03 de Noviembre de 2017
[Por: Lic. Isabel Iñiguez]
El contexto de “los pequeños”
Me parece significativo introducir estas reflexiones trayendo a colación las palabras de Ortega y Gasset: “yo soy yo y mi circunstancias”, para comenzar leyendo este encuentro en el contexto de tres grietas:
1. La grieta estructural de la tierra como epicentro en México, la cual nos invita a continuar integrando el marco de análisis del grito de la tierra y la urgencia de pensarnos antropológicamente de manera personal y colectiva, desde el compromiso con la vida caracterizada por su aspecto cósmico.
2. La grieta estructural de la apropiación y confiscación multinacional de la tierra y de los recursos naturales (agua, litio, petróleo, etc.), que nos urge tratar la relación de la función cósmica de la vida y es estructural releyendo los planteos de Medellin.
3. La grieta en la centralización de los bienes: los recursos económicos, culturales y simbólicos de la tierra, produciendo la inequidad en la distribución de las riquezas y el exacerbado uso de los bienes por parte de unos pocos…
Dado que a la pobreza hay que verla en el contexto, en el horizonte de la Creación observamos que las grietas enunciadas someten a la desigualdad extrema a grandes contingentes de personas en distintos pueblos de América Latina, pobreza que es estructural, histórica, en la etapa actual de crisis del sistema capitalista en su corte neoliberal (2008 en adelante), en su restauración neoconservadora y hoy con cierto apoyo popular.
Si bien son algunos de los grandes temas del contexto, desde dónde partimos para realizar una aproximación al llamado a seguir construyendo desde los pequeños como Iglesia en salida, en este camino de liberación, primero lo trataré desde el dato bíblico, desde las resistencias y los nuevos desafíos y esperanzas vamos construyendo teología de la liberación
Desde “la fuerza de los pequeños”
Decir la fuerza de los pequeños, me remite primero al dato bíblico, resaltando los textos del evangelio de Mateo y Lucas revelado a los sencillos, es decir, los Misterios del Reino (13.11), revelado a los pequeños (10.42):
“Y todo aquel que dé de beber tan solo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, les aseguro que no perderá su recompensa. Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes (fariseos y sus doctores) y se las has revelado a gente sencilla”, (Cf. Mt 11,25-27)1
En el marco de la acción de gracias al Padre (Mt 11,25-27), pasaje que procede de la fuente Q, la correspondencia de las palabras es casi perfecta entre Lucas (10,21-22) y Mateo, excepto en que Mateo omite una frase en el v.27. Lucas coloca la sentencia después del regreso de los setenta y dos discípulos; es una plegaria de acción de gracias por el éxito de su misión y por la inteligencia que ha sido concedida a estos pequeños. La situación de las palabras en Mateo, a continuación del reproche a las ciudades de Galilea, pone en contraste a los pequeños, los discípulos, con los sabios y prudentes (escribas y fariseos)2.
Seguir a Jesús es caminar, movido por el Espíritu, tras los pasos de Jesús. Ese seguimiento, la séquela christi, como se decía tradicionalmente, es la raíz y el sentido último de la opción preferencial por el pobre y es un componente esencial del discipulado.
Aquí se conjuga los pequeños y los pobres como lo ha leído la reflexión teológica en América latina, como irrupción de Dios en nuestras vidas y en su carne histórica de sufrimiento, su consistencia humano- social- cultural y su reclamo de justicia, desde la irrupción del pobre en el escenario de la contemporaneidad (Cf. G. Gutierrez).
Se ha recorrido un largo camino en la opción por los pobres, luego del Concilio Vaticano II y su correlato en innumerables acciones pastorales de la Iglesia latinoamericana y en muchos textos sobre el tema en autores/as y teólogos/as en América latina, pero se evidencia que todavía no es suficiente la adhesión a la fuerza histórica de los mismos pobres, porque se mantiene la dominación estructural manifiesta en la injusticia social y el avance de la pobreza como desbastador flagelo.
Algunas sociedades de América latina hemos experimentado algunos avances en relación a derechos desde los pobres y desde los pueblos en la etapa de los gobiernos populares, pero, la recuperación de los gobiernos por parte de exponentes de derecha, agudiza la lucha y las resistencias a volver a “Egipto”.
