14 de Setiembre de 2018
[Por: Jorge Costadoat | Religión Digital]
La actual crisis de la Iglesia no tiene precedentes. Es muy profunda. Ella se deja ver en el dolor, desconcierto, indignación y vergüenza por los abusos sexuales del clero, sus procedimientos inadecuados y sus sistemáticos encubrimientos. Tras la actual crisis, hay también otra crisis. Hace muchos años que los católicos experimentan distancia e incomunicación con sus sacerdotes y, especialmente, con sus obispos. Esta y aquella crisis obligan a hacer cambios decisivos para que la Iglesia, como espacio de encuentro y comunidad, continúe colaborando en la misión de Jesús…
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