[Por: Marcelo Barros]

En esos días, por todo el mundo, las personas se dan unas a otras los votos de feliz año nuevo. Hay quienes creen que, por el hecho de hablar, automáticamente, el deseo se transforma en realidad. Otros piensan que el propio desarrollo del tiempo hará que las cosas queden mejores. Sin embargo, el mundo es cada vez más injusto. La riqueza se concentra en manos de una ínfima minoría de privilegiados y las condiciones de vida de miles de millones son cada vez más precarias.

En este 2018, los desafíos de la paz se vuelven más urgentes. En América Latina y Caribe, el sueño de una patria grande exige más esfuerzos. La guerra de los medios de comunicación contra cualquier transformación del mundo a favor de los empobrecidos sigue implacable.

Algunos grupos tradicionales, todavía guardan algunas costumbres significativas. En la noche de año nuevo, queman toda la ropa usada para iniciar el nuevo tiempo con una nueva ropa, símbolo de vida renovada. En la madrugada del primer día del año, fieles de cultos afrodescendientes van a playas y ríos con flores y ofrendas a los espíritus del cielo y de la tierra. Cantan su apertura de amor y comunión universal.

En el mundo entero, los movimientos sociales organizan las bases para una alianza de toda la humanidad por la paz, la justicia y la comunión con el Universo. Los grupos de la sociedad civil trabajan por el Consejo de Seguridad de los bienes comunes, principalmente, el agua, las semillas y el conocimiento. En marzo próximo, ciudadanos y ciudadanas del mundo entero se reunirán en Salvador, BA, para otro Foro Social Mundial. Esta vez, el Foro tendrá como tema la resistencia del pueblo y de los grupos sociales como elemento fundamental en la construcción de un mundo nuevo necesario y posible.

En el Foro Social que tuvo lugar en Túnez, en África, en 2015, había un gran folder en el que estaba escrito: "La humanidad necesita una verdadera revolución, sólo nuestra osadía puede hacerla posible". Esta osadía comunitaria parte de la convicción de que el mañana puede ser diferente. 

En el plano mundial, entran en la campaña internacional 

1o - declarar ilegal la pobreza y no a los pobres que la sufren. 

2o - organizar la sociedad de modo que la economía y las finanzas sirvan para la vida de la humanidad. 

3 - desarmar el mundo e impedir la guerra como negación de la vida y de la convivencia humanas.

Para los cristianos, nos alegra más aún la fe de que, en ese camino, estamos siempre acompañados por Jesús resucitado que dijo a sus discípulos: “Yo estaré con ustedes todos los días, hasta que ese tiempo se complete” (Mt 28, 20).

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