Nicaragua III: Un comic para volver al corazón de la fe (o escuchar los gritos desde la institución)

02 de Octubre de 2018

[Por: Francisco José Bosch]




En Managua se realizaba el último de los talleres en Nicaragua. La casa de las CEB era un contexto muy diferente al de las afueras del país: una importante construcción, un esfuerzo de años, una autogestión impresionante de proyectos, una institucionalización evidente del hermoso carisma de las comunidades para servir a los demás. Una oportunidad y un pelirgo al mismo tiempo…

 

La mística nos abre otra vez al misterio

 

Las mingas de teología popular son un espacio de encuentro con Dios. O por lo menos pretenden serlo. Por eso los espacios de mística son fundamentales al inicio de cada día, y las celebraciones que condensan lo caminado en el encuentro son el broche que corona con agradecimiento lo vivido. 

 

La mística que englobo estos primeros encuentros de formación de escuchadores gira en torno a los ancestros y la tierra. En Nicaragua el contexto nos ayudó para invitar en varias ocasiones a despertar a ellos: el primer día a los detalles de la creación, buscar en lo oculto y pequeño la belleza que nos regala la vida. Y el segundo día, en el tacto con la tierra, buscar el dialogo con los ancestros que nos regalaron la vida y la fe. 

 

En Managua fueron especialmente fuertes estos momentos. Hombres y mujeres emocionados nos regalaron una fe encarnada y una experiencia honda de encuentro con Dios en la maravilla de la vida que nos abraza. Ancestros y tierra en un baile eterno que nos cobija y nos acompaña. Este fue el humus que nos permitió agrietar la institución para volver a la experiencia de Dios que nos lanza, en comunidad, a cambiar este mundo. 

 

Historietas de verdad

 

En el segundo día desafiamos a lxs minguerxs a crear un comic. Introducción, nudo y desenlace, dibujo y poco dialogo. Una historia real, una anécdota de su trabajo cotidiano, de su lucha desde la fe. 

 

Tenían como insumo toda la búsqueda realizada de los gritos que le dan sentido a su labor. Escarbar las instituciones para buscar ‘su razón de ser’ es una tarea siempre pendiente y siempre urgente. Fue este encuentro un espacio privilegiado para ver la importancia de conectar con el grito que da sentido a nuestra vocación cristiana. 

 

Y así fue como un grupo de personas, decidieron pasar al papel una historia de un grito que las tiene trabajando, entregando la vida. Es la historia de dos niños, de una madre que mucho trabaja y de un padrastro que mucho bebe. Es una historia que podría ser cualquiera, pero es esta en particular. Son todas y esta única al mismo tiempo.

 

La secuencia era clara: una familia, los vicios que nos matan, las relaciones rotas que nos dejan en soledad, las complicidades que no construyen vida, los gritos de los niños. La bestia que aparece sin disfraz detrás de ese grito, sus largos garfios que se clavan en la piel y lastiman, que hacen prisionero. Y finalmente, la posibilidad de una salida comunitaria al infierno, la salvación como una grieta en la historia, como una brecha que permite hacerle trampa al dolor y sanarnos en comunidad. 

 

Que cada trazo sirva para sanar, entre líneas, los dolores que nos mueven hacia la fe que nos salva en comunidad.

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