La fuerza transformadora de la realidad
En cuanto fuerza, nos afirmamos en la fuerza de los pequeños, desde la espiritualidad tan arraigada en sus ancestros, en las experiencias con Jesús y su proyecto en distintas formas de comunidades inculturadas por el Evangelio, la fuerza de los movimientos con modelos de referentes personales, colectivos con características ético-revolucionaria, alimentan la fuerza transformadora de la realidad, desde la mística, los sueños, y las experiencias de anticipos del Reino, que se van convirtiendo en profecía y en praxis liberadora.
En cada lugar, tenemos profetas contemporáneos, en este caso hago memoria del obispo Jorge Novak:
“No es voluntad de Dios que un pequeño núcleo nade en la abundancia, condenando a los más a un estilo de vida indigno de la persona humana y por lo tanto ofensivo a Dios” (Cfr.Obispo J.Novak).
Desde las resistencias
En este marco, desde los pobres, trabajadores, desocupados y movimientos sociales, resalto algunas resistencias desde los pequeños:
Como nuevos desafíos y esperanzas
En el nuevo escenario de cambio de época, urge asumir la construcción que se traduce en nuevas prácticas, en nuevas formas estructurales creativas, en nuevos lenguajes y concepciones de otra sociedad donde quepan todos/as, que se manifiesta en distintos niveles o estadios: planteos de salida, caminando en procesos, marchas y contra-marchas. Las respuestas requiere de cambios estructurales en el horizonte del camino de liberación que realmente vayan transformando en mejores condiciones de vida.
Una porción de la Iglesia latinoamericana viene haciendo pasos en esos desafíos y a nivel estructural el papa Francisco ha expresado enfáticamente con palabras que han sido núcleos generadores de una nueva concepción, como una voz disidente con el neoliberalismo y el neoconservadurismo. Planteó una iglesia en salida, “hacer un éxodo” de situaciones que no favorecen el crecimiento a situaciones que acercan, que se allana para no estar distante, que producen novedad en el encuentro con otros (EG 20), como lo dijo en su discurso en Ecuador (8/7/2015).
Las lecturas que venimos haciendo según el aporte de teólogos latinoamericanos, como L. Boff, que interpreta el modo de comprender “una iglesia en salida”, encierra lo que no se quiere, la “sin salida” de diverso orden moral, financiero… puesto que la salida es una ruptura con el estado de cosas. En este sentido Boff, desarrolla muchos aspectos de ruptura que algunos fundamentos. Lo encontramos en la reforma3 planteada en el Documento de Aparecida (2007).
“La salida” nos anima a continuar analizando colectivamente de dónde y hacia dónde seguir viviendo y acompañando los procesos de liberación en nuestros pueblos desde dentro, no como espectadores o señaladores sino a la par. En este camino llevamos “el avío del alma”, el de dónde venimos, nuestra identidad, las luchas, los sueños y las esperanzas:
“Ustedes los humildes pueden hacer mucho, los explotados, los pobres y excluidos pueden hacer mucho, me atrevo a decirles que el futuro de la humanidad, está en gran medida en sus manos, en su capacidad de organizarse y promover alternativas creativas en la búsqueda cotidiana de las tres T: trabajo, techo y tierra, Uds., son sembradores de cambio. La opción es por generar procesos y no ocupar espacios, cada uno de nosotros es parte de un todo complejo y diverso, de una gran red, generan una mística popular, trabajan en lo cercano, cuidando los brotes, pero a la vez con una perspectiva más amplia protegiendo la arboleda, buscan resolver de raíz los problemas generales de pobreza, desigualdad y exclusión”.
“Queremos un programa social que refleje este proyecto de fraternidad y justicia que esperamos. No existe una receta. La historia la construyen las generaciones que se suceden en el marco de pueblos que marchan buscando su propio camino y respetando los valores que Dios puso en su corazón”. Para los movimientos populares: “poner la economía al servicio de los pueblos para que no sea un mecanismo de acumulación, sino de adecuada administración de la casa común, esto implica cuidar celosamente la casa y distribuir adecuadamente los bienes entre todos. Una economía verdaderamente comunitaria, de inspiración cristiana, debe garantizar dignidad, prosperidad, sin exceptuar bien alguno”.
