Ecología desde Latinoamérica: Una visión teológica (parte 1)

17 de Agosto de 2018

[Por: David M. Trujillo U.]




“Nuestro Dios es el mismo Dios, quizás pienses que lo puedes poseer de la misma manera que deseas poseer nuestra tierra. Pero no puedes. Él es el Dios de la humanidad entera. Él tiene la misma dignidad para con el hombre rojo y para con el hombre blanco. Esta tierra es preciosa para él. Causar daño a la tierra es despreciar a su Creador. Los blancos han de acabarse algún día. Puede que más temprano que todas las demás razas. ¡Seguid adelante! ¡Ensuciad vuestra cama! ¡Una noche vais a morir ahogados en vuestro propio excremento!” SEATTLE (1856)

 

El párrafo con el que he querido empezar este artículo forma parte del discurso que Seattle, cacique de los Duwamish, dirigió a Isaac Steven en 1856, cuando éste, siendo gobernador del Estado de Washington, le propuso comprar la zona habitada por su pueblo. Estas palabras han resultado premonitorias y gozan de plena vigencia. Aquello de lo cual se lamentaba Seattle es motivo de grave preocupación en todo el mundo y especialmente en los países más pobres de Latinoamérica. Hoy día pudiéramos identificar en esta parte del mundo “pobreza” con contaminación ambiental; “progreso industrial” con deterioro de la naturaleza; “desarrollo de los pueblos” con destrucción de los recursos naturales…

 

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