17 de Marzo de 2018
[Por: Pablo Richard]
Homosexualidad en los escritos del Nuevo Testamento
En el Nuevo Testamento hay solo dos textos donde aparece la palabra original griega “arsenokoites” (1 Cor 6, 9 y 1 Tim 1, 8-11). El sentido de este término es una relación abusiva de un hombre con otro hombre… Está en consonancia con las otras designaciones en el mismo texto que son todas negativas: idólatras, adúlteros, ladrones, difamadores y otras. No se refiere a una relación “homosexual”. Mejor traducción sería “abusadores”. También aparece otra palabra (en griego “malakoi”) que normalmente se traduce como “afeminados” , que no designa a un “homosexual”, sino a una manera de vestirse.
Estos son los textos:
Primera carta de Pablo a los Corintios 6, 9-11: “¿No saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se dejen engañar: ni inmorales, ni idólatras, ni adúlteros, ni afeminados, ni abusadores, ni ladrones, ni avaros, ni borrachos, ni difamadores, ni estafadores heredarán el Reino de Dios”.
Primera carta de Pablo a Timoteo 1, 8-11: “Nosotros sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente, reconociendo que la ley no ha sido instituida para el justo, sino para los transgresores y rebeldes, para impíos y pecadores, irreverentes y profanos, parricidas y matricidas, para los homicidas, adúlteros, abusadores, traficantes de esclavos, mentirosos, los que juran en falso, y para cualquier otra cosa que es contraria a la sana doctrina”.
En la carta a los Romanos (1, 18-32) no aparece literalmente la palabra “homosexual”. La carta utiliza otra terminología. Se refiere en general a perversiones sociales y sexuales:
“En efecto, la cólera de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que aprisionan la verdad con la injusticia (1,18). Por eso Dios los entregó a las apetencias de su corazón hasta una impureza tal que deshonraron entre sí sus cuerpos (1, 24); a ellos que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en vez del creador, que es bendito por los siglos. Amén (1, 25). Por eso los entregó Dios a pasiones infames; pues sus mujeres invirtieron las relaciones naturales por otras contra la naturaleza (1, 26), igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se abrasaron en deseos los unos por los otros, cometiendo la infamia de hombre con hombre, recibiendo en sí mismos el pago merecido de su extravío (1, 27). Y como no tuvieron a bien guardar el verdadero conocimiento de Dios, los entregó Dios a su mente insensata, para que hicieran lo que no conviene (1, 28): llenos de toda injusticia, perversidad, codicia, maldad, henchidos de envidia, de homicidio, de contienda, de engaño, de malignidad, chismosos (1:29), detractores, enemigos de Dios, ultrajadores, altaneros, fanfarrones, ingeniosos para el mal, rebeldes a sus padres (1, 30), insensatos, desleales, desamorados, despiadados (1, 31), los cuales, aunque conocedores del veredicto de Dios que declara dignos de muerte a los que tales cosas practican, no solamente las practican, sino que aprueban a los que las cometen” (1, 32).
El texto no se refiere a la “homosexualiad”, sino a perversiones sexuales y sociales de todo tipo. Todas esas perversiones sociales y sexuales eran costumbres frecuentes en los palacios del Imperio Romano. El texto no está dirigido a las comunidades cristianas, que en mayoría eran esclavos.
La clave profunda para interpretar el texto, es la idolatría que se resume en tres expresiones claves:
- “Aprisionan la verdad con la injusticia” (1,18).
- “Cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en vez del Creador “ (1, 25).
- “Y como no tuvieron a bien guardar el verdadero conocimiento de Dios, los entregó Dios a su mente insensata, para que hicieran lo que no conviene” (1, 28).
Todos se fabricaban dioses, para justificar su perversión. Reducir este texto a la “homosexualidad” es desconocer su sentido real, ignorando todas las perversiones sociales y sexuales de un mundo opresor e idólatra, que dice conocer a Dios, pero que “aprisionan la verdad con la injusticia”.
En síntesis: los textos de la carta a los Romanos que hemos citado se refiere a las perversiones sociales y sexuales en general, cuyo origen era la idolatría. La traducción del término griego “arsenokotai” como “homosexual” es errada. Históricamente la palabra “homosexualidad” nace en el siglo XIX. En el desarrollo de la sexología se fueron acuñando los términos “heterosexual”, “homosexual” y “bisexual. Toda esta conceptualización de la sexualidad es “moderna”. No podemos interpretar conceptos bíblicos con esta terminología.
Homosexualidad en el Antiguo Testamento
1: Sodoma y Gomorra es el mito más conocido y utilizado por la violencia homofóbica
En la tradición profética se menciona muchas veces la situación de Sodoma y Gomorra, pero casi todas no tienen una referencia a un pecado de tipo sexual, mucho menos a la relación entre dos varones. Cuando hay menciones a perversiones sexuales se refieren casi siempre a la “prostitución” y al “adulterio”, dentro del ámbito de relaciones heterosexuales (relación varón-mujer) al margen del matrimonio.