Construimos teología de liberación
En el camino de construcción teológica desde las necesidades de respuesta a la práctica pastoral, como acto segundo (cf. G. Gutierrez) y desde los sujetos pequeños, porque “todos los pobres pertenecen a la Iglesia por «derecho evangélico» y obligan a la opción fundamental por ellos”, vamos desarrollando la reflexión sobre la presencia de Dios en el momento histórico que vivimos, permitiendo situar una teología viva con compromiso liberador con los últimos.
Desde la experiencia espiritual de Cristo en los pobres, en este sentido he presentado mi tesis de licenciatura en relación a la teología de los derechos humanos, en la figura de “Jorge Novak y la pastoral de los derechos humanos” (2014).
Desde la lógica situada de Jesús en la historia y desde la realidad que vivimos, el método de la teología de la liberación en el ver aquellos grandes hechos, acontecimientos y actitudes o relaciones que caracterizan a esta época, vivido desde los pequeños porque proyectan su significado, revela las corrientes subterráneas –las causas y los efectos–, los conflictos de la historia, las grietas estructurales, como también las esperanzas y desafíos.
Tratando de comprender, poder intuir y palpar en el Espíritu la corriente dinámica de este tiempo, vale decir la historia que se vive, para poder influir en ella. En un proceso hermenéutico: ir interpretando el camino del proceso histórico, para pensar colectivamente, para seguir “bebiendo del propio pozo” (G. Gutierrez), repensando América desde la Sabiduría popular, con la fuerza del Espíritu y las herramientas de los pequeños, sin olvidar el celebrar y vivir la alegría de la fiesta para revertir desde la ubicación otra, desde el “abajamiento”, desde una construcción comunitaria, aún, con algunas resistencias al cambio desde dentro.
En este proceso de salida y de éxodo latinoamericano en el camino de liberación somos conscientes que participamos de la “gracia actuante” que nos humaniza en todas las dimensiones y la estructura social, política y económica no es ajena ni exterior, sino que nos afecta radicalmente, con más razón debemos concebir la reconstrucción y potenciación de lo humano, también en términos estructurales, y enfocar la gracia como liberación de todo sistema opresivo para pensar nuevas formas de democracia: participativa, popular, pluricultural, con justicia social y liberadora.
Y en ese camino ir desechando el espiritualismo individualista que favorece a los responsables de la opresión. La esperanza es que la gracia del Espíritu actuará en la historia de salvación, para suscitar proyectos de liberación allí donde falten, para estimularlos allí donde duermen, para rectificarlos, actuará para excluir toda discriminación, manipulación, toda esclavitud toda forma de egoísmo personal, social y estructural.
Y esa misma gracia impulsará a desenmascarar la situaciones de des-gracia y crear situaciones en que la gracia de Dios pueda encarnarse en una sociedad para establecer la justicia en la historia. Con razón creemos que Dios acompaña el proceso de liberación de los pequeños.
Citas
1 Sobre Mt 11,25 y su par Lc 10,21-22: Hom. Clem. 86. “Te bendigo, Padre del cielo y de la tierra, porque has ocultado esto a sabios y ancianos y lo has revelado a pequeñuelos que maman”. Tertuliano: “Te bendigo, Señor del cielo, porque lo que estaba oculto a sabios e inteligentes, lo has revelado a pequeñuelos”. Según P.BOISMARD - J.L. MALILLOS, Sinopsis de los 4 Evangelios de la Biblia de Jerusalén, 5° Edición, Desclée De Brouwer, Bilbao 1987.
2 El texto de Lucas podría ser un himno de la Iglesia primitiva, tan conocido como para que fuera citado al pie de la letra tanto por Mateo como por Lucas. Lucas inicia el texto de manera carismática: es el único en mencionar que Jesús se alegró en el Espíritu (Cf. A. Feuillet) en: RAYMOND E. BOWN,SS - JOSEPH A. FITZMAYER,SJ - ROLAND E. MURPHY, O. CARM, Comentario Bíbilico “San Jerónimo”, Tomo III, Nuevo Testamento I, Ediciones Cristiandad, Madrid,1972.
3 Cf. TREJO, M. - HERMANO,R (Org.) La Reforma dela Iglesia en tiempos de dicernimiento, Riesgos, posibilidades y esperanza, Ecclesia semper-reformanda, Ediciones Amerindia, Uruguay, 2015.
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