27 de Abril de 2018
[Por: Margot Bremer, RSCJ]
Durante mucho tiempo nos hicieron creer que la humanidad había encontrado en la cultura europea el modelo universal de desarrollo humano. Su superioridad en ciencia y tecnología hizo conquistar y colonizar a otros pueblos degradando las culturas de esos inferiores y “primitivas”. Aquellos sometidos por tal sistema, tuvieron que simular a reconocerla como cultura universal. Y hasta hace poco, en el marco político, el modelo europeo de democracia fue reconocido como el óptimo y universal. Ya su nombre lo dice que viene de los antiguos filósofos griegos. Sin embargo, su significado original conviene recuperar: demos = pueblo; cratos = poder; pues se trata del “poder popular” que no fija precisamente su estructura. Pues la estructura, organización y las estrategias políticas dependen esencialmente del sueño y la utopía de convivencia y de la cosmovisión inherente de la cultura, con la que está conviviendo cada pueblo…
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