[Francisco Bosch – Amerindia Argentina]

“Por tierra, techo y trabajo, dignidad pa’ los de abajo” canto colectivo creado por los cayetanos.

En caravana abandonamos Chile. No fue fácil, algunos compañeros durmieron en la frontera en la madrugada. En Argentina nos esperaba el barrio intercultural de San Martin de los Andes, territorio ancestral mapuche: profunda experiencia de encuentro entre vecinos sin techo y pueblo originario, en territorio recuperado al ejército de la campaña del desierto. 

Bendito lugar donde nos acogieron los compañeros y nos convidaron a una reflexión sembrada desde un territorio que interpela. 

Un encuentro al estilo de lxs de abajo

Hay acentos de toda Argentina que invaden los cerros ancestrales. Desde la palabra del Lonco Ariel que convocó a desgarrarnos de la herencia occidental hasta la palabra de cada compañera que se mezcló en los talleres del encuentro.

Cuatro espacios enmarcados en frases de Francisco para aglomerar las grandes causas de NuestraAmérica: paz, tierra, techo y trabajo. 

Fue un día de trabajo y disfrute, de una diversidad de voces que delinean una agenda compartida: repensar integralmente las ciudades como núcleos inclusivos de los pobres, una reforma agraria para que la tierra sea de los que la trabajan y trabajo digno para todos los excluidos e inventoras de su laburo. Todo esto con el telón de fondo de una visión integral de paz, más cercano a la shalom hebrea de las viudas que a la pax romana del imperio. 

En esa línea las palabras finales del encuentro además solicitaron al Papa encabezar la agenda de diálogo con los gobiernos nacionales para reconocer los derechos ancestrales de los pueblos originarios (con especial acento en el pueblo mapuche). 

Lxs Cayetanxs asumen el desafío que el Papa les lanzó de ser los protagonistas de un mundo nuevo y al mismo tiempo, le devuelven a él el desafío de ser compañero de estas luchas. Ni más, ni menos: un Papa compañero. 

PD: Parábola de una carcajada digna.

Lxs que trabajan también saben de re-crear la vida. Las últimas horas de lxs cayetanxs fueron jugando juntos en un río de la comunidad. Juntxs, sin más bandera que el cuero que nos hace hermanos de especie. 

Mientras jugábamos en una poza adornada al pie de un pequeño salto de agua, la dignidad se miró clara: las risas de lxs compas eran más fuertes que el rugido del agua. Era un kairós digno de ser contemplado, porque quizás cuando la dignidad se haga costumbre sea el día que las carcajadas de los pobres le ganen siempre al rugido perpetuo que les cae encima... 

Gracias Cayetanxs por esta hermosa escuela peregrina de vida, fe y militancia. Gracias por militar la navidad e ir pariendo un verdadero año nuevo.

Francisco Bosch