La ideología es como la sombra: siempre nos acompaña

26 de Octubre de 2017

[Por: Leonardo Boff | Texto en español, portugués e italiano]




El tema de la ideología está a la orden del día: ideología de género, política, económica, religiosa etc. Intentemos poner en claro esta cuestión. 

 

1. Todo el mundo tiene una determinada ideología. Es decir, cada uno se hace una idea (de ahí ideología) de la vida y del mundo. Tanto el vendedor de palomitas de maíz de la esquina como la persona que atiende el teléfono o el profesor universitario. Es inevitable, porque somos seres pensantes con ideas. Querer una escuela sin ideología es no entender nada de ideología.

 

2. Cada grupo social o clase proyecta una ideología, una visión general de las cosas. La razón es que la cabeza piensa a partir de donde pisan los pies. Si alguien tiene los pies en la favela, tiene una cierta idea del mundo y de la sociedad. Si alguien tiene los pies en un apartamento de lujo junto a la playa, tiene otra idea del mundo y de la sociedad. Conclusión: no solo el individuo, sino también cada grupo social o clase, elaboran inevitablemente su visión de la vida y del mundo a partir de su lugar social.

 

3. Cada ideología personal o social, así como todo saber, tiene intereses detrás, no siempre explicitados. El interés del trabajador es aumentar su salario. El del patrón, aumentar su ganancia. El interés de un habitante de la favela es salir de esa situación y tener una casa decente. El interés del morador de un apartamento de clase media es poder mantener ese status social sin estar amenazado por la ascensión de la gente de abajo. Los intereses no convergen porque si aumenta el salario, disminuye la ganancia y viceversa. Aquí se instaura un conflicto.

 

4. El interés escondido detrás del discurso ideológico debe ser calificado: puede ser legítimo y es importante explicitarlo. Por ejemplo: tengo interés en que ese grupo de familias cree una pequeña cooperativa de productos orgánicos, de hortalizas, tomates, maíz etc. Este interés es legítimo y puede ser dicho públicamente. Puede ser también un interés ilegítimo y ser mantenido oculto para no perjudicar a quien lo propone. Ejemplo: hay grupos que combaten el desnudo artístico para, en realidad, encubrir la homofobia, la supremacía de la raza blanca y la persecución a los grupos LGBT. O un político de un partido neoliberal cuyo proyecto es disminuir los salarios, reducir las pensiones y privatizar bienes públicos y se presenta como alguien que va a luchar por los derechos de los trabajadores, de los jubilados y a defender la riqueza de Brasil. Él oculta ideológicamente los verdaderos intereses partidarios para no perder votos. Esa ocultación es la ideología como falsedad y él, un hipócrita.

 

5. La ideología es el discurso del poder, especialmente del poder dominante. El poder es dominante porque domina varias áreas sociales. Las élites brasileras tienen tanto poder que pueden comprar a las demás élites. Porque son dominantes, imponen su idea sobre la crisis brasilera, culpando al Estado de ineficiente y perdulario, a los líderes de corruptos y a la política de ser el mundo de lo sucio. Por otro lado, exaltan las virtudes del mercado, las ventajas de las privatizaciones y la necesidad de reducir las reservas forestales de la Amazonia para permitir el avance del agronegocio. 

 

Aquí se oculta conscientemente la corrupción del mercado, donde actúan las grandes empresas que sustraen millones de los impuestos debidos, mantienen una caja B, promueven intereses altos que favorecen al sistema especulativo financiero que drena dinero público, sacado del pueblo, hacia los bolsillos de unas minorías, que, en el caso brasilero, son seis multimillonarios que poseen igual riqueza que 100 millones de brasileros pobres. 

