Pederastia clerical y patriarcado homófobo

01 de Febrero de 2019

[Por: Juan José Tamayo]




A pesar de los numerosos casos de sacerdotes y religiosos pederastas españoles que aparecen a diario en los medios de comunicación laicos y de las reiteradas denuncias de las víctimas por la inacción de los obispos españoles ante tamaño y extendido crimen, estos siguen y minusvalorando la gravedad del problema. El último en restarle importancia ha sido el nuevo obispo de Ávila, ex secretario general de la Conferencia Episcopal Española y miembro del Opus Dei, José María Gil Tamayo, en dos ocasiones muy seguidas: en la homilía de su ordenación como obispo de Ávila y con motivo de una pregunta en torno al ocultamiento durante 63 años, por parte del Vaticano, de las agresiones sexuales de Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo. Su respuesta ha sido afirmar que la mayoría de los abusos sexuales se dan en el seno de las familias. En otras ocasiones se ha pronunciado de forma similar.

 

El silencio o la minusvaloración episcopales ante las agresiones sexuales de sacerdotes contra niños, niñas, adolescentes y jóvenes indefensos durante cuarenta años contrasta con su locuacidad contra el LGTBI, la “ideología de género”, el aborto, el divorcio, las relaciones prematrimoniales, los métodos anticonceptivos, la píldora del día después, el matrimonio de los sacerdotes, el sacerdocio de las mujeres, las parejas de hecho, la homosexualidad, el matrimonio igualitario, los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres, la fecundación in vitro, el acceso a la eucaristía de las personas divorciadas vueltas a casar, el acceso de personas homosexuales al sacerdocio, etc. 

 

Estas declaraciones, que siguen produciéndose hoy, a veces con gran torpeza, refuerzan el patriarcado heteronormativo y la binariedad afectivo-sexual, fomentan la homofobia y dan pábulo a las organizaciones y partidos que defienden en sus programas propuestas sexistas, homófobas y contrarias a la igualdad y la justicia de género.   

 

Esto contrasta con la insensibilidad de la jerarquía católica hacia la violencia de género y las agresiones contra el LGTBI. Son ellos mismos quienes los discriminan prohibiendo su participación en órganos eclesiales representativos o en funciones de padrinazgo, por ejemplo, en bodas y bautizos. No es fácil, empero, leer declaraciones y documentos episcopales que condenen los feminicidios y los actos homofóbicos.  Son los mismos jerarcas católicos quienes con este modo de proceder están contribuyendo, de una u otra forma,  al fomento de la homofobia en la sociedad y entre las personas creyentes. Algunos documentos y declaraciones episcopales llegan incluso a afirmar que la violencia contra las mujeres es consecuencia de lo que llaman despectivamente “ideología de género”.

 

Se decreta la excomunión contra las mujeres que abortan y contra las mujeres ordenadas sacerdotes, pero no contra los sacerdotes y religiosos pederastas, quienes, tras las denuncias canónicas e incluso la auto-confesión de culpabilidad, seguían participando en actividades religiosas y en contacto con menores. O eran cambiados de parroquia o enviados a “misiones”, sin alertar a los obispos que los acogían de las agresiones sexuales. Y allí volvían a delinquir impunemente amparándose en su condición de personas sagradas como representantes de Dios y en la permisividad de los responsables eclesiásticos.

 

Al silencio y la inacción hay que sumar el desamparo de las víctimas y sus familias, cuyos testimonios eran con frecuencia desoídos o calificados de falsos. El panorama no puede ser más desolador en el episcopado español. A la vista de una actuación tan inmoral, antitestimonial y antievangélica de un sector del clero (el papa Francisco la ha calificado de “crimen vil”), no me extraña que cada vez sea mayor el número de personas que abandonan la Iglesia católica, bien haciendo mutis por el foro, bien apostatando. Cada vez es mayor el número de personas amigas que me expresan su deseo de apostatar de la iglesia católica y me preguntan por la forma de hacerlo, porque no quieren que les vinculen con tamaños comportamientos criminales. Y yo les comprendo.

 

 

Juan José Tamayo es profesor emérito de la Universidad Carlos III de Madrid. Sus últimos libros son: Teologías del Sur. El giro descolonizador (Trotta, 2017); ¿Ha muerto la utopía? ¿Triunfan las distopías? (Biblioteca Nueva, 2018); nueva edición actualizada del libro Un proyecto de Iglesia para el futuro de España, publicado en 1978 (San Pablo, Madrid, 2019). De inminente aparición: De la Iglesia colonial al cristianismo liberador en América Latina. Medellín 1968-2018 (Tirant lo Blanch, València, 2019). 

 

Imagen: https://laicismo.org/pederastia-clerical-una-realidad-aun-vigente/ 

 

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