Poder y violencia

18 de Mayo de 2018

[Por: Juan Manuel Hurtado López]




En México estamos en pleno proceso electoral. El 1° de julio habrá elecciones para la presidencia de la República y para otros cargos a nivel federal, estatal y municipal. El desenlace de este proceso es la obtención del poder político en cualquiera de sus niveles. Por esto urge una reflexión seria sobre el poder y lo que éste desencadena en la historia.

 

Severino Croatto, biblista argentino, hace un estudio sobre las relaciones entre poder y violencia en la Biblia1 y hacer ver que la violencia viene por las “desmesura del poder”. En la historia que atraviesa la Biblia, él distingue cinco tipos de violencia desencadenados por el poder de los reyes, faraones, jueces, gobernantes y sacerdotes. Esto nos debe poner en alerta para estar atentos a la secuencia poder-violencia.

 

La primera violencia se da en querer tener más poder que otro, en querer ser más que otro. Esta violencia genera injusticias en la sociedad y desorden en las relaciones sociales que rompen la armonía. Esta violencia es producto de la “desmesura del poder”. Pero esta violencia no es contra algo anónimo, sino contra alguien, contra otro. Ese “otro” es el receptor de la violencia.

 

Por eso existen también otras leyes en la sociedad que sirven para restablecer la justicia (castigos, multas, indemnizaciones).Pero esto no siempre se logra. La perversión está en que la función de quienes detentan el poder es proteger al débil, al indefenso, al pobre. Pero aquí está el problema, en vez de cumplir su deber el rey, el juez y todo aquel que detenta el poder político, social o religioso, se corrompe y abusa de su poder. Ahora quien inicia la violencia es el poderoso contra el débil que no puede protegerse ante la desmesura del poder de los gobernantes. Esta es la segunda violencia y se ejerce de parte de los gobernantes y poderosos. Es la violencia que nace al no aplicar la justicia en favor de los débiles, de los pobres. Las páginas de la Biblia están llenas de acusaciones de los profetas contra esta segunda violencia. Jeremías reprocha a la “casa de Judá”: “practicad el derecho y la justicia, librad al oprimido de manos del opresor, y al forastero, al huérfano y a la viuda no atropelléis” (Jer 7,3). La violencia que sufren los pobres es porque los gobernantes no aplican la justicia, no los defienden. Por eso vemos que la violencia es hija del poder y está íntimamente unida a él. 

 

A la violencia opresora de los gobernantes se suma la violencia de quienes deben aplicar la justicia y no lo hacen. Quienes cometen la primera violencia se juntan a los que cometen la segunda violencia. La primera violencia es el deseo de acumular el poder a costa de los débiles, la segunda es no defender a los oprimidos cuando se les cometen injusticias.

 

 Pero a su vez, esta primera violencia provoca respuestas violentas por parte de quien sufre la injusticia. Éste es un nuevo tipo de violencia. El móvil de la primera violencia es la ambición del poder, el egoísmo; el móvil de esta violencia es el derecho a la justicia, es el deseo de restablecer la justicia que se ha pervertido, es el deseo de liberación.

 

¿Y qué pasa con quienes padecen las injusticias o las denuncian y luchan contra ellas? En la mayoría de los casos reciben la represión de parte de los gobernantes o poderosos, es otra clase de violencia, es la tercera violencia. Normalmente, cuando se denuncian los abusos del poder económico de los poderosos, también se sienten acusados los que tienen el poder político. Y es que, en realidad, son los mismos. Esta represión puede llegar hasta la aniquilación del que lucha por su liberación y en contra de estructuras opresoras del pobre y desvalido. Y toda esta represión se cubre con el manto ideológico de la “pax romana” en tiempos de los Césares o de la seguridad del Estado en nuestros días. Se reprime en nombre de una supuesta paz pero basada en la injusticia.

 

Por esta razón los profetas atacaron con tanta crudeza esta violencia de los ricos y poderosos que es “la injusticia de la justicia”. Así Isaías, Amós, Jeremías (Is 1,10; Amós, 2,6, Jer ,5-6; 22,3). Lo que los gobernantes debían aplicar era la justicia para proteger a su pueblo, al pobre, y en vez de hacer esto, se corrompieron y usaron su poder para cometer la injusticia. Croatto revisa el comportamiento de reyes, príncipes, faraones, jueces a lo largo de la historia de Israel y ejemplifica esta segunda violencia que es una corrupción de la justicia original, del buen uso del poder.

 

Severino Croatto distingue entonces los siguientes tipos de violencia: la del opresor, la de la justicia pervertida, la que reprime al profeta que clama justicia, la de los procesos de liberación y la de quien los reprime. Ésta última se puede equipar a la tercera.

 

En lo que va del proceso electoral en México, ya tenemos manifestaiones prácticamente  de todos los tipos de violencia: violencia verbal y física entre los contendientes, asesinatos de candidatos a diputados y a presidentes municipales, represión a luchas de liberación y de denuncia por parte del mismo Estado mexicano, violencia física también por parte de quienes luchan por un cambio, las más de las veces  es contra edificios, carros, Bancos, patrullas. Y sobre todo, la violencia de quienes deben aplicar las leyes en favor de los inocentes y los indefensos y no lo hacen. 

 

En el último sexenio van más de 120,000 asesinatos en México y no se aplica el derecho, la justicia. Siguen desaparecidos los 43 estudiantes de Ayotzinapa, sigue impune la masacre de Acteal y tantos otros homicidios y el Estado mexicano no interviene. El Estado mexicano fue condenado por el Tribunal Internacional de los pueblos en su capítulo México y no se le ha dado respuesta hasta el presente.

 

Cuando el poder no se hace servicio como nos lo mostró Jesús de Nazareth, estamos expuestos a estos tipos de violencia. En realidad, el poder necesita ser “exorcizado” para que realmente se convierta en servicio.

 

 CROATTO, José Severino, Violencia y desmesura del poder (Reflexiones bíblicas). Buenos Aires, 1984?

 

 

Imagen: http://adiariooax.com/mexico-segundo-pais-con-mas-asesinatos/ 

 

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