 

Estas élites ocultan las agresiones ecológicas, la desnacionalización de la industria y hacen propaganda de que el agro es pop. Practican una ideología descarada como engaño. Hay redes de televisión que son máquinas productoras de ideología de ocultación, negando al pueblo datos sobre la gravedad de la situación actual, generando espectadores alienados, pues creen en tales versiones irreales. Para encubrir su dominación, apoyan proyectos que benefician a niños o patrocinan grandes eventos artísticos para parecer benefactores públicos. Por detrás ocultan desfalcos y apoyan abiertamente a determinados candidatos, satanizando la imagen del principal opositor.

 

6. Existe también la ideología de los sin poder, de los sin tierra y sin techo, y otros que para sustentarse elaboran discursos de resistencia y de esperanza. Esa ideología es benéfica pues los ayuda a vivir y a luchar.

La ideología es como una sombra: nos acompaña siempre. Para superar las ilegítimas, es menester desenmascararlas y sacar a la luz los intereses escondidos. Y cuando hablamos a partir de un determinado lugar social, conviene explicitar en el discurso nuestra ideología. Concientizada, la ideología se legitima y democráticamente puede ser discutida o aceptada.

 

Leonardo Boff es articulista del JB online y ha terminado el libro ¿Concluir la refundación o prolongar la dependencia de Brasil? Reflexiones sobre la crisis brasilera, que saldrá publicado próximamente.

 

 

[Traducción de Mª José Gavito Milano]

 

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

 

A ideologia é como a sombra: sempre nos acompanha

 

O tema da ideologia está em pauta: ideologia de gênero, política, econômica, religiosa etc. Tentemos tirar a limpo esta questão.

 

1. Todos têm uma determinada ideologia. Quer dizer, cada um se faz uma ideia (daí ideologia) da vida e do mundo. Tanto o pipoqueiro da esquina, quanto a atendente do telefone ou o professor universitário. Esta é inevitável, porque somos seres pensantes com ideias. Querer uma escola sem ideologia é não entender nada de ideologia.

 

2. Cada grupo social ou classe projeta uma ideologia, uma visão geral das coisas. A razão é que a cabeça pensa a partir de onde os pés pisam. Se alguém tens os pés na favela, tem uma certa ideia de mundo e de sociedade. Se alguém tem os pés num apartamento de luxo junto à praia, tem outra ideia do mundo e da sociedade. Conclusão: não só o indivíduo, mas também cada grupo social ou classe, inevitavelmente elaboram sua visão da vida e do mundo a partir de seu lugar social.

 

3. Cada ideologia pessoal ou social, bem como todo saber, tem por detrás interesses, nem sempre explicitados. O interesse do operário é aumentar o seu salário. O do padrão, o de aumentar o seu lucro. O interesse de um morador da favela é sair daquela situação e ter uma casa decente. O interesse do morador de um apartamento de classe media é poder manter esse status social, sem ser ameaçado pela ascensão de gente do andar de baixo. Os interesses não convergem porque se aumenta o salário, diminui o lucro e vive-versa. Aqui se instaura um conflito.

 

4. O interesse escondido atrás do discurso ideológico deve ser qualificado: ele pode ser legítimo e importa explicitá-lo. Por exemplo: tenho interesse que esse grupo de famílias crie uma pequena cooperativa de produtos orgânicos, de hortaliças, tomates, milho etc. Esse interesse é legítimo e pode ser dito publicamente. O interesse pode ser ilegítimo e é mantido oculto para não prejudicar quem o propõe. Exemplo: há grupos que combatem o nu artístico para, na verdade, encobrirem a homofobia, a supremacia da raça branca e a perseguição aos grupos LGBT. Ou um politico de um partido neoliberal cujo projeto é diminuir salarios, reduzir as aposentadorias e privatizar bens públicos apresenta-se como alguém que vai lutar pelos direitos dos trabalhadores, dos aposentados e defender a riqueza do Brasil. Ele ideologicamente oculta os reais interesses partidários para não perder votos. Essa ocultação é a ideologia como falsidade e ele, um hipócrita.       

