21 de Marzo de 2018
[Por: Juan José Tamayo]
El 13 de febrero de 2013 es una efemérides para no olvidar. Ese día 115 cardenales de la Iglesia católica elegían Papa al cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, de 77 años, tras la dimisión de Benedicto XVI, de 86 años. Por primera vez llegaba a la cúpula del Vaticano un pontífice latinoamericano, que tomaba el nombre de Francisco. El hecho de que la elección recayera sobre un eclesiástico que viniera de la periferia, del Sur, y no del centro o del Norte, ya era todo un acontecimiento. Pero ese solo hecho no hacía pensar que llevara a cabo cambios importantes. Porque sus electores, “príncipes de la Iglesia”, habían sido nombrados por los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI y, salvo excepciones, no destacaban precisamente por ser partidarios de la reforma de la Iglesia. Respondían, más bien, a los patrones neoconservadores de quienes los habían nombrado a su imagen y semejanza.
Sin embargo, desde el principio no dejó de sorprender con gestos desmitificadores de la hierática figura papal como la comunicación directa con la gente, el lenguaje asequible con que se expresaba, la renuncia a determinados ornamentos papales como el pectoral de oro y los zapatos rojos, la decisión no vivir en el Vaticano y hacerlo en la residencia de Santa Marta, la celebración de su primer Jueves Santo, a pocos días de su elección, en un centro penitenciario de jóvenes donde lavó los pies a 12 reclusos y reclusas. Una práctica que ha continuado los años siguientes en centros de personas discapacitadas y ancianas y cárceles como la de Regina Coeli de Roma. Llamó la atención sobremanera la petición que, en su viaje a Brasil y en plena movilización de los Indignados, transmitió a los jóvenes de que hicieran lío y que la Iglesia saliera a la calle.
En los cinco años que lleva al frente de la Iglesia católica el papa Francisco ha dado un giro copernicano al catolicismo, al menos en el terreno social, ha puesto en marcha un nuevo paradigma ético-evangélico y se ha convertido en un líder moral a nivel mundial. Una de las manifestaciones más importantes del cambio producido es su receptividad hacia la Teología de la Liberación (TL), objeto de sospecha durante el pontificado de Juan Pablo II, quien la condenó, sometió a juicio a algunos de sus más importantes representantes e impuso la censura a sus libros siendo el principal ideólogo del Vaticano el cardenal Ratzinger, que presidió la Congregación para la Doctrina de la Fe (antiguo Santo Oficio) durante casi un cuarto de siglo.
La cruzada contra la TL continuó de manera inmisericorde en el pontificado de Benedicto XVI, que en 2007 censuró dos libros del teólogo hispano-salvadoreño Jon Sobrino sobre Jesús de Nazaret: Jesucristo liberador (Trotta, 1991) y La fe en Jesucristo. Ensayo desde las víctimas (Trotta, 1998), tras varias décadas de “persecución ideológica”, como el propio Sobrino reconoció. En 2009, con motivo del 25 años aniversario de la publicación de la Instrucción sobre algunos aspectos de la teología de la liberación, afirmó que la TL había provocado “rebelión, división, disenso, ofensa y anarquía”, había creado entre las comunidades diocesanas “gran sufrimiento o grave pérdida de fuerzas vivas” y “sus graves consecuencias ideológicas conducen inevitablemente a traicionar la causa de los pobres”.
Con Francisco la actitud ante la TL y sus principales cultivadores ha pasado ha pasado del anatema al diálogo, del silenciamiento a la escucha, del aislamiento a la visibilidad, de la condena al reconocimiento. Poco después de ser elegido Papa, recibió a Gustavo Gutiérrez, considerado el padre de la TL, que treinta años antes había estado en el punto de mira del Vaticano. Unos años después levantó la suspensión a divinis que pesaba sobre el religioso Miguel D’ Escoto desde que fuera ministro de Asuntos Exteriores de los sucesivos gobiernos del Frente Sandinista en Nicaragua.
Eliminó los obstáculos puestos por sus predecesores para la beatificación del monseñor Romero, arzobispo de San Salvador asesinado en 1980, que tuvo lugar en 2015. Ha nombrado cardenal al obispo auxiliar de San Salvador monseñor Gregorio Rosa Chavez, memoria viva de Romero y continuador de su herencia profética. Recientemente ha anunciado la pronta canonización de Romero, que tendrá lugar este año. Ha contado con la colaboración del teólogo brasileño Leonardo Boff, dos veces sancionado por el Vaticano, para la redacción de la encíclica Laudato Si’.
Francisco utiliza en sus documentos la metodología de la TL: análisis de la realidad (mediación socioanalítica), interpretación liberadora (mediación hermenéutica), juicio ético (crítica del capitalismo) y llamada a la acción (praxis transformadora). La metodología y la orientación de la TL pueden reconocerse fácilmente en la Exhortación Apostólica La alegría del Evangelio, de 2013, texto revolucionario dentro de la doctrina social de la Iglesia que constituye una de las condenas más severas del neoliberalismo -al que califica de sistema injusto en su raíz-, y se ubica dentro de las tradiciones anti-idolátricas de ayer y de hoy: los profetas de Israel, Jesús de Nazaret, el marxismo y su crítica del fetichismo de la mercancía y del capital, los Foros Sociales Mundiales, etc.
En la línea de la teología ecológica de la liberación hay que situar la Encíclica Laudato Si’ Sobre el cuidado de la casa común, en la que Francisco advierte de lo inseparables que son la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la naturaleza y la paz interior, cuestiona el antropocentrismo –tanto moderno como el cristiano- que lleva a depredar la naturaleza, establece una íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta, critica el modelo científico-técnico de desarrollo de la Modernidad y la cultura del descarte e invita a buscar otros modos de entender la economía y de vivir la relación armónica con la naturaleza.
El cambio de paradigma no ha llegado, sin embargo, a la reforma de la Iglesia ni a la consideración de las mujeres como sujetos morales, eclesiales y teológicos. En el artículo siguiente analizaré más en detalle la parálisis que sufre la organización eclesiástica y la escandalosa discriminación que sufren las mujeres.
Imagen: http://www.tn8.tv/europa/445834-papa-francisco-cinco-anos-papado-reformista/
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