04 de Enero de 2018
[Por: Javier Sicilia]
Varias veces en que, a causa de los procesos generados por el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, se me ha preguntado si aspiro al poder, he respondido: “no”, y he aclarado: “Soy un anarquista y un cristiano. Sin embargo, vivo en una República, y desde la muerte de mi hijo no tuve más remedio que salir a reclamar a los hombres y mujeres que administran el Estado, no su desaparición (como muchos –por malignidad, ignorancia o estupidez– creen), sino su corrupción y, por lo mismo, su abdicación a su función fundamental, la seguridad ciudadana y humana que nos deben”...
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