 

5. A ideologia é o discurso do poder especialmente do poder dominante. O poder é dominante porque ele domina várias áreas sociais. As elites brasileiras têm tanto poder a ponto de comprarem as demais elites. Pelo fato de serem dominantes, impõem sua ideia sobre a crise brasileira, culpando o Estado como ineficiente e perdulário, os líderes como corruptos e a política como o mundo do sujo. Por outro lado, exaltam as virtudes do mercado, as vantagens das privatizações e a necessidade de reduzir as reservas florestais da Amazônia para permitir o avanço do agro-negócio. 

 

Aqui se oculta conscientemente a corrupção do mercado onde atuam as grandes empresas que subtraem milhões dos impostos devidos, mantém caixa dois, promovem juros altos que favorecem o sistema especulativo financeiro que drena dinheiro público, tirado do povo, para os bolsos de minorias, que, no caso brasileiro, são seis bilionários, possuindo igual riqueza que 100 milhões de brasileiros pobres. 

 

Essas elites ocultam as agressões ecológicas, a desnacionalização da indústria e fazem propaganda de que o Agro é pop. Praticam deslavada ideologia como enganação. Há redes de televisão que são máquinas produtoras de ideologia de ocultação, negando ao povo, dados sobre a gravidade da situação atual, gerando espectadores alienados, pois creem em tais versões irreais. Para encobrir sua dominação, apoiam projetos que beneficiam crianças ou secundam grandes eventos artísticos para parecerem benfeitores públicos. Por detrás ocultam faturas e apoiam abertamente determinados candidatos, satanizando a imagem do principal opositor.

 

Há também a ideologia dos sem-poder, dos sem terra e sem teto e outros que para se sustentaram, elaboram discursos de resistência e de esperança. Mas essa ideologia é benéfica pois os ajuda a viver e a lutar.

 

A ideologia é como uma sombra: sempre nos acompanha. Para superar as ilegítimas, faz-mister desmascará-la e trazer à luz os interesses escusos. E quando falamos a partir de um determinado lugar social, convém explicitar no discurso nossa ideologia. Conscientizada, a ideologia se legitima e democraticamente pode ser discutida ou aceita.

 

Leonardo Boff é articulista do JB online, terminou um livro sobre: Concluir a refundação ou prolongar a dependência  do Brasil? Reflexões sobre a crise brasileira, a sair.

 

-------------------------------------------------------------

 

L’ideologia è come la nostra ombra: ci segue sempre.

 

Il tema dell’ideologia è all’ordine del giorno: ideologia di genere, politica, economica, religiosa, ecc. Proviamo a mettere ordine in questa questione.

 

1. Tutti hanno una certa ideologia. Cioè, ognuno si fa un’idea (per questo si dice ideologia) della vita e del mondo, sia quello che vende per strada castagne arrostite, sia una centralinista  come pure un insegnante universitario. Inevitabile, perché siamo esseri pensanti per mezzo di idee. Voler una scuola senza ideologia vuol dire non capire niente di ideologia.

 

2. Ogni raggruppamento sociale o classe si costruisce una sua propria ideologia, una visione generale delle cose. Se uno vive in una favela, avrà una determinata idea del mondo e della società. Se uno vive in un appartamento di lusso fronte mare, avrà un’idea differente del mondo e della società. Conclusione: non solo l’individuo, ma anche il gruppo sociale o classe, inevitabilmente elabora una sua propria visione del mondo e della vita partendo dalla sua posizione sociale.

 

3. Tutte le ideologie, personali o sociali, come del resto ogni tipo di sapere, ha come corrispettivo qualche interesse, non sempre esplicitato. Interesse dell’operaio è aumentare il suo salario. L’interesse del padrone è aumentare i suoi guadagni. Interesse di un favelado è uscire da quella situazione e avere una casa decente. L’interesse di un inquilino di un appartamento di classe media è riuscire a mantenere il suo status sociale, al sicuro dalle minacce della classe inferiore che tenta di risalire a livello della classe media. Gl’interessi non sono convergenti, perché se aumenta il salario, diminuisce il lucro e viceversa. A questo punto nasce un conflitto.