La tradición referente a Sodoma y Gomorra en la tradición profética del AT tiene varias connotaciones: el castigo de estas dos ciudades como ejemplo o símbolo de una destrucción y desolación espantosa. El pecado de estas ciudades fue el orgullo y la arrogancia, la apostasía y la idolatría, la corrupción y la opresión. Como ejemplo se puede leer Isaías 1, 10-16 / Ezequiel 16, 56-57.
Un texto paradigmático es el texto de Ezequiel 1, 49-50: “Este fue el crimen de tu hermana Sodoma: orgullo, voracidad, indolencia de la vida holgada de ella y sus hijas. No socorrieron al pobre y al indigente. Se orgullecieron y cometieron abominaciones ante mi. Por eso, las hice desaparecer”.
En el NT el nombre de Sodoma aparece 9 veces. Se relaciona con una situación social, política y teológica, caracterizada por graves problemas de politeísmo y de injusticia. Las víctimas de Sodoma son los oprimidos. El pecado de Sodoma es su falta de hospitalidad y acogida. No hay una connotación sexual, menos aun una connotación homosexual.
2. Textos en el libro bíblico llamado Levítico: 18, 22 y 20, 13
Ahora veremos un texto muy difícil de interpretar, por la manipulación homofóbica que se ha hecho del texto ya antes de estudiarlo exegéticamente. Esta orientación ya dada hace difícil una interpretación nueva con un sentido diferente.
Traducción literal de los textos:
Lev 18, 22: “No te acostarás con varón como con mujer: es una abominación”.
Lev 20, 13: “Si alguien se acuesta con varón como los que se acuestan con mujer, los dos han cometido abominación; ciertamente han de morir”.
Este segundo texto es casi igual al anterior, solo agrega que es una abominación con pena de muerte.
Los dos textos están en el libro de Levítico, pero están aislados, y no aparecen en ningún otro lugar de la Biblia y en ninguna otra literatura. Estos dos textos son insignificantes dentro de la sobreabundancia de otras prescripciones del libro Levítico. El primer texto que citamos (18, 22) es una de las 20 normas acerca de la unión conyugal contenidas en todo el capítulo 18. El segundo texto (20, 13), es una de las 14 faltas contra la familia, contenidas en el capítulo 20.
En la actualidad se ha hecho una “Lectura crítico-antropológica del Levítico bíblico” (véase artículo de Nacy Cardoso en el libro Teorías y teologías: estar en otro lugar. San José, C.R. editorial DEI, 2013). “El Levítico es un libro marcado por la tradición sacerdotal judía que encierra la propuesta de organizar toda la vida y sus redes a partir del altar, el sacrificio y el sacerdocio” (p.181). “El Levítico, sin crítica y sin mediaciones, pasa a formar parte del circo de horrores de la teología retributiva y patriarcal sin cuerpo, contra el cuerpo y a pesar del cuerpo” (p.182). “Los usos y prejuicios de la lectura del Levítico han venido a reforzar el poder de la Iglesia patriarcal, elitista y homofóbica del cristianismo occidental, que reivindica para si el papel guardián de una pretendida heterosexualidad normativa y universal” (p.179)”. Este es el campo semántico para interpretar los dos versículos citados.
El Levítico se dirige a varones judíos, con la intención concreta de reconstruir la frontera entre lo masculino y lo femenino. Sigue la tradición sacerdotal de poner todo en su lugar.
La palabra “homo” no significa “hombre”, sino “igual” o “semejante. Cuando usamos el término “homo-sexualidad” nos referimos a la identidad de la relación sexual, sin especificar la diversidad de género. Cuando usamos el término “homo-erotismo”, nos estamos refiriendo a la identidad de la relación erótica, sin especificar la diversidad posible de todas las manifestaciones eróticas. El “erotismo” se refiere a una relación amorosa, que puede tener muchas maneras de manifestarse: atracción, cariño, amor, que puede o no incluir una relación sexual.
Bibliografía consultada
- Renato Lings K: “Biblia y Homosexualidad. ¿Se equivocaron los traductores?” San José, Costa Rica (Editorial SEBILA), 2011, 394 pp.
- Renato Lings K. “¿La Biblia conoce la homosexualidad? Revista Pasos (DEI) 151,abril-junio 2011, San José, Costa Rica, pp. 40-48
- Nancy Cardoso Pereira: “Corpora fluida: contaminación y peligro en el imaginario religioso. Lectura crítico antropológica del Levítico bíblico” En: “Teorías queer y teologías: estar…en otro lugar”. Genilma Boeler y otros editores. San José, Costa Rica (DEI), 2013, p 175-190.
Imagen: https://www.youtube.com/watch?v=CeGFlJ2OONA
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