Legitimación de la cultura de la violencia

22 de Noviembre de 2018

[Por: Leonardo Boff | Texto en español y en portugués]




La campaña electoral de Jair Bolsonaro a la presidencia de la República se caracterizó por la predicación de mucho odio y la exaltación de la violencia, hasta el punto de tener como héroe a uno de los más perversos torturadores, Brilhante Ustra, y de admirar la figura de Hitler. Profirió amenazas a los opositores: que no tendrían otra alternativa que la prisión o el exilio. Predicó el odio a los homoafetivos, a los negros y negras, y a los indígenas. El Movimiento de los Sin Tierra y de los Sin Techo serían considerados terroristas y tratados como tales. Los quilombolas no servirían ni para la reproducción. Fue ofensa tras ofensa a varios grupos de personas y minorías políticas. Tal vez mostró la mayor falta de humanidad cuando dijo a las madres, llorosas, que buscaban cuerpos y huesos de sus seres queridos, desaparecidos por los órganos de control y represión de la dictadura militar: “son los perros los que buscan huesos”, así dijo Bolsonaro.

 

Ese fue el discurso de la campaña. Otro está siendo su discurso como presidente electo, dentro de un cierto rito oficial. Aun así continúa con las tergiversaciones y con un lenguaje tosco, fuera de la civilidad democrática. Todo culminó con la salida de 8.500 médicos cubanos que atendían a las poblaciones más remotas de nuestro país. Fue una protesta del gobierno cubano ante las acusaciones de Bolsonaro a Cuba, pues es un obsesivo anticomunista.

 

La atmósfera tóxica creada por la campaña electoral acabó por gestar una cultura de violencia en sus seguidores, que lo exaltaban como “mito”. Varios LGTB especialmente los homoafectivos, negros e indígenas han sufrido ya violencia. Ha habido hasta muertes gratuitas a los gritos de “Viva Bolsonaro”.

 

¿Qué es lo que indica este fenómeno de violencia? Bolsonaro, mediante metáforas poderosas, como por ejemplo contra la corrupción, el anti-Petismo, el comunismo, el tema de la seguridad pública, el de la familia y el lema fundamental “Brasil por encima de todo” (tomado del nazismo “Deutschland über alles”) y “Dios por encima de todos”, consiguió desentrañar la dimensión perversa presente en la “cordialidad del brasileño”.

 

Esta expresión “cordialidad del brasileño” creada por el escritor Ribeiro Couto y consagrada por Sérgio Buarque de Holanda (cf. el Cap. V de Raíces de Brasil, de 1936) está bien explicada por él y puede significar, por un lado, bondad y trato amable, pero también rencor y odio, por el otro. Ambas dimensiones provienen del mismo corazón del que se deriva “cordialidad”. Sérgio Buarque precisa: “la enemistad puede ser tan cordial como la amistad, ya que una y otra nacen del corazón” (p. 107). Bolsonaro y sus más cercanos seguidores hábilmente supieron sacar a la luz este otro lado sombrío de nuestra cordialidad. Reprimió el lado luminoso y dejó que el lado maligno inundara la conciencia de miles de personas.

 

Este lado nefasto estaba escondido y reprimido en el alma del brasileño. Siempre hubo odio y maldad frente a los antiguos esclavos negros cuyos descendientes son el 55,4% de nuestra población actual. Esto lo mostró brillantemente Jessé Souza en su ya famoso libro "La elite del atraso: de la esclavitud al Lava-Jato” (2018). Pero era por parte de los representantes antiguos y actuales de la Casa Grande. La mayoría de la prensa empresarial y conservadora y particularmente los medios sociales de Internet universalizaron esa comprensión negativa.

 

Aconsejo al lector/a que vuelva a leer mi artículo del 5/11/18: “La dimensión perversa de la 'cordialidad' brasilera”. En él, con más recursos teóricos, trato de hacer inteligible este lado sombrío de nuestra tradición cultural.

 

¿Cuál es el dato específico de la actual hostilidad, el lado negativo de nuestra cordialidad? Es el hecho de que este lado negativo, que existía desde siempre, se siente ahora legitimado por la más alta instancia política del país, por Jair Bolsonaro. Él despertó ese lado dia-bólico y reprimió el lado sim-bólico, y muchas personas de nuestro pueblo que le dieron la victoria electoral.

 

No nos sirve de nada que el futuro presidente condene los eventuales actos de violencia, pues se desacreditaría totalmente si los tolerase. Pero convengamos: él fue quien creó las condiciones psicosociales para que la violencia irrumpiera. Él está en el origen e, históricamente, debe ser responsabilizado por haber despertado ese odio y esa violencia, que continúa en las redes sociales, en los twitters, blogs y facebooks.

 

Ninguna sociedad se sostiene sobre esa dimensión inhumana de nuestra humanidad. Para contener ese impulso negativo que está en todos nosotros, existen la civilización, las religiones, los preceptos éticos, los contratos sociales, la constitución, las leyes y el autocontrol. Existen también los órganos que velan por el orden y la contención de las formas criminales de la cordialidad.

 

Necesitamos urgentemente personas-síntesis, capaces de apaciguar los demonios, y de hacer que prevalezcan los ángeles buenos que nos protejan y nos indiquen los caminos de la convivencia pacífica. No será Bolsonaro la persona indicada. Pero las sombras existen... porque hay luz. Y ésta es la que debe triunfar y hacer dichosa nuestra convivencia en este hermoso e inmenso país.         

