22 de Junio de 2018
[Por: Víctor Codina]
Todavía están vivas en nuestras retinas las dramáticas imágenes del Aquarius con más 600 migrantes de cerca de 20 países africanos –hombres jóvenes, mujeres embarazadas, muchos niños– todos ellos varados en el Mediterráneo en espera de un puerto acogedor. Una verdadera odisea, un éxodo, un calvario.
Y también recordamos la ingenua alegría de estos migrantes africanos al saber que España los recibiría: sonreían y cantaban felices, sin darse cuenta de lo que les esperaba: tras aplausos, cuidados médicos e investigación policial, se esconde un futuro incierto: ¿estatuto de refugiados? ¿traslados a Francia? ¿encerramiento en los inhumanos Centros de internación de extranjeros CIE?¿repatriación a sus países de origen?
Todo el mundo estos días ha invocado las razones humanitarias por las que debían ser acogidos estos migrantes y se ha criticado la crueldad de los que han cerrado sus puertos al Aquarius, incluso comparando esta actitud con la crueldad del nazismo y el juicio de Nüremberg…
Pero lo que hay que preguntarse es cuáles son las causas de esta huida de sus países africanos. Más allá de la pobreza, de gobiernos ineptos y corruptos y de guerras civiles, hay que recordar que la actual situación dramática de Áfricas es consecuencia, en gran parte, de la colonización de países europeos, Gran Bretaña, Francia, Bélgica, Holanda, España, Portugal, Alemania, Italia, prolongada por la actual actuación de empresas multinacionales que explotan recursos naturales, materias primas, gas, petróleo, oro, fosfatos, minerales, diamantes, coltán para los móviles, etc.
Es lo que el lúcido sociólogo Luis de Sebastián formulo gráficamente al titular uno de sus libros “África, pecado de Europa”. Y explicaba que habló de “pecado”, para que constase que la actuación de Europa en África exigía una reparación.
No se trata simplemente de humanidad y compasión ante los migrantes, sino de justicia y de exigencia de reparación. Gran parte de la actual riqueza europea es fruto de sus antiguas colonias africanas, asiáticas y americanas, es una riqueza manchada con sangre inocente.
Quienes nos adherimos por la fe a la tradición judeo-cristiana no podemos olvidar la interpelación de Dios a Caín, que aparece al comienzo de la Biblia: “Caín ¿Qué has hecho de tu hermano?”. Tampoco podemos olvidar que la viuda, el huérfano y el forastero eran los predilectos de Dios, según la predicación profética de Israel. Y que en el juicio final se nos preguntará si hemos acogido en nuestra casa al forastero peregrino, porque aunque no los sabíamos, en él estaba presente el Señor Jesús.
Aquarius puede quedar como símbolo de la cruel inhumanidad de nuestro mundo, pero también como expresión de la indignación de muchas personas de buena voluntad y del deseo sincero de construir un mundo diferente, más justo y más humano.
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