[Por: Pablo Richard]

En la historia de la humanidad, cuando surge un proceso revolucionario, se fortalece su contra un poder opresor, con una ortodoxia teórica que la legitima, pero a largo plazo y desde abajo, surge también un movimiento de resistencia. 

Esta secuencia se da en los inicios de la historia del cristianismo. La revolución inaugurada por Jesús, continuada por Pablo de Tarso, los Evangelios y todos los movimientos y escritos de los primeros tres siglos. El cristianismo se expande por todo el imperio romano, especialmente entre los esclavos. Después de ser perseguido, en el siglo IV los emperadores Constantino y Teodosio transforman el Imperio romano en un Imperio cristiano. y el  cristianismo se transforma en Imperio. Surge una ortodoxia cristiana imperial en los Concilios de Nicea. Constantinopla,  Éfeso y Calcedonia. En nombre de esta nueva ortodoxia se persigue como herejes a todos los que no se someten al imperio cristiano. .Pero también nace una resistencia al imperio cristiano en muchos teólogos, mártires, santos, e iglesias contrarias al Imperio Romano Cristiano.

En la historia hay muchos otros ejemplos. La revolución francesa que comienza con una revolución de campesinos, se transforma en una revolución de la dirigida por la burguesia y finalmente  en el  imperio poderoso de Napoleón. Un  ejemplo es el de Marx que la transformó la filosofía y la economía con un sentido liberador contra el fetichismo de un sistema económico opresor. Pero luego viene Lenin que genera un marxismo dogmático y posteriormente Stalin que construye un Estado comunista inicialmente opresor.

Quisiera interpretar la situación actual en Nicaragua, donde se hace evidente el proceso histórico que hemos presentado esquemáticamente: revolución, poder opresor y dictadura, ortodoxia legitimadora del poder y finalmente la resistencia a la dictadura.  Tomamos como punto de partida la revolución sandinista, una auténtica  revolución  con una identidad muy definida. En pocos años surge el poder opresor y dictadura con Daniel Ortega y Rosario Murillo.

Este poder es legitimado por una ortodoxia o ideología, que transforma toda la resistencia al poder como contrarrevolución, y  todos y todas los que se oponen a la dictadura son calificados de terroristas,  pagados por el imperio norteamericano. Nace una dictadura violenta, que tortura y mata, y cierra todos los medios de comunicación contrarios al poder opresor. Esta ortodoxia del poder enajena de tal modo que impide ver la realidad historica real. Pero surge también una resistencia que mantiene viva la revolución sandinista original.

Esta resistencia y memoria de la revolución originaria tiene nombres, con identidad que se personaliza en figuras emblemáticas, solo algunas: como Ernesto Cardenal, Gioconda Belli, Mónica Baltodanos, Sergio Ramírez y muchos jóvenes que enfrentaron  a la dictadura en la calle en abril de 2018.