13 de Octubre de 2017
[Religión Digital]
Fue siempre como un junco pequeño y delgado, pero son salud de hierro y nervios de acero. Hoy, a sus 89 años, Don Pedro Casaldáliga (Balsereny, 1928), el obispo-poeta de los marginados sigue siendo un junco, pero doblado por el Parkinson. Desde su silla de ruedas administra sus silencios y economiza sus palabras, que, de vez en cuando, siguen fluyendo como dardos proféticos: lacónicos y justos. No quiere la independencia catalana, pide a los jóvenes que pasen a la acción y asegura que Francisco es “una bendición de Dios”…
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