03 de Octubre de 2017
Este espacio para tejer sabidurías y espiritualidades será un telar que se irá entrelazando desde diversas experiencias, procesos y caminos de las numerosas articulaciones de teologías y espiritualidades ancestrales que se van gestando en los diversos territorios de Abya Yala.
Se buscará no sólo tejer, sino también asumir tejidos que ayuden a acoger el diálogo entre el cristianismo itinerante y los pueblos en resistencia, que se encuentran para compartir sus sabidurías sobre el cuidado de la vida, no sólo humana, sino la vida de todas las comunidades de las otras/os seres con las que cohabitamos en el cosmos.
Desde las diversas sabidurías y espiritualidades ancestrales vividas por muchos pueblos y sobre todo conservadas por las mujeres en conexión con la vida, que se expresa de maneras profundas en diversos símbolos, ritualidades, relatos, idiomas, tejidos, bordados y otras dinámicas de su cotidianeidad como son la comida, la alquimia, las relaciones, se nos presentan la resistencia de los pueblos frente a las diversas colonizaciones que rompen con el tejido de la vida y las relaciones.
La invitación que recibimos desde las diversas expresiones ancestrales, es el despertar de la conciencia cósmica que nos recuerda algunos principios necesarios para seguir nuestro paso por este espacio y con el cuerpo que la habitamos, ya que a lo largo de nuestra historia los diversos desencuentros vividos como comunidad humana dejaron marcas y herencias coloniales que nos separaron del Misterio de Vida y rompieron las relaciones conscientes con la Red de la Vida.
Estamos en el tiempo de reconocernos en nuestra rica pluralidad que nos provoca abrirnos al encuentro y al diálogo en los diversos procesos o articulaciones de lo que hoy conocemos como teologías, que desde los pueblos ancestrales van desafiando a hacer ese recorrido considerando sus espiritualidades que se concretan en sus cosmovisiones cosmocéntricas y su cosmopráxis, que nos revelan desde la cotidianeidad otros modos de ser y estar, que sólo desde la razón y parámetros de una cultura académica y hegemónica se hace imposible comprender.
Por ello se buscará resinificar los sentidos de la teología en nuestros contextos a fin de seguir caminos que van un poco más allá de las articulaciones de las teologías cristianas indígenas, para seguir los caminos de herradura de las diversas formas de comprender el Misterio de la Vida que los pueblos denominados como indígenas articulan, más allá de esa denominación categórica, desde sus identidades en plena conexión con sus ancestras/os que sostienen las resistencias significativas para seguir siendo y estando en los territorios que le fueron heredados, en las que conservan sus ricas sabidurías.
Se trata de un proceso necesario, ya que por mucho tiempo lo que en el contexto andino se denomina ajayu, la fuerza vivificante, se separó de nuestros cuerpos, cuando se nos hizo creer que somos parte de unos pueblos pobres, primitivos, idólatras que frenan los procesos del supuesto “desarrollo”.
Estamos llamando a esa fuerza para que nuevamente habite en nuestros cuerpos y pueblos, a fin de seguir caminando desde nuestras ricas diversidades, no sólo para sostener algunas tradiciones, sino recrear las diversas herencias que nos legaron nuestras ancestras/os, no sólo en las tierras de origen, sino más allá de los territorios y que puedan sostener y acompañar las identidades, propuestas y vidas compartidas.
Se trata de procesos que requieren miradas holísticas, que permitan superar el sentido de desarrollo que nos presentan las sociedades organizadas bajo el parámetro económico centrado en la adquisición de bienes y centradas en las grandes urbes que parecen ofrecer “calidad de vida”, que empuja sin duda a los pueblos a salir de sus territorios e “incluirse” en las estructuras que presentan las grandes ciudades, en la que sin duda surge muchas rupturas con las espiritualidades y sabidurías ancestrales, sobre todo en las nuevas generaciones, y el quiebre con los principios de la interrelacionalidad, la reciprocidad, la comunitariedad, la complementariedad, para asumir principios que el sistema hegemónico presenta desde diversas instancias como buenas y únicas.
Sin duda, que los diversos pueblos vinculados a nuestras ancestralidades, hay una serie de aprendizajes que hemos interiorizado de las estructuras coloniales y que nos acompañan, por ello en el camino, buscaremos sin caer en esencialismos y fundamentalismos, aproximarnos a diversas experiencias que están rescatando los sentidos profundos de la vida humana en conexión con las otras/os seres que nos transmiten sabidurías necesarias para seguir creciendo en el sentido de la vida plena y digna.
Bienvenidos/as al encuentro con los textiles de la vida que se ofrecerán y acogerán los diversos lenguajes y expresiones que lleven hacia el restablecimiento de otras formas de relaciones que haga frente a las diversas estructuras y centros de poder que día a día más que cuidar la vida, se dedican a destruirla para sostener la vida de unos pocos y atentar con la vida de muchas/os que aún quieren seguir resistiendo con sus otros modos de vida.
Que la comunidad ancestral del Taki Onkoy, que desde su fuerza milenaria sostuvo a los pueblos en resistencia desde el canto y las danzas sagradas siga sanando la tierra de la ambición humana, y nos acompañe en la travesía de recomponer el hilo sagrado de la vida.
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