Tiempo de re-creación

06 de Noviembre de 2018

[Por: Alirio Cáceres Aguirre]




Ha terminado el Tiempo de la Creación. Se ha iniciado el tiempo de la re-creación. El pasado 4 de octubre, Fiesta de San Francisco de Asís, culminó el Tiempo de la Creación, que había comenzado el 1° de septiembre con la  IV Jornada Mundial de la Oración por el Cuidado de la Creación, que este año  trae en el Mensaje del Papa, unas directrices para recuperar la comunión con la Hermana Agua. 

 

El Tiempo de la Creación es un gesto de Iglesia en salida que se une al año nuevo litúrgico de las comunidades ortodoxas, quienes desde 1989, por orientación del Patriarca Ecuménico Demetrio I celebran un Día para salvaguardar la creación, apoyado por otras Iglesias Cristianas Europeas en el 2001 y desde 2015, por el Papa Francisco  y el Patriarca Bartolomé.

 

Las líneas de este blog también retornan después de un tiempo de reposo y jubileo, en el que el Espíritu me ha conducido por once países del continente (México, Guatemala, Honduras, El Salvador, Costa Rica, Panamá, República Dominicana, Perú, Bolivia, Chile, Uruguay) impulsando la implementación de la encíclica Laudato si´ a través de Redes Territoriales inspiradas en la REPAM  y la información, formación y conformación de equipos de animadores en Ecología Integral, tomando como referencia el trabajo conjunto entre el CELAM y CARITAS de América Latina y el Caribe, respecto a la justicia y la solidaridad. En esa diaconía del cuidado de la casa común tuve la ocasión de participar en el Vaticano en el Grupo de Trabajo sobre Cambio Climático y Alimentación (Caritas Internacional) y en el Seminario para celebrar el tercer aniversario de Laudato si´ (Dicasterio al servicio del Desarrollo Humano Integral). En Noruega, también viví una segunda fase de la Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales, que a partir de noviembre será lanzada en Colombia, Brasil y Perú.

 

Traigo pegada a mi piel y a mi memoria, las múltiples enseñanzas de preciosos seres humanos entusiasmados por vivir Laudato si´ y danzar al ritmo de  “Todo está interligado” del P. Cireneu Kuhn. Agradecimientos desde lo profundo del corazón a cada una de las personas y organizaciones con los que hemos ido tejiendo vínculos y articulando sueños. Ya está germinando la REMAM (Red Eclesial Mesoamericana), se va consolidando la REICOSUR (Red de Ecología Integral del Cono Sur), se vislumbra el potencial de una Red Eclesial Caribeña, todas aprendiendo de la experiencia de la Red Eclesial PanAmazónica,  activada por la novedad del Sínodo de los Obispos Amazónicos que van avanzando hacia su Asamblea en octubre de 2019.

 

En esa misma ruta, la Carta Pastoral de los Obispos del CELAM “Discípulos Misioneros Custodios de la Casa Común: Discernimiento a la luz de Laudato si´” va abriendo nuevos panoramas para proteger a las comunidades y territorios de la agresión del extractivismo.

 

 

Un giro existencial 

 

Al terminar el Tiempo de la Creación se inicia  un tiempo para promover la re-creación. Tal como Fray Eduardo Agosta Scarel, agustino y científico del clima, planteó en uno de los webinar propuestos por el Movimiento Católico Mundial por el Clima (MCMC), el Espíritu de Dios sostiene la Creación y a través del Misterio Pascual es restaurada. Por ello se puede expresar que María es Reina de todo lo re-creado en la persona de Cristo Resucitado. Esto significa que la Creación continúa, no está culminada. En cierto modo, Dios nos salva, re-creándonos, re-novándonos, restaurándonos. Pero no solo a los seres humanos:

 

“El fin de la marcha del universo está en la plenitud de Dios, que ya ha sido alcanzada por Cristo resucitado, eje de la maduración universal. Así agregamos un argumento más para rechazar todo dominio despótico e irresponsable del ser humano sobre las demás criaturas. El fin último de las demás criaturas no somos nosotros. Pero todas avanzan, junto con nosotros y a través de nosotros, hacia el término común, que es Dios, en una plenitud trascendente donde Cristo resucitado abraza e ilumina todo. Porque el ser humano, dotado de inteligencia y de amor, y atraído por la plenitud de Cristo, está llamado a reconducir todas las criaturas a su Creador” (LS 83).

