Nicaragua I: Agrietar el credo desde la Gregorio (o la construcción de una fe sembrada)

03 de Agosto de 2018

[Por: Francisco José Bosch]




[En días donde la bestial Pareja despliega su poder de muerte, vayan estas tres crónicas sobre las mingas de teología popular desarrolladas en las CEBs de Nicaragua, hace menos de un año. Rescatar la sutileza de la belleza en tiempos de horribles atrocidades a pleno luz del día, quiere ser una caricia para ese pueblo creyente y luchador, artífice de uno de los procesos revolucionarios más bellos de NuestrAmérica. Gracias Nicaragua por tu lucha creyente, no estás sola]

 

La Gregorio Blandino es una histórica cooperativa fundada en 1983 con 32 familias de campesinos, protagonistas de la revolución Sandinista. Una tierra que era de Mauro Vílchez, compadre de Somoza, y fueron recuperadas para que ‘la tierra sea de quien la trabaja’. Más de dos mil quinientas manzanas de uso comunitario, de cuido de bosque, de fe cultivada en el departamento de Nueva Segovia, en Nicaragua. 

 

En esta cooperativa uno puede encontrar: cultivos colectivos, una escuela, casi 700 personas en la actualidad, una casa comunitaria, y un hermoso mural de un Cristo campesino en una casita de la Comunidad Eclesial de Base. Todo junto en una divina mezcla que hace recordar que las utopías de la mayor historización posible del Reino de Dios de los 70, todavía siguen en pie y caminan. Y caminan de pie. En esta hermosa comunidad tuvimos el privilegio de llegar de noche para arrancar un taller que rompió todas las lógicas de la agenda: empezar por el medio, con más de 60 personas, algunos mirando por las ventanas, todos con gesto duro y con una cercanía que iría abriendo las puertas a profundizar en aquel Credo Nicaragüense que marco la fe de América Latina en los años 80. 

 

Empezar por el final

 

Las primeras comunidades comenzaron por lo fundamental de haber compartido la vida con Jesús y su experiencia bellísima de vida en medio de la muerte. La resurrección los había marcado a fuego y desde allí vivían su cotidiano. Pasaron más de 300 años para que quedara por escrito una declaración de esa fe. La experiencia estuvo primera, la declaración pública y formal vino después. 

 

En ‘La Gregorio’ comenzamos por el final, como veníamos diciendo. Arrancamos de noche, sin poder mirarnos, ni jugar con los cuerpos como estamos acostumbrados en las mingas de teología popular de las CEB. Arrancamos construyendo una declaración de principios, estrofas sueltas de un credo comunitario, palabras sin proceso: fue una lluvia de hermosas verdades de fe. 

 

Hombres y mujeres que creen en un Dios que acompaña, que está del lado de los que luchan, que no quiere la injusticia, etc., etc., etc. El telón de fondo era un mural hermoso de un cristo campesino, clavado en una pala y un rastrillo. No poder ser más coherente la imagen. Para terminar de colorear la noche, cantamos el Credo nicaragüense que condensó toda una experiencia de fe en las CEB de NuestrAmérica. 

 

Agrietar-nos desde lo cotidiano

 

La noche se hizo más profunda y esas tierras santas recuperadas para las manos campesinas nos cobijaron. Yo dormí en la casa de Secundino (ya volveremos a él y lo conocerán en un video). Los compañeros fueron repartidos en diferentes hogares. La sencillez parece la norma para que la cobija alcance pa’ todos. 

 

La mañana nos encontró arrancando temprano con el gallo pinto servido, la tortilla caliente y las manos listas para comer. Parecía que el movimiento cotidiano nos ordenaba los factores y nos permitiría cotejar con lo acontecido la primera noche: el discurso de la fe sería pasado por el tamiz de la piel y de la experiencia creyente del hoy. 

 

Y así fue como hicimos contorno ciego, es decir: nos  miramos y garabateamos las líneas que descifran el misterio del rostro del otro. A esos rostros le sumamos oficios, contamos en que ocupamos el tiempo en el día a día. Y afloraron las tareas que siguen siendo más de los ‘machos’ y los oficios que siguen siendo más de las ‘hembras’. 

 

Una pequeña grieta irrumpía en el credo del día anterior. La cotidianidad se colaba en los discursos construidos y energía como cuestionamiento. ¿Será que tenemos la experiencia del Dios hombre y mujer en lo cotidiano?

 

Al llegar a los mapas y las anécdotas el discurso se tensó insalvablemente con la búsqueda del grito. La grieta se profundizaba en tierra, al tiempo que la semilla de nuestra experiencia de fe buscaba territorio sagrado hoy. No hay declaración de principios que grabado en piedra haga germinar, solo en la contingencia dinámica de la tierra es posible la vida. 

 

Quizás por eso, la búsqueda de gritos es fundamental para hacer sentido en la fe de las comunidades de un rincón de Nicaragua. ¿Dónde pasa Dios hoy? ¿Cuál es el grito sagrado que la comunidad escucha? ¿Con que bestia se enfrenta? Allí los interrogantes que nos abrieron un camino de búsqueda, en una comunidad que viene sembrando por décadas. 

 

Pd: Fe y Política según Secundino

 

 

Un integrante de la comunidad nos cuenta dónde fue el taller, lo histórico de este terruño y la articulación entre la lucha por la vida digna y su fe sembrada. Que hablen sus manos: https://www.youtube.com/watch?v=2Mq33aOUnQ8&t=26s 

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