 

4. L’interesse nascosto dietro al discorso ideologico deve essere qualificato: può essere legittimo e questo è importante specificato. Per esempio, ho interesse nel fatto che un certo gruppo di famiglie dia vita a una cooperativa di prodotti organici, ortaggi, pomodori, mais ecc. Questo interesse è legittimo e può essere detto pubblicamente, l’interesse può essere illegittimo e mantenuto occulto, per non danneggiare quello che l’ha proposto. Esempio: ci sono gruppi che combattono il nudo artistico con lo scopo reale di mascherare l’omofobia, la supremazia della razza e la persecuzione dei gruppi LGBT. Oppure un politico di un partito neoliberale che ha il progetto di far diminuire i salari, ridurre le pensioni e privatizzare i beni pubblici. Si presenta come uno che lotterà per i diritti dei lavoratori, dei pensionati e per difendere la ricchezza del Brasile. Lui ideologicamente nasconde i reali interessi di partito per non perdere voti. Questo occultamento è l’ideologia come falsità e lui, un ipocrita.

 

5. L’ideologia è un discorso di potere, soprattutto del potere dominante. Il potere è dominante, perché domina varie aree sociali. Le élite brasiliane hanno tanto potere, al punto di poter comprare le altre élite. Per il fatto di essere dominanti impongono la loro idea sulla crisi brasiliana, dando la colpa allo Stato che sarebbe inefficiente e scialacquatore, accusando i leaders di corruzione e descrivendo la politica come un mondo sudicio. Da un altro punto di vista, esaltando le virtù del mercato, i vantaggi delle privatizzazioni e la necessità di ridurre le riserve forestali dell’Amazzonia, per consentire il progresso dell’agroindustria. 

 

Qui si occulta coscientemente la corruzione del mercato in mano a grandi imprese, che sottraggono milioni di imposte dovute, si servono ancora della CASSA 2, promuovono alti tassi di interesse che favoriscono il sistema speculativo finanziario che drena denaro pubblico strappato al popolo, per metterlo nelle tasche di minoranze, che, nel caso del Brasile, si tratta di sei miliardari, che posseggono una ricchezza pari a quella di 100 milioni di brasiliani poveri. 

 

Queste élite nascondono le aggressioni ecologiche, la denazionalizzazione dell’industria e fanno propaganda che l’agro è pop. Praticano questa sbiadita ideologia per ingannare. Ci sono reti televisive che funzionano come macchine produttrici di ideologia adatta a occultare. Negano al popolo, i dati sulla gravità della situazione attuale studiata per nascondere. Così generano spettatori alienati, che arrivano a credere in tali versioni irreali. Per coprire la loro posizione dominante, appoggiano progetti a favore dei bambini o assecondano grandi eventi artistici per apparire benefattori pubblici. Inoltre nascondono trabocchetti e appoggiano apertamente determinati candidati, demonizzando l’immagine del principale oppositore.

 

Esiste anche l’ideologia dei senza-potere, dei senza-terra, e i senza-tetto e altri che per sostentarsi elaborano discorsi di resistenza e di speranza. Ma questa ideologia è benefica perché ci aiuta a vivere e a lottare. 

 

L’ideologia è come la nostra ombra: ci accompagna sempre. Per superare quelle illegittime è necessario smascherarle e portare alla luce i progetti nascosti. E quando parliamo a partire da un determinato luogo sociale, conviene esplicitare nel discorso la nostra ideologia. Coscientizzata, l’ideologia si legittima e democraticamente può essere discussa o accettata.

 

*Leonardo Boff è columnist del JB on line, ha scritto ultimamente un libro su: Concludere la rifondazione o  prolungare la dipendenza del Brasile?

 

[Traduzione di Romano Baraglia e Lidia Arato] 

Procesar Pago
Compartir

debugger
0
0

CONTACTO

©2017 Amerindia - Todos los derechos reservados.