21 de Diciembre de 2018
[Por: Fernando Buen Abad Domínguez]
Un viejo cuento advierte que, tras muchos avisos falsos, nadie cree en una nueva advertencia. Que tendemos a “naturalizar” la amenaza y con ello nos desmovilizamos y quedamos vulnerables. Que la “moraleja” es no ir por la vida vociferando peligros porque, cuando finalmente aparezcan, seremos presa de nuestro descreimiento. Por eso, toda lucha que se precie de organizada cuenta con “inteligencia”, contraespionaje y centinelas. Nadie, en sus cinco sentidos, se sienta a esperar lo que dice el enemigo para, entonces, tomar medidas defensivas. Los pueblos, también, han aprendido de sus derrotas…
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