13 de Febrero de 2018
[Por: Pablo Richard]
Dos preguntas y dos respuestas de fondo:
- ¿Tiene el Estado de Israel realmente una identidad judía ? No.
- ¿Hay una ruptura entre el pueblo judío y el Estado de Israel ? Si.
Jerusalén ha sido en la tradición, desde siglos, una “ciudad santa”, donde han convivido en paz judíos, cristianos y musulmanes. Transformar a Jerusalén en capital política del pueblo judío, significa la destrucción de Jerusalén como ciudad santa, donde tienen derecho de vivir juntos judíos, musulmanes y cristianos. Igualmente la construcción de un “muro” que destruye los barrios palestinos de la ciudad de Jerusalén, destruye la tierra santa como tierra de judíos, musulmanes y cristianos.
Las autoridades israelíes no cesan de “limpiar” la ciudad de sus habitantes palestinos, cristianos y musulmanes. Sus documentos de identidad les son retirados, y así le es retirado su derecho de vivir en Jerusalén. Sus casas son demolidas o confiscadas. Jerusalén, ciudad santa, se ha convertido en la ciudad de la discriminación y de la exclusión y, por ello, fuente de conflicto en lugar de ser un lugar de paz. El Estado israelita perdió su identidad judía. Yo viví un año en Jerusalén (entre 1969 y 1970) y sentí a la Jerusalén Santa, donde vivían en paz cristianos, musulmanes y judíos.
¡La unión con la tierra es existencial. No es sólo una cuestión de ideología o teoría teológica. Es una cuestión de vida o muerte. Algunos tratan como enemigos a los que quieren vivir libres sobre su tierra, sean palestinos, musulmanes o cristianos. Es por esta razón que la ocupación israelí de los territorios palestinos priva a los palestinos de los derechos humanos fundamentales, y desfigura la imagen de Dios en el ocupante israelí como en el palestino sumiso a la ocupación. Cada teología que pretende justificar la ocupación basándose en las Escrituras, la fe o la historia, está bien lejos de ser verdaderas. Porque llama a la violencia y a la guerra santa en nombre de Dios y somete a Dios a los intereses humanos del “momento presente” y deforma su imagen en el hombre sometido al mismo tiempo a dos opresiones, política y teológica.
Diálogos entre las tres religiones: judaísmo, cristianismo e islam, y un número de otros diálogos a diferentes niveles académicos o sociales, buscan abreviar las distancias que impone la ocupación. Además, vemos en muchos la voluntad decidida de ir más allá de los rencores del pasado. Están listos a la reconciliación una vez restablecida la justicia.
Las mismas Sagradas Escrituras nos unen. Creemos en todo lo que Dios ha revelado desde que llamó a Abraham, nuestro Padre común en la fe, padre de los judíos, de los cristianos y de los musulmanes”. No está permitido recurrir a posiciones bíblicas y teológicas para valerse de un instrumento que justifique las injusticias.
Somos hermanos y Dios nos quiere juntos. Es anti bíblica toda forma de racismo: antisemitismo, anticristianismo o islamofobia.
En la historia del pueblo judío hay dos historias contrapuestas: Una de opresión: la monarquía israelita Otra de liberación: los grandes profetas de Israel ¿Dónde se sitúa en la actualidad el Estado de Israel? En toda historia hay ambigüedades, pero vemos al Estado de Israel más bien identificado con la historia bíblica de opresión bajo Monarquía judía, igualmente vemos al Estado de Israel en contradicción con los grandes profetas bíblicos. El Imperio Romano impone reyes judíos, para dominar cruelmente a su propio pueblo. Entre ellos: Herodes el grande (rey judío desde el año 37 hasta el año 4 a.C.) y sus hijos Arquelao, Herodes Antipas, Herodes Agripa. El Estado de Israel se asemeja en la actualidad en muchos aspectos a los reyes de Israel y a la dinastía judía de Herodes el grande y sus descendientes. El poder judío pierde su identidad judía.
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