06 de Julio de 2018
[Por: Marcelo Barros]
Entre las muchas fechas conmemorativas que la ONU distribuye por el calendario, el 11 de julio es "el día mundial de la población". Su objetivo es hacernos reflexionar sobre lo que significa vivir hoy en un planeta en el cual, cada día, la población humana crece y, al mismo tiempo, los bienes de la tierra, como agua, alimentación e incluso el aire, se muestran limitados y, afectados por la acción humana, ameazados de acabar.
Por lo tanto, el primer desafío es la necesidad de una mayor planificación poblacional. Sin embargo, cada día, queda más claro: no es simplemente disminuyendo la tasa de natalidad que la humanidad resolverá la cuestión de la sostenibilidad y del futuro de la vida para todos. De acuerdo con los científicos, el planeta Tierra tiene todas las condiciones para alimentar y sostener hasta once mil millones de personas. Como decía el Mahatma Gandhi: "el mundo tiene suficiente para saciar las necesidades de todos los seres humanos, pero no basta para la codicia y la ambición de los ricos".
Lo que falta no es comida o agua. Falta justicia y ética en la distribución. Los humanos necesitan cambiar la cultura con la que se relacionan entre sí y con el planeta que habitan. Un sistema social y económico que genera desigualdad y profundiza injusticias sociales sólo puede resultar en violencia e infelicidad para todos.
El reto más urgente para los habitantes de la Tierra es sobrevivir al sistema capitalista. En nombre del dios dinero, ese modo de organizar las relaciones sociales y económicas profundiza cada vez más las desigualdades, oprime la mayoría de la humanidad y destroe la naturaleza.
Las religiones y caminos espirituales están llamados a colaborar en la construcción de una humanidad cada día más unida, más allá de las divisiones raciales y nacionales, en comunión con la madre Tierra y toda la naturaleza. Si Dios es Amor, no puede ser narcisista y vivir interesado en que las personas si cierren en un circulo de adoración a El. Según la Biblia, su proyecto es vivido es en las relaciones humanas y en el cuidado con todos los seres vivos. Dietrich Bonhoeffer, teólogo luterano, martir del nazismo, decía: “El Cristo que está en mi, está en mi para ti y el Cristo que está en ti, está en ti para mi”. Nosotros lo encontramos siempre en el otro. Actualmente ese otro no es solamente el otro humano, sino también la Tierra y todos los seres vivos que componen la grande comunidad de la vida.
Imagen: https://actualidad.rt.com/sociedad/view/144804-superpoblacion-pobreza-hambre-mito
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