayude a ser más servidores los unos de los otros, mas amigos, más hermanos”, concluyó Francisco, para después cambiar sus hábitos y colocarse un delantal como el signo “¿Tú me lavas los pies?” impreso.
Una vez concluido el gesto, Francisco celebró la Eucaristía, el máximo ejemplo del compartir, en el Día del Amor. Al igual que hizo Cristo, que no eligió a los mejores, sino a los que estaban dispuestos a seguirle, Francisco quiso ir adonde, a veces, el clericalismo no llega. Allá donde se pueden romper las cadenas del corazón.
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