Memorias de resistencias

30 de Octubre de 2017

[Por: Sofía Chipana Quispe]




Octubre, tiempo significativo para nuestros territorios en Abya Yala, porque es el tiempo en que evocamos la memoria de la resistencia a la invasión colonial que se impuso, y como diría Eduardo Galeano, fue el tiempo en que vivimos una serie de “descubrimientos” que nos acompañan como sombras hasta hoy: 

 

En 1492, los nativos descubrieron que eran indios, 

descubrieron que vivían en América,

descubrieron que estaban desnudos,

descubrieron que existía el pecado,

descubrieron que debían obediencia a un rey 

y a una reina de otro mundo y a un dios de otro cielo,

y que ese dios había inventado la culpa y el vestido

y había mandado que fuera quedado vivo quien adorara

al sol y a la luna y a la tierra y a la lluvia que la moja.

(s/f, p. 180) 

 

Asumir la memoria ancestral de la resistencia, supone no sólo evocar el pasado doloroso de nuestra historia de enajenamientos, sino vincularnos a las diversas resistencias que hicieron frente y aún siguen haciendo frente a los sistemas que atentan con la vida. 

 

Es así que quiero rememorar la lucha del pueblo Alteño de Bolivia, que aconteció el año 2003 y que sin duda fue uno de los eventos que hizo el quiebre con el sistema neoliberal, pero también fue una de las luchas visibles de defensa de uno de los patrimonios ancestrales guardados en las entrañas de la Pachamama, como es el gas, a lo que se mal llamó la guerra del gas, ya que fue una gran masacre ordenada el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada que junto a su ministro de defensa Carlos Sánchez Berzaín, dieron la orden de disparar al pueblo que estaba en pie de resistencia pacífica en diversas zonas de la ciudad de El Alto. 

 

Pese al terror que buscaron implantar desde la fuerza militar, la población indignada perdió el miedo de salir a las calles para hacer frente a la violencia desde diversas formas de resistencias que cruzó las diversas calles y centros de todo Bolivia, lo que supuso la renuncia y huida del presidente; fue un tiempo de mucha incertidumbre, pero también de esperanza, como diría nuestra querida amiga María Chávez: 

 

El sólo pensar en la denominada ‘Guerra del gas’ o también ‘octubre negro’ suscita en el interior una serie de sentimientos confusos; un nudo en la garganta se mezcla con incertidumbre por el futuro, la rabia, la impotencia, los logros, las esperanzas, los sueños (2003, p. 54). 

 

Pues la muerte de nuestros hermanos/as, fueron como semillas que empezaron a gestar lo que se conocerá en Bolivia como el proceso de cambio, pero también se empezaron a evidenciar las diversas luchas por la tierra, el territorio y la territorialidad en diversas regiones de Abya Yala, que se fortalecieron con el rechazo al ALCA y al TLC que muchos Estados firmaron y que en Bolivia no se aceptó por la fuerte presión de los diversos movimientos indígenas y sociales. 

 

Nuestras resistencias como pueblos ancestrales a lo largo de los más de 500 años, desde que se implementó el avasallamiento de nuestros territorios y todas las comunidades de vida que fueron “objeto” de la ambición insaciable, reivindican el grito de la vida, de las culturas y dignidades profundamente fragmentadas, cansadas, explotadas, confundidas, pero también amantes, soñadoras y reconciliadas con la vida, capaces de seguir en pie

 

Sin duda que las y los herederas/os de estos territorios milenarios, no sólo nos conectamos con la memoria dolorosa, sino con las memorias transgresoras ancestrales de conexión con las otras formas de vida que habitan en nuestros territorios y nuestros cuerpos, que implican una serie de relaciones en plena conexión con los hilos de la vida que sostienen el caminar de las organizaciones de los pueblos indígenas y otras comunidades de cuidadoras/es de la tierra, los territorios y territorialidades, que los estados desde sus leyes la criminalizan a fin de legitimar la muerte de líderes, en los diversos territorios del cosmos. 

 

Según los datos de la Global Witness1 se suma que hasta el 2016 fueron asesinadas/os 200 defensoras/es de la tierra y del medio ambiente, de los cuales un 40% son líderes indígenas, y el 60% de muertes están registradas en Abya Yala, en las que Brasil y Colombia son los territorios más afectados, seguidas por Honduras y Nicaragua.

 

Se trata de muertes que se pierden en la impunidad, sin embargo, cada vida que cae a causa del sistema depredador, a la vez que indigna, son acogidas como semillas que germinan en los pueblos en resistencia, que buscan recrear la vida frente al sistema de las grandes empresas avasalladoras, como se expresó en el IV Foro Internacional Andino Amazónico2, desde diversas miradas: México, Paraguay, Brasil, Perú, Bolivia, Colombia, Argentina y Ecuador, en las que se analizó el proceso de la urbanización desmedida de nuestros territorios, pero que en medio de las grandes ciudades se reconoce los diversos modelos de agricultura familiar que persisten en las ciudades, a fin de ofrecer una mejor calidad en la alimentación y fortalecer la soberanía alimentaria, frente al creciente monocultivo que atenta con la diversidad agrícola. 

 

Se trata de otros modos de resistencia, que se concretan a partir de la recuperación de las sabidurías y saberes ancestrales, de la relación con la tierra y la interrelación con todas las comunidades de la vida, que rompen con las relaciones puramente mercantiles del sistema, y encaminan la economía al sentido del cuidado recíproco de la vida

 

No dejemos que octubre pase, por pasar, sino que sea un tiempo para seguir fortaleciendo nuestras resistencias que sostienen en las danzas profundas de la vida que nos hacen conscientes de las relaciones interdependientes que desencadenen movimientos significativos para que la vida acontezca en plena dignidad.  

 

 

Citas

 

1 Publicó un informe denominado, defender la tierra, que registra los asesinatos globales de defensores/as de la tierra y el medio ambiente en 2016. Fuente: https://www.globalwitness.org/en/campaigns/environmental-activists/defender-la-tierra/

2 Se desarrolló los días 18 y 19 de octubre, en La Paz, Bolivia.

 

Bibliografía

 

- Revista, Fe y Pueblo Nº 4 (2003). La defensa del gas y el agua: miradas desde la fe. ISEAT: La Paz – Bolivia. 

 

- Galeano, Eduardo (s/f). Los hijos de los tiempos. En: http://www.tss.gob.ve/wp-content/uploads/2016/01/GALEANO-los-hijos-de-los-dias.pdf

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