 

*     *     *  

 

A legitimação da cultura da violência

                                  

A campanha eleitoral de Jair Bolsonaro para a presidência de República se caracterizou pela pregação de muito ódio, exaltação da violência a ponto de ter como herói um dos mais perversos torturadores, Brilhante Ustra e admirar a figura de Hitler. Fez ameaças aosopositores que não teriam outra alternativa senão a prisão ou o exílio. Pregou ódio  a homoafetivos, aos negros e negras e aos indígenas. O Movimento dos Sem Terra e dos Sem Teto seriam considerados terroristas e como tal tratados. Os quilombolas nem serviriam para reprodução. Foram ofensas sobre ofensas a vários grupos de pessoas e minorias políticas. Talvez  a maior desumanidade mostrou quando disse às mães chorosas que procuravam corpos e ossos de seus  entes queridos desaparecidos pela repressão por parte dos órgãos de controle e repressão da ditadura militar: “quem procura ossos são os cães”, Bolsonaro disse.

 

Este foi o discurso da campanha. Outro está sendo o discurso como presidente eleito, dentro de um certo rito oficial. Mesmo assim continua com as distorções e com uma linguagem tosca fora da civilidade democrática. Tudo culminou com a saída de 8.500 médicos cubanos que atendiam as populações mais afastadas de nosso país. Era um protesto do governo cubano face às acusações de Bolsonaro à Cuba, pois é um obsessivo anti-comunista.

 

A atmosfera tóxica criada pela campanha eleitoral acabou por  gestar uma cultura da violência nos seus seguidores, exaltando-o como “mito”. Vários do LGBT especialmente os homoafetivos, negros e indígenas sofreram já violência. Houve até mortes gratuitas aos gritos de “Viva Bolsonaro”.

 

Que quer sinalisar este fenômeno de violência? Bolsonaro mediante metáforas ponderosas como  contra a corrução, o anti-Petismo, o comunismo, o tema da segurança pública e o da família e o lema fundamental “Brasil acima de tudo”(tomado do nazismo “Deutschland über alles”) e Deus acima de todos”, conseguiu desentranhar a dimensão perversa presente na “cordialidade do brasileiro”

 

Esta expressão “cordialidade do brasileiro”criada pelo escritor Ribeiro Couto e consagrada por Sérgio Buarque de Holanda (cf.V.capítulo de Raizes do Brasil de 1936) é bem explicada por ele e pode significar, por um lado,bondade e polidez  e, por outro, também rancor e ódio. Ambas as dimensões provém do mesmo coração donde se deviva “cordialidade”. Sérgio Buarque exemplifica: “a inimizade bem pode ser cordial como a amizade, visto que uma e outra nascem do coração”(p.107). Bolsonaro e seus mais próximos seguidores habilmente souberam tirar à tona este outro lado sombrio de nossa cordialidade. Recalcou o lado luminoso e deixou que o lado maligno inundasse a consciência de milhares de pessoas.

 

Esse lado nefasto estava escondido e reprimido na alma do brasileiro. Sempre houve ódio e maldade face aos antigos escravos negros cujos descententes são 55,4% de nossa população atual. Isso o mostrou brilhantemente Jessé Souza no seu livro já famoso “A elite do atraso: da escravidão ao Lava-Jato”(2018). Mas era de parte dos representantes antigos e atuais da Casa Greande. A maioria da imprensa empresarial e conservadora e particularmente as mídias sociais da internet universalizaram essa  compreensão negativa.

 

Aconselho ao leitor/a que volte a reler meu artigo de 5/11/18:”A dimensão perversa da ‘cordialidade’ brasileira”. Ai, com mais recursos teóricos, procuro fazer entender esse lado sombrio de nossa tradição cultural.

 

Qual é o dado  específico da atual hostilidade, o lado negativo de nossa cordialidade? É o fato de que ele, que sempre existia, agora se sente legitimado pela mais alta instância política do país,  por Jair Bolsonaro. Ele despertou esse lado dia-bólico e reprimiu o lado sim-bólico em muitos de nosso povo que lhe deram a vitória eleitoral.

 

Não adianta o futuro presidente condenar os eventuais atos de violência, pois se desmoralizaria totalmente caso os tolerasse. Mas convenhamos: foi ele que criou as condições psico-sociais para que ela irrompesse. Ele está na origem e, historicamente, deve ser responsabilizado, por ter despertado esse ódio e violência. Ela prossegue nas midias sociais, nos twitters, blogs e facebooks.

 

Nenhuma sociedade se sustenta sobre essa dimensão desumana de nossa humanidade. Para conter esse impulso negativo que está em todos nós, existem a civilização, as religiões, os preceitos éticos, os contratos sociais, a constituição, as leis e o auto-controle. Existem também os órgãos que zelam pela ordem e pela contenção de formas criminosas de cordialidade.

 

Urgentemente precisamos de pessoas-sínteses,  capazes de apaziguar os demônios e fazer prevalecer os anjos bons que nos protejam e nos apontem os caminhos da convivência pacífica. Não será Bolsonaro, a pessoa indicada. Mas as sombras existem porque há luz. E é esta que deve triunfar e fazer ditosa a nossa convivência nesse belo e imenso país.

 

Leonardo Boff escreveu: O despertar da águia: o dia-bólico e o sim-bólico na construção da realidade,26.ed. Vzes,2015.

 

 

Imagem: https://www.google.com/url?sa=i&rct=j&q=&esrc=s&source=images&cd=&ved=2ahUKEwjy5fOChureAhWNmuAKHRRzCfcQjxx6BAgBEAI&url=https%3A%2F%2Fmasquevidadigital.blogspot.com%2F2013%2F09%2Fen-brasilia-prohiben-las-pistolas-de.html&psig=AOvVaw2uHSMjPAsysTre6fwy_50f&ust=1543046377912468 

 

Procesar Pago
Compartir

debugger
0
0

CONTACTO

©2017 Amerindia - Todos los derechos reservados.