 

“Junto con todas las criaturas, caminamos por esta tierra buscando a Dios, porque, «si el mundo tiene un principio y ha sido creado, busca al que lo ha creado, busca al que le ha dado inicio, al que es su Creador». Caminemos cantando. Que nuestras luchas y nuestra preocupación por este planeta no nos quiten el gozo de la esperanza” (LS 242).

 

“Los Obispos de Japón, por su parte, dijeron algo muy sugestivo: «Percibir a cada criatura cantando el himno de su existencia es vivir gozosamente en el amor de Dios y en la esperanza». Esta contemplación de lo creado nos permite descubrir a través de cada cosa alguna enseñanza que Dios nos quiere transmitir, porque «para el creyente contemplar lo creado es también escuchar un mensaje, oír una voz paradójica y silenciosa». Podemos decir que, «junto a la Revelación propiamente dicha, contenida en la sagrada Escritura, se da una manifestación divina cuando brilla el sol y cuando cae la noche».Prestando atención a esa manifestación, el ser humano aprende a reconocerse a sí mismo en la relación con las demás criaturas: «Yo me autoexpreso al expresar el mundo; yo exploro mi propia sacralidad al intentar descifrar la del mundo»” (LS 85).

 

Los anteriores fragmentos de Laudato si´ expresan un profundo cambio de paradigma. Vale la pena releerlos con calma, saborearlos en su sabiduría. Incluso el ejercicio de revisar las fuentes, nutre un currículo ecoteológico para actualizar los imaginarios sobre las interrelaciones entre Dios Creador y su creación, de la que somos arte y parte. 

 

Un sesgo convencional

 

Pero tanto en la celebración del Tiempo de la Creación como en la forma de comprender la tarea de la re-creación, todavía hay un rezago antropocéntrico y una manera reduccionista de asumir el significado e implicaciones de lo ecológico.

 

En una apretada síntesis, diríamos que ante el dilema de la naturaleza como sujeto u objeto, la ecoteología  subyacente a  Laudato si´ la reconoce como sujeto. Ante la pregunta si el ser humano hace parte o no de la naturaleza, la respuesta es que el ser humano es naturaleza, y si la naturaleza es creación de Dios, entonces el ser humano es Creación. Por consiguiente, no podemos seguir hablando de la Creación como algo externo sin incluirnos ni mucho menos reducido a lo verde.

 

La clave para asimilar este cambio está en la noción de Ecología Integral que alude a una “sola y compleja crisis socio-ambiental” (LS 139) y a que todo planteo “ecológico” tiene implicaciones “sociales” (LS 49). La Ecología Integral es interdisciplinaria y vivencial (ecología ambiental, económica, social, cultural y de la vida cotidiana), es ética (principios del bien común y la justicia entre las generaciones), es una experiencia de vida (San Francisco de Asís es el “ejemplo por excelencia del  cuidado de lo que es débil y de una ecología integral, vivida con alegría y autenticidad” , sin separar “la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior” (LS 10).

 

Pese a que se habla mucho de ecología integral aun no logramos plasmar en actividades, programas y políticas, una gestión realmente integral. Pasará bastante tiempo antes que asumamos que lo ecológico no se refiere al entorno, la fauna y la flora, sino al hogar, a las relaciones entre los que habitamos la casa común. Por eso se habla de una conversión ecológica integral que permita pasar de una cultura del descarte a una cultura del cuidado. En realidad, la misión es convertir esta casa común en un hogar común, en el que todas la creaturas aprendamos a cantarle Laudato si´al Creador.

 

Es decir, no basta hacer reciclaje sin solidarizarse con los recicladores. No es posible sanar el agua sin preocuparse por quienes la beben. Las especies en vía de extinción incluye a los migrantes y discriminados, a los vulnerables y excluidos. 

 

Por eso mismo, es una gracia que diez días después de terminado el Tiempo de la Creación, se llevó a cabo la canonización de una religiosa que fundó un sindicato obrero femenino, un joven que se cristificó venciendo el bullying y las enfermedades, un papa que utilizó por primera vez la palabra ecología en la Doctrina Social de la Iglesia (habló de catástrofes ecológicas ante la FAO en 1970) y un obispo que admiraba la belleza de la naturaleza de su país y luchaba por el derecho de todo ser humano a disfrutar los bienes de la Creación. Pero esto será tema para una próxima entrada de este blog.

 

Después del Tiempo de la Creación sobreviene el tiempo de la re-creación. Esto significa ponernos a la tarea de “amazonizar” la Iglesia, “romerizar” la pastoral y “laudatosificar” la sociedad.

 

 

Imagen: http://www.op.org.ar/?p=6635 

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