Crónicas desde Medellin (2)

03 de Setiembre de 2018

[Por: Juan José Tamayo]




“Medellín, evangelio puro y luz en medio del apagón de América Latina”

 

Dentro del clima ecuménico que estamos viviendo en el Encuentro de Medellín, intervinieron Gloria Ulloa, pastora colombiana de la Iglesia Presbiteriana y presidenta  del Consejo Mundial de Iglesias para América Latina, y Luis Fernando Sanmiguel, pastor de la Iglesia Presbiteriana y director de la Fundación Territorios de Paz. Gloria Ulloa recordó la presencia del papa Francisco en el Consejo Mundial de Iglesias, definió el ser ecuménicos como una llamada a orar, caminar y trabajar por América Latina, unidos en el Dios liberador que confesamos por América Latina y pidió incorporar a la juventud en el camino ecuménico. Para la Iglesia Presbiteriana, afirmó Luis Fernando Sanmiguel, el diálogo interreligioso es un imperativo porque “los cristianos no somos dueños de Dios ni Dios puede ser apropiado por institución alguna. Hemos de ofrecer el púlpito a los hermanos musulmanes para que nos hablen del Dios de la paz”.

 

Especialmente emotiva e históricamente ubicada fue la excelente intervención el testimonio de Edgard Beltrán, teólogo pastoralista y secretario ejecutivo del Departamento de Pastoral de Conjunto del CELAM, quien hizo un recorrido por las diferentes etapas de Medellín: su preparación, su desarrollo y su aplicación. Recordó a con cariño y reconocimiento a algunos de los obispos que hicieron posible Medellín con quienes colaboró muy de cerca: Manuel Larraín –fallecido dos años antes- Leonidas Proaño, Gerardo Valencia, Cándido Padín y Helder Cámara, entre otros. Definió a los obispos que hicieron posible aquel evento “no como obispos sin pueblo, sino como obispos del pueblo”. Cambiaron de mentalidad de estilo de vida, abandonaron los uniformes clericales y tomaron el poncho. Fue el pueblo quien los cambió.  

 

Describió las diferentes reuniones preparatorias y las numerosas consultas a sociólogos, antropólogos, teólogos. ¡Todo un ejemplo de participación y de trabajo interdisciplinar! Edgard Beltrán definió Medellín como “luz en medio del apagón en que vivía América Latina y de las tinieblas de aquella Iglesia colonial. Los pobres consiguieron la centralidad. La periferia e convirtió en centro. Medellín analizó la realidad con los ojos de los pobres, juzgó la realidad  desde los pobres y llamó a actuar con los pobres”.        

 

Después de Medellín, la creación del Instituto de Pastoral Latinoamericana y se celebraron los encuentros de formación de los obispos. Hasta que, unos años después, se produjo el apagón con el control del CELAM por parte de Alfonso López Trujillo, después arzobispo de Medellín. Pero Medellín siguió siendo faro que iluminó a la Iglesia pobre y de los pobres y referente de cristianismo liberador y aliento a los movimientos sociales en el continente latinoamericano.

 

Muy lúcida y teñida de humor fue la intervención de Monseñor Raúl Vera, obispo al estilo de Medellín y presidente del SICSAL, quien habló de “Luces y sombras de Medellín”. Las sombras, empezó diciendo, no nacen de Medellín, sino de sus enemigos señalando al clericalismo. Retornar a Medellín es volver al evangelio limpio y tomar conciencia del inicio de una nueva era histórica llena de esperanza. “El Evangelio inspiró el caminar de la Iglesia y sigue haciéndolo ahora”.

 

Puso especial énfasis en las críticas y denuncias de Medellín: del sistema capitalista por la primacía que da al capital y la utilización del poder en función del lucro; del sistema comunista, por la concentración totalitaria del poder del Estado; de la mentalidad y las políticas desarrollistas, que generan más pobreza en los sectores populares; del imperialismo intervencionista y del imperialismo del dinero; de la carrera de armamentos; de los sistemas dictatoriales. “La Iglesia –afirmó elevando el tono de voz- tiene una gran responsabilidad en la situación de pobreza de América Latina”. 

 

Junto a estas críticas, destacó las propuestas alternativas. “No basta hablar –leemos en el Documento de Medellín- Es menester obrar” para crear un orden social justo, fomentar la integración social, cultural, política, religiosa y racial y generar una concientización en la ciudadanía que lleve a la implicación política. La propuesta de Medellín en el terreno religioso son las comunidades eclesiales de base. ¡Toda una revolución frente al paradigma jerárquico-piramidal de la Iglesia institucional!   

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